Cómo mejorar la existencia

Innovadores. Del dicho al hecho hay una patente. Los inventores trabajan para responder a las preguntas retóricas que todos nos hacemos a diario, como ‘¿no podría dejar de tocar la flauta el vecino?’ o ‘¿qué hago para que no salgan cucarachas?’

h - Actualizado: 16 nov 2017 / 19:50 h.
"Inventores andaluces"
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¿Qué tienen en común una cucaracha, una flauta y una ventana? Bien, seguro que los hermanos Grimm se montarían con estas tres palabras un interesante relato al estilo de lo que hicieron con el extraño episodio de Hamelín, pero no es el caso. Esta vez no se trata de cuentos, sino de inventos. Y más concretamente, inventos de creadores sevillanos. Pero conviene comenzar por el principio. Y el principio es que este noviembre se ha celebrado el Día Internacional del Inventor. Esta conmemoración fue proclamada en su día por el inventor y empresario alemán Gerhard Muthenthaler en honor de la actriz e inventora Hedy Lamarr, creadora del espectro ensanchado, una técnica de modulación empleada en telecomunicaciones. Es decir, que lo más importante no es que esta estrella de Hollywood hiciera de Dalila bajo la dirección de Cecil B. DeMille junto al incombustible Victor Mature en el rol de Sansón, como podría pensar algún despistado, sino que fue la persona gracias a la cual hoy tenemos nada menos que el wi-fi. Una de las grandes mentes de la ciencia. Pues con este motivo, dentro de este acto de reconocimiento hacia lo que aportan cada día al mundo incontables cerebros mayormente anónimos (o que alcanzan prestigio por otras razones), hoy corresponde asomar la cabeza a lo que se cuece al respecto en Andalucía y, más concretamente, en Sevilla. En colaboración con la asociación del Club de Inventores Españoles, que lleva más de treinta años ayudando a proteger, desarrollar y comercializar las innovaciones de los creadores del país, toca echar un vistazo a la actualidad de los laboratorios y las mesas de trabajo de los inventores más cercanos. Que no son pocos.

Como señalan desde la asociación, se trata de «rendir un homenaje a todos esos pequeños y grandes inventores que con su ingenio y perseverancia hacen posible el progreso y la evolución mejorando todos los aspectos de nuestro día a día». De momento, en la base de datos de la entidad constan «más de 400 inventores activos de distintos puntos de España». Y por supuesto, muchos de ellos son andaluces.

«A diferencia de lo que muchos piensan», expresa Carla Esteban, gerente del Club de Inventores Españoles, «son los inventores particulares los titulares de aproximadamente el 45 por ciento de las innovaciones que se presentan en el registro, superando a las universidades y a las compañías con grandes equipos destinados al i+d. Desde enero de 2017 se han presentado por el momento un total de 3.000 inventos en la Oficina Española de Patentes y Marcas, de los cuales 1.341 pertenecen a inventores particulares, y 1.659 a empresas y universidades».

«Cada vez son más», añade, «las mujeres que se animan a inventar, aunque los porcentajes del pasado año todavía siguen siendo minoritarios. Durante el 2016 tan solo un 20,71 por ciento de patentes de invención, y un 13,38 por ciento de modelos de utilidad, fueron presentados por mujeres en el registro de la Oficina Española de Patentes y Marcas».

Y a partir de aquí es cuando aparecen de nuevo la cucaracha, la flauta y la ventana. Las tres palabras están asociadas a otros tantos inventos recientes de sevillanos, de innovadores que llevan por nombre, respectivamente, Manuel Barrera, Francisco José Suárez e Iván Dorado.

