Guía Cofrade: Ánimas (268)

Prosigue la Guía Cofrade de El Correo para saber de la Semana Santa sevillana tanto como los especialistas de El Correo de Andalucía

08 nov 2017 / 22:21 h - Actualizado: 08 nov 2017 / 22:23 h.
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  • Retablo de Ánimas de la parroquia de la Magdalena de Sevilla. / El Correo
    Retablo de Ánimas de la parroquia de la Magdalena de Sevilla. / El Correo

Estos días de noviembre son miles las miradas que se dirigen hacia los cementerios para recordar a los difuntos y en las iglesias se multiplican los cultos a las ánimas del purgatorio, una tradición que ha perdurado con el paso de los siglos. El ánima es el alma o principio de la vida que pena en el purgatorio antes de ir a la gloria. Según la creencia teológica, el término, sin más, hace alusión a todas las almas que mantienen algún pecado cuya penitencia no se ha saldado de modo conveniente para acceder directamente al cielo. En oposición a esta acepción encontramos las ánimas benditas, que pueden interceder a favor de los pecadores mediante la oración de los vivos.

Es en estas fechas otoñales cuando cobra protagonismo esta figura porque muchas hermandades, al tener a las ánimas benditas como titular, dedican en su nombre una novena o una misa solemne. Estas eucaristías se ofician por el eterno descanso de los miembros de una hermandad y, en especial, por aquellos que han fallecido recientemente. Noviembre es, por tanto, el mes que se asocia a las ánimas aunque su presencia durante el resto de año queda patente en muchas iglesias, ya sea a través de un azulejo, como el de la fachada de la parroquia de San Lorenzo y el de San Pedro, uno de los más famosos aunque por otra leyenda popular, ya sea en la pintura de un retablo, como el lienzo ubicado en el interior de la iglesia de San Juan de la Palma o en la parroquia de San Bernardo. En esta última, la magnífica obra pictórica de Francisco Herrera El Viejo es el modelo que la corporación del Cristo de la Salud tomó para realizar un banderín dedicado a este tema, insignia que porta un nazareno cada miércoles santo.

En todas esas representaciones se escenifica el día del juicio final, con la imagen de un Jesús sedente abrazado a la cruz o la Santísima Trinidad coronando el cuadro, ángeles mediadores e incluso la Virgen María en el centro de la obra y las imágenes de los pecadores en la base de la composición con sus miradas perdidas, expresiones de angustia y rodeados de llamas –símbolo del infierno–, que otorgan un mayor dramatismo a la escena.

La Virgen del Carmen, según una Bula del Pontífice Juan XXII, intercede por todos los fieles para que el alma del difunto pase a la vida eterna. La veneración a las ánimas benditas se remonta a mediados del siglo XV. En diversos puntos de la geografía española, sobre todo en Galicia y Asturias –también en algunas localidades de Castilla y León– existen numerosas leyendas en torno a la Santa Compaña. Esta procesión de ánimas estaría formada por dos hileras e irían envueltas en sudarios y con los pies descalzos. Cada fantasma llevaría una vela encendida y a su paso dejaría un olor a cera en el aire. ~