«Para pagar la Feria hubo que hacer malabares pero no se dio ni un euro de más»

La jueza ha dado carpertazo al caso de las supuestas irregularidades en el montaje de la Feria. En el punto de mira estaba el arquitecto técnico encargado de esta tarea 37 años

20 oct 2017 / 22:07 h - Actualizado: 21 oct 2017 / 11:09 h.
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  • Rafael Carretero ayer en los jardines del Colegio de Aparejadores de Sevilla, donde tuvo lugar la entrevista. / Fotos: Jesús Barrera
    Rafael Carretero ayer en los jardines del Colegio de Aparejadores de Sevilla, donde tuvo lugar la entrevista. / Fotos: Jesús Barrera

—La Fiscalía anunció el jueves que no va a recurrir el archivo de la causa abierta contra usted con lo que ya es firme. ¿Cómo ha recibido la noticia y que ha supuesto para usted?

—Ha sido un infierno que ha durado tres años. Comenzó en el verano de 2014 por una denuncia de un compañero ante la Intervención General, que inicia un expediente que me conduce a la Fiscalía, que finalmente se lo pasa al Juzgado de Instrucción número 3, cuya magistrada no ha visto indicios de delito de ninguna clase como yo defendía desde un principio ante la Intervención en múltiples informes que hice en mi defensa y que no fueron tenidos en cuenta. En estos tres años he sufrido muchísimo y no solo yo, la familia Carretero Jiménez lo ha pasado francamente mal. He dedicado toda mi vida profesional a Fiestas Mayores, porque al frente he estado los últimos 37 años de los 45 años que llevo en la Administración, y donde he dejado mi vida ha sido en la Feria de Abril. Es difícil porque es un trabajo muy complicado, organizar las fiestas en Sevilla y sobre todo en su Feria. Hay que terminar en plazo y con un presupuesto cerrado. Es un milagro que se consiga este tipo de eventos y que se haga en su fecha. Me encuentro muy satisfecho con lo que he hecho y si naciera de nuevo volvería a hacer lo mismo. Desde luego dedicarte a trabajar por Sevilla para un sevillano que nació en el Prado de San Sebastián es de las cosas más grandes que te pueden pasar.

—Habla del coste de la Feria y ese es precisamente una de las cuestiones que han centrado la investigación.

—Qué costo tiene una cosa como esta y cómo se cierra dentro de un presupuesto, es muy complicado. Pues, lo hemos conseguido. En estos 37 años el presupuesto dedicado a la Feria de Sevilla nunca ha excedido ni en un euro del presupuesto municipal dedicado para ello. E incluso se ha ahorrado dinero algunas veces. En estas liquidaciones anuales evidentemente hemos tenido que hacer algunas malabares para que el Ayuntamiento no tuviera que pagar ni un duro de más. En cambio, en los últimos años la Feria 2015 y 2016 ha superado el presupuesto. Mi forma de actuar algunas veces ha sido un tanto irregular entre comillas, porque he hecho algún tipo de compensación siempre a favor del Ayuntamiento. Que no es la forma que recogen los cánones pero se hace, en todas las obras y en este tipo de operaciones.

—Por ello a usted se le han imputado hechos muy graves...

—Sin duda alguna. Hechos que a día de hoy no se han demostrado. En el año 2015 la Intervención General convence al delegado para que denuncie y ahora todo aquello que hacíamos no se hace. No se compensa para ajustar los costes y lo que hace la empresa montadora se paga. El resultado es que la Feria de 2015 ha costado 108.000 euros más y la de 2016 algo más de 116.000 euros. La de 2017 no sé cuánto más costó porque me jubilaron y Enrique Fernández Serrano, que me sustituyó, lo está haciendo muy bien.

—Para que nos entiendan los lectores, ¿a qué se refiere con compensaciones? ¿Cómo trabajaba usted para que al final el coste de la Feria no se le fuera de las manos al Ayuntamiento?

—Dentro de los proyectos de la Feria hay uno que se lleva la palma: la monumental portada. Es un edificio equivalente a 15 plantas, con más de 40 metros de altura, 52 metros de frente, y un ancho de entre cuatro y seis metros y que cada año es distinta. Lo que se hace es un proyecto muy básico y el dinero siempre es el mismo. Así, el coste de otros trabajos de montaje en la Feria que finalmente no son necesarios abordar se compensan por los gastos de más que generan los trabajos de la portada. Eso ha supuesto que el Ayuntamiento se haya beneficiado sin duda, porque hemos conseguido que finalmente cada Feria no tenga un coste más elevado que la anterior. En ningún caso al Ayuntamiento le ha costado ni un euro de más, al revés le ha costado de menos porque con mucha labia y conversaciones la empresa constructora siempre aceptaba un incremento de coste. La portada de 2014 fue muy costosa su montaje muy complicado y tuvo un coste superior y la empresa lo aceptó. ¿Le vino bien al Ayuntamiento? Sí. ¿Se comunicó a la Intervención General? No. Ahí está mi fallo, me equivoqué, pero esa es mi forma de actuar durante muchos años.

—¿Y está satisfecho?

