Asenjo se merece ser cardenal

Con ello se reconocería su categoría y, al mismo tiempo, la de un arzobispo del que se sienten especialmente orgullosos los feligreses sevillanos

h - Actualizado: 16 nov 2017 / 21:59 h.
  • Asenjo se merece ser cardenal

Sevilla es una ciudad importante por muchas razones. Y su historia así lo refrenda. Son muchos los motivos por los que los sevillanos pueden estar orgullosos de serlo. Y son muchos los motivos por los que los sevillanos están llamados a defender lo que son, lo que representan, sus tradiciones, sus derechos y su futuro. Y entre esos motivos están su Iglesia, sus hermandades y sus cofradías y su religiosidad.

La Archidiócesis de Sevilla preside la provincia eclesiástica formada por otras seis diócesis sufragáneas (Cádiz-Ceuta, Córdoba, Huelva, Canarias, Tenerife y Jerez de la Frontera). Actualmente, el arzobispo de la Archidiócesis es Juan José Asenjo Pelegrina, un hombre preocupado por una secularización que va a más y, también, por ese contagio que se puede producir dentro de la propia Iglesia y que provocaría un problema que desfiguraría la realidad espiritual; preocupado por millones de personas.

También han sido arzobispos cardenales de Sevilla hombres de la importancia de, por ejemplo, Marcelo Spínola (fundador de este periódico), Eustaquio Illundain, Pedro Segura, José María Bueno Monreal o Carlos Amigo Vallejo. Estos son los que estuvieron al frente de la Diócesis de Sevilla durante el último siglo.

El único de los mencionados que no ha sido nombrado cardenal es el actual arzobispo. Es algo que resulta incomprensible cuando tradicionalmente todos los arzobispos de Sevilla han sido nombrados cardenales. Archidiócesis como Madrid, Barcelona o Valladolid, ya han visto, en los últimos años, cómo sus arzobispos eran nombrados cardenales por el papa Francisco. Es algo incomprensible cuando la labor de monseñor Asenjo ha sido ejemplar. No se llega a comprender cuando estamos hablando de una diócesis como la de Sevilla en la que se congregan un número extraordinario de hermandades y cofradías que, a la vez, tienen una importancia extraordinaria para la religiosidad y la tradición de la capital hispalense. Este aspecto hace que el trabajo de un arzobispo en Sevilla sea complejo e intenso.

Sin entrar a juzgar los criterios que se siguen desde Roma respecto a los nombramientos de cardenales, parece anómalo que un arzobispo de la importancia que tiene el de Sevilla no sea nombrado cardenal. Además, monseñor Asenjo presentará su renuncia al Santo Padre el próximo 15 de octubre de 2020 y el tiempo se consume. No parece que exista razón alguna para que ocurra esto o para que se dilate en el tiempo la toma de una decisión que se podría calificar de obligada, dadas las circunstancias.

Sevilla es una ciudad muy importante dentro de la Iglesia española. Y merece que su pastor sea nombrado cardenal. Con ello se reconocería su categoría y, al mismo tiempo, la de un arzobispo del que se sienten especialmente orgullosos los feligreses sevillanos.

Sería necesario, bueno y muy bien recibido, un nombramiento que se lleva esperando ya demasiado tiempo.