Politización cofradiera

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28 oct 2017 / 10:53 h - Actualizado: 28 oct 2017 / 10:53 h.
"Cofradías","Pareja de escoltas"

Se dice que las hermandades se han politizado, y a tenor de lo que la mayoría piensa de la gestión de la cosa pública, eso no puede significar nada bueno. Quizá sea así. Hasta hace poco, solo había un cuerpo «legal» que cumplir: las reglas, y estas solo para organizar el culto, la caridad y la cofradía de la manera eficiente. Hoy, proliferan comisiones específicas y estatutos internos para grupos que funcionan autónomamente (juventud, costaleros, diputados...) y que, por otra parte, exigen ser los únicos capacitados para opinar sobre ese aspecto que han tomado a su cargo. Los demás, a callar. Antes, se elegía un secretario y este llevaba el papeleo, un mayordomo y aquel organizaba todos los asientos, mientras los priostes apretaban hasta el último tornillo. Ahora, el secretario pide un administrativo, el mayordomo solicita un colaborador experto en contabilidad e informática y los priostes exigen un grupo de asalariados que limpien la plata y trasladen los enseres. Dicho de otro modo, si antes el elegido por sus hermanos hacía las cosas, ahora se limita a dirigirlas. Como tantos políticos que nunca viajan en autobús, pero siempre nos hablan de las bondades del transporte público. Y, luego, están las elecciones, convertidas en campañas feroces de descrédito, donde salen a relucir jirones de crónica rosa (o iridiscente), antiguos fracasos familiares, comentarios vidriosos sobre cuentas corrientes particulares... Aquí también hay rufianes.