El primero de ellos ha inventado una membrana para desagües a la que ha puesto el intuitivo nombre de Cucaval. La historia consiste en impedir que las cucarachas y cualesquiera otros bichejos impresentables asomen sus antenas o lo que quiera que tengan cuando esté uno lavándose las manos tan tranquilamente en su casa, o cualquier otro cometido propio de cuarto de baño que requiera –como suele ser habitual– de un poco de paz, tranquilidad y ausencia absoluta de criaturas de aspecto inquietante. Efectivamente, el inventor parte de la idea ampliamente extendida de que a las cucarachas les encantan las zonas húmedas y oscuras, con el agravante de que una sola de ellas que aparezca de pronto en el lavabo suele ser un mero oteador, la avanzadilla o, por decirlo más científicamente, el indicativo de que una colonia de estos insectos acaba de instalarse en las proximidades y que no viene precisamente con idea de ofrecer a sus nuevos vecinos una tarta de arándanos, sino, básicamente, molestias y repugnancias sin cuento.

Cucaval ofrece, además de dar con la puerta en las narices a estos elementos, el beneficio añadido de decir adiós a los malos olores que expulsan los desagües amén de evitar el uso de productos contaminantes de los que suelen emplearse para acabar con esos problemas. Y la membrana, que al parecer tiene más utilidades que una navajita suiza, logra además que no se cuelen los anillos, las perlas y demás objetos acostumbrados a escabullirse por la primera ranura que encuentran.

Dicho lo cual, y sabido ya todo lo que hay que saber sobre los daños directos y colaterales de permitir que un simple desagüe sin vigilancia militar se convierta en una pancarta de bienvenida para artrópodos y demás, todavía queda algo muy importante que saber acerca de las flautas. Y también hay otro sevillano dispuesto a enseñarlo: Francisco José Suárez.

Sabido es que el arte de la música es uno de los grandes placeres de la mente y el corazón humanos y todo eso. Pero más sabido es, todavía, que hay pocas cosas más descorazonadoras que llegar a casa reventado, tras ochenta y cuatro horas de trabajo en la mina de sal y con el alma deseando entregarse a una siesta homologable a un proceso de hibernación, y que de repente al vecinito, flauta en ristre, le dé por ensayar la Tocata de Narices nº 2 de Ted Bundy. ¿Qué ha inventado, pues, este paisano? Pues lo que inventaría cualquier ser con principios dotado, además, de la suficiente inventiva: una sordina para flautas. La ha llamado Muteflute, un concepto idílico sin la menor duda. Lo mismo vale para que los profesores de Música examinen a sus alumnos tranquilamente mientras el resto de la clase puede seguir practicando en un bendito silencio que para practicar en casa sin dar la tabarra al vecindario, evitando así que la prometedora carrera musical de un jovenzuelo especialmente entregado a los ensayos acabe de raíz con la flauta arrojada al descampado de atrás de casa y el niño castigado sin móvil.

Y junto al Cucaval y al Muteflute, la tercera pata del banco elegido para mostrar el talento de los inventores sevillanos es el Secupeke. El Secupeke consiste, como su propio nombre da a entender en tan simpático apócope, en un sistema de seguridad para peques, toquen la flauta o no. Trátase de una especie de marco con traviesas o rejas plegables que, una vez ajustado fácilmente a la ventana que sea, impide que los chiquillos se caigan a la calle, otra deleznable costumbre de la infancia. Como explica la web del producto, «se adapta a cualquier tipo de ventana y se instala del modo más rápido y sencillo, sin necesidad de herramientas especiales, sin realizar taladros y sin mano de obra experta», y se quita con la misma poca complicación, «en cuestión de 30 segundos», ya sea porque haya que acometer labores de mantenimiento en ventanas y fachadas, por motivos de emergencia o, llegado el caso, para poder arrojar una flauta y el libro de partituras al callejón de detrás de casa. «Nuestro sistema de rejas plegables de seguridad para niños ha recibido uno de los premios a la mejor innovación que Ferroforma concede cada año. El jurado estaba compuesto por profesionales seleccionados por la Asociación de Fabricantes de Bricolaje y Ferretería», que galardonaron igualmente el Zierra Bien, del catalán Luis Perera, y la Banda Magnet Driver ideada por Michael William Pérez.

