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Real Betis Balompié-Alavés

Los béticos y La Cartuja se entienden bien: ni entrada ni salida del estadio fueron traumáticas

Muchos asistentes abandonaron antes del pitido final el partido por miedo, pero todo fue rodado en el primer día

Los béticos de Lora y Dos Hermanas yéndose en el tren.

Los béticos de Lora y Dos Hermanas yéndose en el tren. / Domingo Díaz

Domingo Díaz

Domingo Díaz

Uno siempre trata de imaginar cómo será la primera cita. Al final, siempre se crean las dudas. Porque por muy preparado que esté todo y muy precavido que uno sea llegando temprano, el problema está al final: a ver qué pasa en la despedida. Algo así le pasó a los béticos con La Cartuja, su hogar temporal, aunque al final la mayoría salieron contentos con el resultado de esta primera vez.

A las cinco de la tarde de un 22 de agosto, en Sevilla ya había gente en la calle preparando un partido que comenzaría a las 21.30 horas para evitar problemas de acceso. El calor hacía mella y todo el mundo buscaba algo fresco: como refugio, muchos usaban los árboles, pero quedó claro que el lugar de culto ante de los partidos será el puente. "A ver el día que llueva", se acordó un bético dando por solventada la prueba del calor.

En el entorno del estadio, algunas tiendas ambulantes y la Fan Zone, con precios similares a los que uno podía encontrar dentro del estadio. "¿El bar más cercano?", preguntó un vitoriano que acudía al partido con otros dos amigos. La respuesta estaba frente a la Facultad de Comunicación: el Manuela. La buena noticia es que abrirá para todos los partidos; la mala, que no parece que vaya a haber muchos más ejemplos. "Este es el único bar abierto, ¿te has dado cuenta?", le decía una bética a su acompañante de camino a La Cartuja.

Vídeo | Cómo han llegado y cómo se van a ir los béticos de La Cartuja

Domingo Díaz

El tiempo pasaba y los béticos seguían intentando llegar a La Cartuja. Muchos de los últimos en llegar en vehículo propio aparcaron sin mayores problemas en el entorno de la calle Américo Vespucio. Otros, sin embargo, no lo tuvieron tan fácil. La Ronda Norte estaba atascada y muchos dudaron de si llegarían o no a tiempo para el partido.

Una familia desde Écija tardó el tiempo habitual. Una familia de Vitoria que estaba veraneando en Huelva eligió aparcar temprano el coche en La Cartuja, visitar Sevilla en taxi y luego volver. "Para la vuelta no tenemos prisa", aseguraban augurando la que les habían advertido que se les vendría encima.

No eran los únicos. A la ida el transporte público funcionó a la perfección. El Cercanías de Renfe lo puso todo muy fácil y los autobuses de Tussam y taxis tampoco fallaron. Los peñistas de los pueblos sevillanos no reportaron incidencias en la ida. Todo el mundo estaba contento, pero sabiendo que había un problema: la vuelta.

Fuera del partido en el 70'

Con casi todos dentro, arrancó el partido entre Real Betis Balompié y Deportivo Alavés. Como era la primera vez, muchos no estaban ubicados y no sabían qué se podía y qué no se podía tocar. Una mujer preguntaba en la tribuna: "Perdona, mi asiento es ese, pero pone TV". La pegatina estaba ahí desde la final de Copa del Rey y todos los béticos tenían asegurados los asientos; no había problema.

Cierto es que hubo gente que se agolpó en la entrada en los minutos iniciales. Nada que no se solventara con rapidez. El no estar habituado juega malas pasadas. Una vez dentro había que acostumbrarse a muchas cosas: un nuevo torno, un nuevo baño y el nuevo asiento.

Béticos intentando acceder al estadio.

Béticos intentando acceder al estadio. / D. D.

Porque hubo quien no quedó del todo conforme con el asiento que le habían asignado. Si el suyo habitual en el Villamarín estaba en la fila 18, ¿por qué el nuevo estaba tan alto, si en la otra tribuna había asientos más bajos? Esa era la pregunta que se hacía una señora.

Ciertamente, en la zona más alta de la tribuna de La Cartuja, la visibilidad no es tan buena como en el Villamarín. Pero quizás todo sea acostumbrarse. O no.

Otra cosa que cambió fue el marcador. El partido se retransmitió en directo por las pantallas situadas en cada uno de los fondos. Además, por la megafonía se pudo escuchar a los hinchas béticos cantar en directo.

Una vez pasado el descanso y con todo el mundo más o menos ubicado, llegaron las prisas. Había 54.646 aficionados verdiblancos. A ver cómo lo iban a hacer para salir de ahí.

En la pausa de hidratación, los vomitorios comenzaron a llenarse de béticos ante la atenta mirada de los presentes. "¿Tantos van al baño?", se escuchó. No, se iban a su casa. Los alrededores de La Cartuja comenzaron a acoger a cada vez más béticos que decidían no esperar al pitido final.

Béticos en los aledaños y en la estación de Cercanías antes de que el árbitro pitara el final del encuentro.

Béticos en los aledaños y en la estación de Cercanías antes de que el árbitro pitara el final del encuentro. / D. D.

Antes de que el reloj alcanzara el tiempo reglamentario, había quien ya estaba esperando el tren en la parada del Cercanías. Se perdieron los mejores minutos del Betis en un trepidante arreón final. "Algunos se han ido en el minuto 20 de la segunda parte", dijo a este periódico en lo alto de la tribuna un padre que acudía junto a su hijo. Ellos también salieron antes del pitido final, aunque ya en el tiempo de descuento.

Todo quedó en un susto

Final del partido y estallido de júbilo en las gradas de La Cartuja. Primera victoria de la temporada del Real Betis Balompié. Con todos resignados a pasar horas en la isla, comenzaron los béticos a marcharse.

El primer conato de incendio estuvo en la bajada. Nada significativo, se podía salir con fluidez, aunque sin agarrarse a ningún barandal.

La carretera de la Ronda Norte se volvió a atascar, esta vez en sentido contrario. El carril que daba entrada al estadio permitió a muchos subirse a los coches de los familiares. Muchos corrieron riesgo. Hubo quien, incluso, cruzó la carretera completa.

El Cercanías también parecía que sería un problema. Un barullo antes de cruzar el puente hacía oler los problemas para aquellos que viajaran en sentido Sevilla Santa-Justa. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Salieron los primeros tras montarse todos en un tren. Poco después partieron otros con destino Dos Hermanas, Utrera y Lora.

Aficionados béticos a la espera del tren.

Aficionados béticos a la espera del tren. / Domingo Díaz

La Cartuja había retomado prácticamente la normalidad y no había pasado una hora del final del encuentro. Hasta tres hinchas del Deportivo Alavés se fueron en Sevici. En la fan zone bética, muchos aún hacían tiempo, mientras otros disfrutaban de un bocadillo justo enfrente.

El único lunar lo puso Tussam al final. Algunos usuarios se quejaron de esperar el autobús más de 60 minutos en la cola en sentido Santa Justa. Incluso, hubo quien decidió salir de la Isla de la Cartuja andando. En la fila, un señor bastante enfadado ironizaba: "Llevamos tanto tiempo aquí que yo ya no sé si mañana es lunes". A una primera vez, no se le puede pedir más.

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