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El extremo diestro Plusco, jubiloso, abraza a Chuma después de anotar un gol. / Manuel Gómez
Robin Hood y José Pelagio Hinojosa, El Tempranillo. El bosque de Sherwood y Jauja. Luchas sociales de bandoleros de Nottingham y Andalucía. Corazones rebeldes en una época de tiranía. La Balompédica Lebrijana ha reunido a una colección de jóvenes con causa que gritan. Cazan y se camuflan en la selva para abatir a su presa. Con diligencia y seguridad. Con una coraza de acero y una fe ciega. Son los fieles escuderos de un tipo, Joaquín Hidalgo, que impartió una clase práctica de cómo ganar la guerrilla en terreno hostil. Presión, basculaciones solidarias, achique de espacios, robo y rapidez a la contra. Y, sin duda alguna, su triángulo del talento, Plusco, velocidad y rabia, Mario Begines, el chico listo de la clase, y Chuma, el killer.
La Balona sometió a un Sevilla FC C que compareció con un 1-4-1-3-2 con Vicente y Miguel Martín, clase VIP, en la definición. Alain y Gabri se fajaron para contener el potencial creativo de la formación de la Carretera de Utrera, huérfana de credibilidad en la transición ofensiva. Sin tiempo para dibujar los esquemas, Plusco recibió un balón templado, prolongó de cabeza al segundo palo y se asoció con Chuma, certero a bocajarro. 0-1 y sonrisa pícara. El ex de la AD San José indultó a Samuel en otra aparición en zona de seguridad. El C apenas percutía, aunque tras una triangulación a tres toques Diego alertó de su potencial con un lanzamiento cruzado.
El cuadro anfitrión reaccionó de forma tímida y Trabazo se multiplicó para oxigenar a Pejiño, Diego y Cera. Vicente repitió escarceo en colaboración con el auxiliar, que no decretó posición antirreglamentaria. Y, de repente, la libreta. Sin fuegos de artificio y por pura interpretación del fútbol como deporte colectivo y liberador de tensiones. Alain recibe en la medular, acomoda el cuero a su bota, alza la mirada y firma un servicio sensacional a Plusco. El extremo, veloz e intrépido, escapa de su par, finta a un nuevo adversario y regala el 0-2 a Chuma, demoledor y reivindicativo. La Balona cocinó el menú en vitrocerámica de oro. Los discípulos de Joaquín Hidalgo chocaban, robaban, se replegaban e intimidaban. Y fue entonces cuando Starlyn recibió un balón sin destino. El ‘2’, escorado a la izquierda, caracoleó, soportó el hostigamiento de su marcador y se fue, diabólico, hacia el área.
Allí, con el uniforme impoluto, detectó la carrera infinita de Mario Begines, que, como una locomotora humana, fusiló a Samuel con la izquierda. El graderío explotó y Joaquín Hidalgo alzó los brazos al cielo. Con rabia. Con casta y coraje. Con su peculiar manera de interpretar el fútbol de verdad. El de carne y hueso y 25 euros de prima por victoria. El entrenador del C, Paco Gallardo, reprogramó el plan y mantuvo el tipo hasta el tiempo de refrigerio y correcciones en la intimidad. Ya en el segundo capítulo, Trabazo comprimió diferencias y contagió de esperanza al bando local.
La fatiga colectiva propició una fase de respeto mutuo. La Balona, inteligente, se alió con el crono y el C, con Álvaro González y Luis García en la pista, buscó la hazaña. Con el partido roto y el colegiado en modo time out, Sosa recortó, alzó la cabeza y sonrió a Plusco, demoledor con una volea cruzada que cerró el duelo y liberó la tensión de los guerrilleros. Los bandoleros de Lebrija. Y con su Robin Hood particular.
Ficha técnica:
Sevilla FC C: Samuel, Sergio Ortiz, Capilla, Lepe (Luis García 74’), Checa, Trabazo, Vicente, Cera (Luismi 82’), Miguel Martín, Diego y Pejiño (Álvaro González 61’).
Balompédica Lebrijana: Javi Gómez, Starlyn (Sosa 83’), Plusco, Chuma, Dani Alain, Mario Begines, Gabri (Samu Ayala 89’), Benítez, Selu Infante, Copero (Selu Romero 80’) y Juande.
Goles: 0-1 Chuma (06’). 0-2 Chuma (27’). 0-3 Mario Begines (33’). 1-3 Trabazo (52’). 1-4 Plusco (90’).
Árbitro: Alonso Ramírez (Cádiz). Amarilla a los locales Lepe y Trabazo; y a los visitantes Starlyn, Chuma, Mario Begines, Benítez, Jesús y Samu Ayala.
Incidencias: 250 espectadores en la Ciudad Deportiva José Ramón Cisneros Palacios. Nutrida presencia de aficionados visitantes.