Hay muchos más inventos e inventores, pero lo que se intenta reflejar en estas páginas es el fruto de los desvelos de todas estas mentes por conseguir una vida mejor, así de sencillo. Son, como dice la gerente de la asociación, aportaciones que mejoran la calidad de vida y que han llevado a cabo creadores de Andalucía, hombres y mujeres.

Una de estas mujeres se llama Elisabeth Villegas Cabezudo. «Soy licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad de Sevilla», explica en su presentación. «Resido en Huelva y tengo 45 años. He trabajado toda mi carrera en el mundo de la publicidad. Desde el año 2004 y hasta el 2013 fui gerente de la agencia de publicidad Ingenio Imagen y Comunicación, SLU. En la actualidad trabajo como executive assistant en la empresa Soloberry, SLU, dedicada a la comercialización de frutos rojos. Me gusta mucho el mundo del diseño». Onyourshoes, que es su invento y que podría traducirse como Entuszapatos, así, todo junto, «nace al observar cómo mis zapatos, fundamentalmente los talones, se estropeaban, sobre todo a la hora de conducir». Puestos a mejorar la existencia del personal, empezar por los pies, o sea de abajo arriba, es tan buena idea como la contraria, así que Elisabeth Villegas se puso manos (y pies) a la obra.

«Los zapatos se estropean con el uso. Es sobre todo el conducir: al cambiar de marcha, al acelerar y frenar, lo que hace que los talones de los zapatos estén sometidos continuamente al rozamiento y esto ocasiona que se ensucien, desgasten y estropeen. Hay otras circunstancias como las calles sucias, aceras con gravilla y enfangadas o la lluvia que también los estropean». Un desastre, vamos; una espina más de ese valle de lágrimas que es la existencia humana, en particular de ese segmento de la población que sigue remisa a proseguir su vida descalza como nuestros más remotos abuelos. «Onyourshoes, al estar sujeto tanto a la puntera como al talón del zapato, consigue que no se mueva o se suelte al conducir o caminar lo que hace que, en primer lugar, cumpla su función adecuadamente y en segundo lugar hace que sea un accesorio totalmente seguro. Está pensado para fabricarse en silicona y en una sola pieza fácil de poner y quitar en apenas unos segundos. La silicona permitirá también que Onyourshoes esté en el mercado en una gran variedad de colores». Tiene un montón de tonos posibles y por lo visto se acopla a todo tipo de calzado, lo cual es especialmente importante si uno tiene que salir corriendo con lo que lleva puesto, ya sea a perseguir cucarachas, a salvar a niños de sus tendencias arrojadizas o a lanzar instrumentos musicales al firmamento, tres situaciones de lo más común.

Desde Málaga, la inventora Deseada Soledad aporta el utensilio de cartón al que ha denominado Cool Me Up. Consiste en un soporte dedicado con todo el cariño a esas personas que se achicharran las piernas en el sofá de casa, mientras, adormilados en plena reposición del capítulo catorce de la sexta temporada de El mentalista, miran su Twitter a ver si alguien le da al me gusta en su último y ocurrente meme con gato. Es decir, que la idea es que el ordenador portátil respire y deje de sobrecalentarse, víctima de los denodados empeños globalizadores de su propietario. Sus características son, atención: ligero, biodegradable, plegable, reciclable, resistente y... ecofriendly. Una expresión que amenaza con ponerse de moda, como esas otras de empoderar, poner en valor, y es que..., instalarse en la creencia tal o cual, etcétera. Si uno es lo bastante cool como para declararse a sí mismo ecofriendly, lo que estará queriendo reconocer ante la humanidad es su manifiesta simpatía por el medio ambiente, que es ese lugar donde corre el aire, croan las ranas y el planeta Tierra bulle de felicidad. Emoción que es mucho más fácil compartir si uno no tiene las piernas carbonizadas por efecto de su ordenador portátil.

