Ya era hora

La llegada de Serra Ferrer ha devuelto cordura a la gestión y la ilusión al beticismo, que llevaba tiempo esperando un proyecto como el que se ha puesto en marcha

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05 sep 2017 / 12:56 h - Actualizado: 05 sep 2017 / 12:56 h.
"Deportes","Real Betis"
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Nunca es tarde si la dicha es buena. Eso dice el sabio refranero popular. Reflexión que en este caso viene que ni al pelo para referirse al Real Betis. Mucho se ha hablado de la nefasta gestión deportiva que durante los últimos años se ha llevado a cabo por parte de las personas que rigen el día a día en la entidad. No sólo se han equivocado los rectores, ya que profesionales contrastados en el mundo del fútbol tampoco salieron airosos de su aventura en Heliópolis. No debe ser fácil, estoy convencido. Y mucho más después de escuchar una reflexión que alguien que sabe de esto dijo en la sala de prensa del Benito Villamarín durante la presentación de Joel Campbell como nuevo jugador verdiblanco. «Yo siempre lo repito. Te puede gustar o no, pero esto es singular: el Betis es único». Cuantas cosas en tan sólo dos líneas. El autor es Serra Ferrer, el hombre que ha cambiado el rumbo de esta entidad en poco más de dos meses. En el fútbol, las notas se ponen siempre a final de curso, pero pinta bien el año para este alumno aventajado.

Serra Ferrer conoce la materia. Ya en dos ocasiones obró el milagro con menos medios y, probablemente, muchos más impedimentos. No me pregunte el porqué, pero igual que existen jugadores que sólo rinden en un equipo hay personas que sólo triunfan en determinados clubes. A Serra le pasa en Heliópolis. No miento si digo que su gestión al frente del Mallorca generaba dudas para quien le escribe. Pensé que ya no estaba para esto. Me equivoqué. Serra ha puesto cordura y ha devuelto el orden al caos que tantos cambios habían generado. El ansia que provocaba la situación había crispado lo suficiente el día a día en el Betis como para que todo fuese una ruina. Casi nada salía bien.

El ahora vicepresidente deportivo llevaba tiempo esperando una llamada de Ángel Haro. En su cabeza había diseñado un plan. Tenía estudiado al milímetro cómo debía ser el nuevo Betis. Serra imaginó un equipo con hambre, que supiera y conociera el terreno. No sólo la Liga, también el club. Que contase con productos marca de la casa y que tuviera claro que en el Villamarín las cosas no son como en cualquier otro lugar. Parece fácil, cualquiera lo habría pensado. Pues sí, pero se da la circunstancia de que nadie lo había conseguido hasta el momento. Y eso que Serra Ferrer ya había enseñado sus cartas. De hecho, siempre juega con las mismas. Lo hizo en la década de los noventa, lo repitió en 2005 y esta vez no iba a ser menos. Puede que le salga bien. O no, quién sabe. Pero vuelvo al principio de este texto y me refugio otra vez en el refranero: no hay dos sin tres.

Diez fichajes y un buen puñado de chavales procedentes del Betis Deportivo han servido para devolver la ilusión al beticismo. Nada de ingredientes secretos ni experimentos con pócimas mágicas de cualquier gurú del fútbol. Cordura, realidad y una dosis importante de conocimiento para este cócktel, que no negará tiene buena pinta. Ya veremos dónde acaba todo, pero este año parece que sí, que definitivamente será bueno. Ya era hora.