Aunque ya lo hiciera como técnico ayudante de Luis Enrique, con el que estuvo tanto en el Celta como en el Barcelona, el partido entre los vigueses y el Sevilla mañana en el Sánchez-Pizjuán significará el regreso a Nervión de Juan Carlos Unzué, portero blanquirrojo durante gran parte de la década de los 90 del siglo pasado. Lo hará como técnico principal del Celta, tras independizarse de Luis Enrique y verse preparado para, una vez asimilados los principios del bielsismo, intentar moldear un equipo de juego vistoso, de toque y de amor por el ataque. Por ahora, ni fu ni fa: el equipo gallego marcha en mitad de la tabla (11º con 14 puntos) con los esperados problemas para rentabilizar los muchos goles que marca (22), ya que su juego implica riesgos y provoca debilidad atrás (17). El bielsismo implica esas aventuras que sólo los equipos poderosos, como el Sevilla el curso pasado con Jorge Sampaoli, pueden permitirse.
Unzué es fiel a Marcelo Bielsa hasta en lo de no dar entrevistas individuales a los medios de comunicación. Como Guardiola, como Sampaoli, como Berizzo. Aunque al sevillista poco hay que contarle del hoy entrenador celtista, que defendió la portería del Sevilla desde 1990 hasta 1997, cuando se produjo el inefable descenso a la Segunda División. Hasta entonces, Unzué era inamovible de la portería del Sevilla, atando al banquillo durante muchas temporadas al exdirector deportivo Monchi. El portero navarro se despidió de Nervión con casi 250 encuentros oficiales disputados, por lo que es uno de los jugadores que toda una generación de sevillistas recordará sin dificultades para siempre, pese a no ser los años 90 una década de esplendor para la entidad de Nervión.
Juan Carlos Unzué ha entrenado al Numacia y al Racing de Santander como técnico principal, antes de embarcarse en el proyecto de Luis Enrique en Vigo y Barcelona, donde fue capaz de decirle a la cara a Neymar las cosas que nadie se atrevía: «Si sigues así te pasará como a Ronaldinho». No le ha ido mal a Unzué en sus visitas al Sánchez-Pizjuán, aunque fuera como segundo: se impuso con el Celta en la 2013-14 (0-1) y con el Barcelona la temporada pasada (1-2). También formaba parte de la plantilla del Oviedo que ganó con cierta polémica en el Sánchez-Pizjuán por 2-3 en 2000 (otro descenso sevillista) y del Osasuna que empató a cero dos años más tarde. El conjunto de Pamplona fue su última experiencia como futbolista profesional.