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Santiago Álvarez, rodeado por parte de los oficiales de su candidatura a hermano mayor de la Macarena, ayer en La Raza. / Jesús Barrera
Entre siete y ocho meses pasarán la Virgen de la Esperanza Macarena, el Señor de la Sentencia y la Virgen del Rosario en la parroquia de San Gil. Aún no hay fecha, pero será la principal consecuencia de las obras del columbario prometido por Santiago Álvarez en su candidatura a hermano mayor: los Titulares abandonarán la basílica para retornar a la que fue su casa durante siglos. Eso sí, advierte: «Lo primero será hablar con el párroco», aunque está convencido de que no habrá inconvenientes, entre otras cosas, por la cantidad de devotos que llegarán hasta el templo para ver a los titulares de la hermandad, y siempre que gane las elecciones el domingo.
Rozando la madrugada del próximo lunes, se conocerá el nombre del nuevo hermano mayor de la hermandad de la Esperanza Macarena. 10.400 hermanos –de una nómina de 14.500– están llamados a votar este domingo. Dos candidaturas, otra vez, concurren a estos comicios; ambas nacidas de la última junta de gobierno presidida por Manuel García, una encabezada por el actual teniente de hermano mayor, Santiago Álvarez, y la otra por el consiliario tercero, responsable de la obra social, José Antonio Fernández Cabrero, y ambas con propuestas parecidas aunque con estilos diferentes: «Como el agua y el aceite», señalan los dos.
Santiago Álvarez, que en el acto central de su candidatura reunió a unas mil personas en el Pabellón de la Navegación el pasado martes, repasó ayer, en un desayuno con la prensa en La Raza, los temas fundamentales que harán que se decanten los macarenos en uno u otro sentido. Convencido de que al menos 4.000 hermanos acudirán el domingo a votar, detalló su idea en torno a la posible salida extraordinaria de la Virgen en 2020, su propuesta para solucionar la Madrugá y sus iniciativas en asuntos sociales, donde radican las principales diferencias programáticas con Fernández Cabrero.
SALIDA EXTRAORDINARIA
Desde que el Arzobispado aprobó las nuevas normas que regulan las salidas extraordinarias, Álvarez tuvo claro que la Esperanza debía salir con motivo del 425 aniversario de la fundación de la hermandad. «No hacerlo sería desperdiciar una oportunidad magnífica y muy enriquecedora para los hermanos», afirma sin titubeos. Su proyecto es que la Virgen salga por el barrio –El Pumarejo, la calle Faustino Álvarez...–, recorra esas calles por las que no pasa en la estación de penitencia, cosa que no ocurrió ni en la salida con motivo del cincuentenario de su coronación ni cuando fue al Estadio Olímpico para la beatificación de Madre María de la Purísima; y la misa se celebre en el entorno de la basílica, como en 1995. Esta salida extraordinaria estaría acompañada de un ciclo formativo, dirigido especialmente a los jóvenes, para que conozcan la historia de la propia hermandad.
Álvarez rechaza que la cofradía cambie un recorrido que lleva haciendo «desde 1624 –aunque en principio pasaba por la Anunciación buscando José Gestoso–» por solucionar el problema de la Madrugá. A cambio, ofrece «buscar el consenso, valorando los cruces y sin descartar cambios de orden. Si de tercero hay que pasar a segundo o a cuarto para solucionar este asunto, lo haremos. Pero existen 120 posibilidades».
En cuanto a los proyectos sociales, Álvarez prefiere no invertir en grandes obras que hay que dotar de personal, como la residencia de ancianos que propone Cabrero, sino reservar plazas pra los macarenos en asilos que ya estén en marcha.