También malagueña es la ingeniera industrial Inés Aragüez del Corral, que ha inventado un sistema de apantallamiento acústico horizontal para veladores y terrazas en locales de ocio. Como se explica en la descripción del producto, «la invención consiste en disponer, como techo de la terraza, una estructura formada por paneles sándwich absorbentes. Estos se montarán formando una estructura abisagrada tipo acordeón de forma que, cuando no se usa, pueda ser plegada y recogida en la fachada del establecimiento. Con esta disposición evitamos el inconveniente que siempre se ha puesto a cualquier estructura rígida, que esta provoque problemas de disminución de seguridad en las viviendas colindantes de la primera planta del edificio, al facilitar el escalamiento». Además, «sería aconsejable que la parte superior exterior de los paneles sea de color blanco, de manera que actúe como reflector solar, funcionando a su vez como barrera térmica. Así se obtiene un velador con un ambiente sombreado y con una temperatura más confortable para los comensales». Excelentemente bien pensado, ahora que se aproxima el apocalipsis por abrasamiento merced al calentamiento global, del que se dice que dejará el nivel del mar para dentro de dos años, o sabe Dios si antes, a la altura del campamento base del Annapurna. Pero del tema de la extinción de la humanidad ya se hablará prolijamente en otro tema de portada, si antes no se inventa nada para evitarla.

Un ingenio ideal para los manitas, mecánicos y operarios en general de cosas diversas llega desde Cádiz con la firma de José Luis Carrera Arana, de 50 años de edad, jerezano y técnico de reparaciones electromecánicas desde hace 29 años. La suya es una nueva herramienta de trazado y medición que realiza, al parecer, trazos de marcación de cualquier tipo, de una manera sencilla, rápida y superando con creces la forma habitual hoy por hoy de realizar trazados de paralelas totalmente horizontales, verticales, marcado de medición, nivelado y sin necesidad de cualquier otro instrumento. Y explica el creador: «Mi larga experiencia en el trabajo, junto a la ilusión que siempre me ha despertado poder crear y desarrollar nuevas ideas, me sigue desde la infancia. Comprendo y asumo la dificultad de obtener un buen resultado final a la hora de inventar y patentar, pero la ilusión y constancia son mis mejores recompensas. Después de lanzarme con un tercer invento que llevo realizado, dos de ellos en vigor, he aprendido cosas importantes. El talento no es cuestión de suerte, la suerte puede ser cuestión de talento».

Y atentos los conductores, en especial los del sur: ¿no se hablaba unas líneas arriba de la inminente práctica social de la combustión espontánea con el calentamiento global? Pues bien: quien haya tocado el volante de un coche aparcado a las cuatro de la tarde de un día de julio en la Ronda del Tamarguillo, mismo, habrá notado cómo este actúa cual piedra filosofal. Pero en vez de transustanciar el plomo en oro, convierte los dedos en morcillas. Algo también muy sureño. Desde Córdoba llega el milagro: Miguel Ángel Arco ha inventado el volante de automóvil con dispositivo difusor de aire. Alabado sea el Altísimo. «Una de mis grandes aficiones es salir a pasear y respirar el aire fresco del campo», dice este benefactor de la humanidad. «Pienso que en el mundo tan avanzado tecnológicamente en el que vivimos, todavía queda hueco para inventos sencillos y capaces de facilitarnos la vida». Vaya si queda. El funcionamiento es muy sencillo, dice: canaliza parte del aire (caliente o frío) procedente del sistema de ventilación del vehículo hasta el volante.

Y esto es solo una muestra brevísima de lo que el talento andaluz aporta hoy a las comodidades de la vida. Contado con cierto humor, que es invento que más veces se echa de menos para hacer de la existencia un lugar habitable, con o sin flautas, cucarachas, niños caedizos y cachas achicharradas. En algo se tiene que notar que esto es la civilización, ese gran invento.