—Al final lo que queda es la satisfacción del deber cumplido en plazo y en precio para el Ayuntamiento. En 2015 y 2016 no ha habido compensaciones y la situación final fue el sobrecoste. Tengo la satisfacción de haber aparejado la Feria de Sevilla que eso no me lo quita nadie, después de 37 años de aguantar una responsabilidad muy alta. Cada año, mentalmente, cuando el alcalde apretaba el botón yo brindaba por los duendes artesanos de Sevilla, porque gracias a su esfuerzo y a su dedicación se hace posible el milagro de la Feria de Sevilla. Que la gente disfrute y se sienta cómoda, ese es el elemento que más te llega y te contrapesa la altísima responsabilidad que conlleva la organización de este evento mágico de primavera.

—¿Nunca se benefició usted?

—Ha quedado tan claro en el auto que el que yo lo diga más veces no va a servir de nada, porque ya lo ha dicho quien lo tiene que decir: la jueza. Para mi, además es muy importante que la fiscal jefe no haya querido presentar ningún recurso. Durante tres años no he podido hablar, ha sido lo más duro, no poder defenderme en absoluto ante la gran avalancha de improperios de determinada prensa. Eso duele muchísimo, sobre todo cuando no te puedes defender. Pero ha hablado el que tenía que hablar, mi querido abogado Juan Carlos Alférez, que se ha portado magníficamente y finalmente ha podido demostrar ante la Justicia que no hay caso.

—La investigación se inicia a raíz de que un técnico denunciase que usted ha obtenido un beneficio personal. Él mismo admitió ante la jueza que había desavenencias personales. ¿Es esto lo que origina todo este calvario que usted ha descrito?

—Entiendo que sí. No quiero hablar de este señor, que me ha hecho pasar muy malos momentos. Si eso es lo que intentó, pues enhorabuena porque lo ha conseguido, pero yo ya no quiero saber nada más nada de él. Lo que voy a hacer, con la ayuda de mi familia, es buscar la paz y la tranquilidad. Tengo 71 años y no tengo tiempo en enfrascarme en nada más que no sea disfrutar de mis amigos, a los que tengo que agradecerles muchísimo, a igual que a mi familia entera. Eso son los momentos agradables que te quedan después de este infierno y no voy a ahora a fustigarme más con la idea de esta criatura, qué sabe Dios los pensamientos que le llevaron a mantenerse firme en este intento, pero que afortunadamente para mi no le ha salido bien. Aquí estoy. Me dio un ictus en enero y creo que tiene algo que ver con toda esta oscuridad. Lo intentaste pero no caí, aquí está el tío en pie, intentando disfrutar de mi gente, de mis amigos y de los que han creído en mi.

—De este caso se encargó la cuestionada Gepol de la Policía Local. ¿Cómo valora la actuación policial y de la Fiscalía?

—Puedo valorar mi trabajo o algo parecido a mi profesión, pero nunca he tenido intención de ser policía. No tengo ni idea de lo que ha hecho la Gepol, que habrá realizado las gestiones que creyó oportunas. Yo he estado muy tranquilo porque no he tenido complejo de culpabilidad ninguna. Tengo el mismo patrimonio que hace 37 años, incluso algo menos porque algo he tenido que vender para poder pagar las minutas. Me siento feliz porque esto haya terminado ya. Y a la Fiscalía tengo que aplaudirle porque ha hecho lo que tenía que hacer. Mi espíritu es de agradecimiento porque se ha hecho justicia y aplaudo a la señora fiscal jefe que finalmente ha entendido que no hay delito y que el caso está cerrado. Bendito sea Dios. Aquí estoy todo lo entero que pueda estar después de tres años de infierno, pero enriquecido porque mi familia, que ha estado siempre a mi lado ha salido reconfortada, ha salido más unida de lo que estaba antes. Y mis amigos se ha puesto en evidencia quienes lo son. Y mis enemigos, peor para ellos porque ellos sufren, yo ya he dejado de sufrir.

—¿Se ha sentido usted este tiempo valorado o se ha llegado a sentir traicionado?

—Traicionado no, quitando este señor que no me preocupa su traición. El respaldo es relativo. Yo me he sentido en mi sitio porque a mí nadie me ha dicho lo que tenía que hacer he trabajado intensamente y he sido Rafael Carretero hasta el final.

—¿Le han respaldado los políticos?

—A mi me han dejado trabajar que eso ya es importante. En estos 37 años he conocido a todos los alcaldes, cuando cumplí 25 años vinieron todos los delegados de Fiestas Mayores que he tenido para hacerme un homenaje. Es muy difícil reunir a gente del PA, del PP y del PSOE sentados en la mesa para hacerme un homenaje. Fue muy importante ese espaldarazo político colectivo.

—¿Alguno le ha llamado ahora para darle la enhorabuena o durante el proceso?

—Alguno ha llamado. No voy a decir quién no me ha llamado. Ni el primero ni el último, alguno de por en medio. Me ha llamado Gonzalo Crespo, que sabe también lo que es pasar por aquí y lo ha sentido profundamente, y Jaime Bretón. También me han llamado algunos alcaldes con entusiasmo de amigo. Eso te llena de orgullo. Ha sido una satisfacción. Tengo que dar las gracias a todos los políticos porque me han permitido ser Rafael Carretero en todo momento y han confiado en mi trabajo sin duda alguna. Y también quiero agradecer la extraordinaria colaboración, ayuda y entrega del Colegio de Aparejadores de Sevilla en esta causa, que ya ha finalizado.