Derecho
Por qué Sevilla es la cuna de los mejores constitucionalistas: Pérez Royo y Cruz Villalón, la cara y cruz en el magisterio
Junto con el catedrático Antonio J. Porras, son los maestros y mentores de varias generaciones de constitucionalistas que nacen en la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla, con el rigor científico, la adaptación a los retos contemporáneos y la proyección pública como denominadores comunes

Jorge Jiménez

Lo constitucional está de moda. O, como poco, está en la picota, que es parecido sin ser lo mismo. Estos días el choque entre la Audiencia de Sevilla y el Tribunal Constitucional a cuenta de la revisión de la sentencia de los ERE ocupa titulares y horas de tertulia en los medios; varios gobiernos autonómicos, entre ellos el de la Junta de Andalucía, han anunciado que están estudiando recursos por la modificación del sistema de reparto de los menores migrantes; la ley de Amnistía espera su turno entre las causas que estudia el órgano que preside Conde Pumpido y la apelación a la Constitución siempre está sobre la mesa en el debate político, más aun en una legislatura de frágil mayoría parlamentaria. El último choque es a cuenta de la renuncia del Ejecutivo central a presentar los presupuestos: el artículo 134 indica que corresponde al Gobierno su elaboración y en el punto 4 se recoge la prórroga de las cuentas generales. También el debate en torno a la libertad de expresión por la publicación del libro sobre José Bretón trata sobre derechos que colisionan. De fondo, siempre está la reforma de la Carta Magna, pero nunca toca.
No han sido estos los temas de las mesas redondas del XXI Congreso de la Asociación de Constitucionalistas de España, bajo el lema de El parlamentarismo del siglo XXI, pero estos asuntos han ocupado conversaciones en los pasillos de un evento que ha reunido en Sevilla a los mejores constitucionalistas de varias generaciones que tienen en la Universidad de Sevilla una suerte de piedra rosetta del constitucionalismo en España de la mano de dos nombres fundamentales, Javier Pérez Royo (Sevilla, 1944) y Pedro Cruz Villalón (Sevilla, 1946), ambos estudiantes primero y profesores después en aquella mítica Facultad de Derecho que tenía en la antigua Fábrica de Tabacos el laboratorio de ideas de la democracia que empezaba a construirse.
El primero fue rector entre 1988 y 1992; y el segundo fue presidente del Tribunal Constitucional entre 1998 y 2001, y desde 2009 es abogado general del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Y ambos han sido impulsores de una escuela de constitucionalistas que brilla por su dimensión pública y la profundidad de sus estudios y que ha consolidado su prestigio gracias a su enfoque riguroso, su adaptación a los retos contemporáneos del Derecho y su vocación internacional. Se suma como tercer puntal de este tridente iniciático Antonio J. Porras, profesor emérito de la Universidad de Sevilla y en la génesis de los estudios de Derecho Constitucional de la Pablo de Olavide.
Una escuela que continúa
El mundo académico suele conocerse por sus cuitas -y las ha habido a lo largo de las décadas en este departamento- y, sin embargo, en la conversación con los profesores que han participado en este reportaje domina el profundo respeto a estos hombres que enseñaron a estudiar la Constitución pero también a contarla, a aplicar pedagogía de lo constitucional para un público que va más allá del académico. Por eso hoy la escuela de Derecho Constitucional de Sevilla no solo forma profesionales sino que enriquece el debate jurídico.
La escuela de Derecho Constitucional de Sevilla no solo forma profesionales sino que enriquece el debate jurídico
Con todo, Cruz Villalón prefiere no hablar de escuela ni tampoco se siente cómodo con "el lenguaje medieval aplicado a la Universidad", si nos referimos a él como maestro, indica con infinita humildad en los minutos previos a la inauguración del Congreso, en la Fundación Cajasol el pasado jueves, un evento que ha contado con el apoyo del Parlamento de Andalucía y la Diputación de Sevilla. Quien pasa por ser uno de los nombres más influyentes en el derecho europeo prefiere decir que ha "ayudado a crear un modelo con minúscula". "En la casa han visto cómo lo íbamos haciendo, a lo mejor ejemplo es mucho decir, pero va por ahí. Todas estas cosas hay que tomarlas cum grano sales, sin exagerar", subraya.
Don Ignacio María de Lojendio, el maestro que les permitió pensar
No ahorran elogios sus pupilos. Para Fernando Álvarez-Ossorio, profesor de Derecho Constitucional y antiguo defensor universitario (2017-2021), "hablar de la Escuela de Derecho Constitucional tiene tres nombres: Antonio Porras, Pedro Cruz Villalón y Javier Pérez Royo y no sabía cuál es el orden, porque cada uno es distinto. Tienen, podría decirse, un jefe que se llama don Ignacio Mª de Lojendio Irure [catedrático de derecho político en la Universidad de Sevilla desde 1942 hasta su jubilación]", un profesor que "les permite pensar, que sabía lenguas, que les anima a estudiar alemán, inglés... Esta gente empieza a estudiar lo que se llamaba entonces la Teoría Política y lo hace con compromiso político y social, tiene un punto romántico que se da en los últimos años de la dictadura". Sobre Lojendio, Cruz Villalón describe que "siempre nos dejó hacer".
Estos jóvenes juristas formados en Sevilla tienen la oportunidad de marcharse fuera de España y conocer cómo eran los debates que se desarrollaban en democracias plenas y cómo los textos matrices de su ordenamiento jurídico servían para impulsar el desarrollo de sus sociedades. "Pedro se va a Alemania, Antonio y Javier buscan el mundo anglófono, van a Estados Unidos y allí cada uno va a mamar la democracia, pero no viviéndola en la calle sino además a través de los estudios de los clásicos y de lo que estaba ocurriendo en esos países", describe Álvarez-Ossorio. "A la vuelta, con la muerte de Franco, esta gente joven vienen con una sabiduría brutal y son los que, en cierta forma, van a impulsar el texto desde el punto de vista dogmático, doctrinal, pero también a pie de obra. Son los que van a conseguir que España hoy, desde el año 78, pueda ser considerada una democracia al mismo nivel que la pueda ser cualquiera de los países de nuestro entorno europeo".

