A los superhéroes tienen que pasar por muchas aventuras, y si son excitantes mucho mejor. Si pelean, luchan y combaten con un enemigo, de lujo. Thor, hijo del Dios nórdico Odín y superhéroe del universo Marvel, apareció en su primera película en 2011 de la mano de Kenneth Branagh con el australiano Chris Hemsworth como protagonista. Este, tras ser expulsado del planeta Asgard llegaba a la tierra para enfrentarse a un monstruo. Dos años más tarde, en El mundo oscuro (2013) dirigida por Alan Taylor, se veía inmerso en una lucha interplanetaria y en disputas con su hermanastro Loki, ahora convertido en nuevo rey de Asgard.
Gran parte de este tipo de películas basan su argumento en cuestionar al héroe con un sinfín de innecesarios conflictos internos, para finalmente encontrar la redención cuando se reencuentra consigo mismo, se siente útil y se le cruza una señora de buen ver en su camino. Argumentos aceptados y comprensibles en el lenguaje del cómic pero insuficientes en su translación al del cine. Es por eso que tanto la presentación de la saga como su continuación estén consideradas como meros ejercicios pirotécnicos que sólo buscan, aunque no encuentren, la distracción del personal.
Guardianes de la galaxia (2014) abrió las puertas para saltar del dramatismo y la seriedad al chiste y la autoparodia. A partir de este momento ya no se trata de emocionar mostrando el drama o la tragedia de los personajes, sino de ir más allá y tratar de encontrar un punto medio en el que la inteligencia no esté reñida con lo irónico o lo sarcástico. Cuesta alcanzarlo y algunas de esta y otras sagas lo consiguen.
En Thor: Ragnarok, Hela, su hermana y diosa de la muerte, vuelve para hacerse con el trono de Asgard y Thor será el encargado de impedírselo. Esta tercera entrega de la franquicia vuelve a tener como cabeza de cartel al hipermusculado Hemsworth. En este caso va en esa línea que hemos comentado, ya que tanto su guión como sus personajes se distancian y no se toman demasiado en serio a sí mismos, aquí se recurre en exceso al uso del humor y a una dosis excesiva de cachondeo. Fue novedoso en Guardianes de la galaxia (2014) y en su continuación, pero ya no sorprende, yo diría que hasta se agota enseguida. En este caso el citado recurso lastra tanto la primera parte hasta el punto de exasperar y aburrir; no será hasta la aparición de la villana cuando la película de un giro y consiga alcanzar el ritmo y el impacto necesario para captar nuestra atención. Bien por las actrices Tessa Thompson y Cate Blanchett, que junto al carisma de los actores, Sam Neill, Jeff Goldblum o Idris Elba ayudan a congratularnos con el reducido espectáculo.
Estados Unidos 2017 130 min.
Dirección Taika Waititi Intérpretes Chris Hemsworth, Tom Hiddleston, Cate Blanchett, Mark Ruffalo, Sam Neill, Jeff Goldblum, Idris Elba, Tessa Thompson, Anthony Hopkins.
Fantástico