Acuerdo de Gibraltar

Así han pasado unos barracones para enfermos a ser hoy el aeropuerto más codiciado del Estrecho

El acuerdo contempla que a partir de ahora una empresa, gestionada por España y Reino Unido, explote esta infraestructura, cuya pista de aterrizaje se adentra en aguas de la Bahía y cruza la avenida principal del Peñón

Imagen de entrada al aeropuerto de Gibraltar.

Imagen de entrada al aeropuerto de Gibraltar. / A.Carrasco Ragel / EFE

Patricia Godino

Patricia Godino

Sevilla

Gibraltar en sí mismo es una anomalía histórica, así que mucho de lo que rodea a la última colonia en suelo europeo es raro o como poco controvertido. Sólo que la fuerza de la costumbre lleva a olvidar el origen de las cosas. Eso ocurre, por ejemplo, con el aeropuerto que se extiende en el istmo que conecta el Peñón con la península, una infraestructura que ha sido a lo largo de los años epicentro de tensiones diplomáticas y el símbolo de la compleja relación entre ambos territorios.

El de Gibraltar es un aeropuerto único en el mundo. A los pies del Peñón y frente al Estrecho, está situado a tan solo 500 metros del casco urbano y a una distancia similar del centro de La Línea de la Concepción. La pista de aterrizaje es como una lengua de 800 metros sobre las aguas de la Bahía de Algeciras, tiene una única pista de 1829 metros de longitud y una calle lo atraviesa por el medio, la Avenida Winston Churchill, la principal vía de acceso terrestre al Peñón. De forma, cada vez que un avión despega o aterriza, las barreras detienen el tráfico. No hay aeropuerto que se le parezca.

Ante los problemas que esto ha acarreado en todo este tiempo, en marzo de 2023 se inauguró un túnel subterráneo para el tránsito de vehículos por debajo de la pista del aeropuerto, que costó 27,4 millones de euros y 1,24 kilómetros de longitud. Sin embargo los peatones, siguen teniendo que esperar al otro lado de la barrera cada vez que un avión ha entrado o salido de la pista. Para el de fuera, asistir a un despegue desde pie de pista-acera es un absoluto espectáculo.

Un escenario que ha servido a lo largo del tiempo de marco de imágenes icónicas: como el paseo en coche, en mayo de 1954, por esa enorme explanada de la reina Isabel II al encuentro de sus súbditos de la colonia o la visita fugaz en su avión privado de John Lennon y Yoko Ono, que se casaron en el Peñón el 20 de marzo de 1969. Unos meses después, en junio, Franco pego el cerrojazo a la Verja, que sólo se abrió con la llegada de la democracia, en 1982 (tardó en rehabilitarse tres años más el paso de vehículos).

Los sellos conmemorativos de la boda del 20 de marzo de 1969 de John Lennon y Yoko Ono en Gibraltar.

Los sellos conmemorativos de la boda del 20 de marzo de 1969 de John Lennon y Yoko Ono en Gibraltar. / El Correo

Sin embargo, el aeropuerto siempre ha sido un tema delicado sino uno de los grandes escollos en estas negociaciones. Hasta ahora, o eso parece. El acuerdo político entre la Unión Europea con Reino Unido al respecto de Gibraltar, alcanzado este miércoles, contempla que, por parte de la Unión Europea, la policía nacional española realizará los controles Schengen completos en el aeropuerto y en el puerto. Además, se firmará el uso compartido de este aeropuerto, un nodo estratégico de primer orden reflejo de la singularidad histórica y geográfica de toda la zona. Según anunció este viernes el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, a los alcaldes del Campo de Gibraltar, la Junta y los agentes sociales y económicos de la zona, el aeropuerto estará abierto a uso civil para vuelos tanto británicos como europeos y españoles y su gestión estará encomendada a una empresa mixta. "Es como si de repente La Línea ganara un aeropuerto internacional", explicaba a los medios Juan Franco, alcalde de La Línea, en unas de sus primeras declaraciones tras conocerse el acuerdo en las que expuso las oportunidades y retos que llegan con este ansiado acuerdo. Porque la realidad es que, aunque el aeropuerto no ha dejado de estar ahí, al otro lado de la Verja, en términos prácticos La Línea/España no ha podido contar nunca con esta infraestructura como un elemento de desarrollo para la comarca.

El istmo sobre el que se levanta el aeropuerto no está en el Tratado de Utrech

Comenzó a construirse en 1938, durante la Guerra Civil Española, sobre el istmo cuya soberanía España reclama, ya que no fue cedido en el Tratado de Utrecht de 1713. Este tratado otorgó al Reino Unido la ciudad, el castillo, el puerto y las fortalezas de Gibraltar, pero no mencionó el istmo ni las aguas territoriales. En 1815, durante una epidemia de fiebre amarilla entre la población del Peñón, la corona británica mandó instalar unos campamentos médicos de forma que los enfermos estuvieran aislados.

Con el tiempo, esos barracones se consolidaron como estructuras y más adelante se levantó el aeropuerto. Un hábil ejemplo de eso que se viene a llamar política de hechos consumados. España lleva años reclamando un uso compartido del aeropuerto y aunque ha habido alguna excepción esta infraestructura siempre ha estado bajo control británico. De hecho, fue vital para los aliados durante la Segunda Guerra Mundial, sirviendo como base para la invasión del norte de África liderada por Eisenhower y hoy lo convierte en un punto clave para la vigilancia marítima y operaciones de la Royal Air Force, que lo gestiona. Así será hasta que entre en funcionamiento la empresa mixta que ha anunciado Albares. Desde 2011, cuenta con una terminal de pasajeros perfectamente renovada capaz de acoger varios embarques a la vez.

No será la primera vez que operan aerolíneas españolas desde el aeródromo yanito, lo que se espera ahora es que este intento frague con éxito. Tras el Acuerdo de Córdoba de 2006, con el impulso del ministro Moratinos en Exteriores, se permitió el uso civil conjunto del aeropuerto. Iberia comenzó a operar vuelos comerciales entre Madrid-Barajas y Gibraltar a partir del 16 de diciembre de 2006, pero la ruta no fue rentable debido a la baja ocupación apenas dos años después. Poco después, en abril de 2009, Andalus Líneas Aéreas retomó los vuelos entre Gibraltar y Madrid, e incluso operó una ruta a Barcelona durante tres meses pero la baja ocupación llevó un año después a cancelar la ruta. La última en interesarse por conectar este aeropuerto con una ciudad española fue Volotea, que en 2021 anunció la ruta Gibraltar-Bilbao, pero nunca se puso en marcha. Hasta ahora que el acuerdo y su desarrollo posterior abre el abanico de oportunidades e intereses para lo que hace falta mucho trabajo todavía. Esa letra pequeña que sigue a cualquier gran acuerdo.

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