Jorge Jiménez
Echando la vista atrás, Cruz Villalón recuerda cómo la esperanza y la agudeza se dieron la mano en aquellos años: "Es a finales de los 60 y primeros 70 cuando empieza a haber un cambio sin saber todavía muy bien cuándo habría Constitución en España. Nosotros empezamos a prepararnos con vistas a ese futuro un poco en plan voluntarista, esperanzador y creo que hay que hablar necesariamente de Javier Pérez Royo, que es un poco donde empieza todo, porque yo soy su hermano menor, apenas nos llevamos dos años. Creo que acertamos, lo hicimos bien, seguimos trabajando y nos volcamos".
Es a finales de los 60 y primeros 70 cuando empieza a haber un cambio sin saber todavía muy bien cuándo habría Constitución en España. Empezamos a prepararnos con vistas a ese futuro un poco en plan voluntarista, esperanzador... acertamos, lo hicimos bien, seguimos trabajando y nos volcamos"
Destaca también Urias ese pensamiento a la vanguardia: "Cuando vuelven empiezan a escribir las cosas más relevantes para construir el Derecho Constitucional. A partir de ellos, se ha ido creando no sé si una escuela o un modelo, pero sí hemos ido llegando gente con ese punto de partida de una reflexión constitucional muy potente que en otros sitios no existía".
El rigor científico y la posición pública
Podría decirse que Pérez Royo y Cruz Villalón, expansivo y arolllador en su discurso el primero, calmado y modesto el del segundo, son una suerte de cara y cruz, pero lejos de tener que elegir entre uno u otro, el espíritu en aquella facultad no era el de la elección, sino el de la convivencia y la admiración. Una forma de hacer que despierta vocaciones. "Son muy distintos pero todos nos han acogido con independencia de quién fuese nuestro director de tesis, es decir, ellos han sabido deslindar muy bien cuál es su posición política personal sabiendo que a lo que nos tenemos que dedicar como departamento es a enseñar y estudiar la Constitución, sus postulados, sus valores, los derechos fundamentales y haciéndolo como lo han hecho ellos, estudiando mucho. Para los que venimos detrás sigue siendo un reto llegar a la altura a la que ellos han llegado", remarca Álvarez-Ossorio.
Para Joaquín Urias, letrado del Tribunal Constitucional entre 2004 y 2010 y, por sus colaboraciones en prensa y su relevancia, una de las figuras cuya opinión se reclama, "Cruz Villalón ha aportado el rigor científico, es la persona más rigurosa en el derecho constitucional europeo, una persona que antes de hablar lee todo, que investiga, que piensa, que mide cada palabra... Pérez Royo es una fuerza de la naturaleza, que tiene además una posición pública muy importante. Esa combinación ha hecho que mucha otra gente sigamos ese camino".
El magisterio es también lo que destaca Esperanza Gómez, hoy fajada en su papel de parlamentaria en la coalición Por Andalucía. "En la Universidad se aprende por osmosis, nos han dejado su legado más allá de sus obras", elogia. Le dirigió la tesis Pérez Royo, y puede ser larga la crónica de anécdotas que depara una tesis bajo su tutela, pero hoy subraya por encima de todo "su compromiso político que no he ejercido desde la política sino desde el magisterio, se han dedicado a practicar el derecho constitucional, no solo en las aulas, sino también en los medios". La parlamentaria andaluza se ha estrenado en el universo podcast con Por Fin Es Jueves”, sobre "temas de actualidad con rigor".
Comparte esta reflexión Manuel Carrasco, en la actualidad letrado mayor del Parlamento de Andalucía. "La suerte que hemos tenido es contar con la maestría y el liderazgo de dos magníficos constitucionalistas que han marcado una época". Carrasco refiere los estudios sobre el estado de excepción y "de prácticamente sobre todos los temas relativos al Derecho Constitucional" de Cruz Villalón y "la pasión y la capacidad de convicción que lo hace una figura única en toda España de Pérez Royo".
Hoy el Máster Universitario en Derecho Constitucional, que actualmente coordina el profesor Víctor J. Vázquez, uno de los programas más demandados, destaca por su proyección y su orientación práctica, atrayendo cada año a estudiantes de América Latina y de toda Europa.
Eslabón a eslabón, toda esta escuela de Sevilla habrá de afrontar los retos contemporáneos del constitucionalismo, desde la tensión entre derechos fundamentales y la seguridad, la interpretación de la Constitución frente al debate territorial o los desafíos de la digitalización. Ahí estará la vigencia y capacidad de adaptación de la norma suprema.
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