Importantes
Patricia Guerrero, la bailaora que recoge el testigo de sus maestros para relanzar el Ballet Flamenco de Andalucía
La granadina es distinguida el próximo miércoles 8 de octubre en la gala Importantes de El Correo de Andalucía por su "excepcional labor al frente de la compañía pública andaluza, donde ha elevado el Ballet a nuevas cotas de prestigio"

Patricia Guerrero, la bailaora que recoge el testigo de sus maestros para relanzar el Ballet Flamenco de Andalucía / El Correo

Hay una anécdota que cuenta Rubén Olmo, director del Ballet Nacional de España que ilustra bien la personalidad, la iniciativa y la gracia natural de Patricia Guerrero (Granada, 1990), bailaora, coreógrafa y, desde octubre de 2023, directora del Ballet Flamenco de Andalucía (BFA), casa a la que ha regresado tras aquella etapa, entre 2011 y 2013 con el coréografo sevillano al frente, cuando fue primera bailarina de la compañía pública andaluza.

Rubén Olmo, director del Ballet Nacional de España / El Correo
En una de las giras por Estados Unidos del BFA, la embajada de España en Miami quiso dar la bienvenida al elenco con una fiesta. Alrededor de esas piscinas que sólo salen en las revistas y las películas, se encontraba lo más granado de la vida local: artistas, DJs, críticos de música... y todo el elenco del ballet, formado por veinteañeros sobrados de talento y age. "Se acerca Patricia y me dice dice 'Rubén, esto está muy soso, déjanos cantar'. Hablaba por boca de Sara Arévalo y Maise, dos bailaoras con las que más miga hizo en sus tiempos en la compañía pública de la Junta de Andalucía. "Pregunté y dijeron que sí, que cantaran... y de repente se presentaron en medio de la piscina como las Choniny Child, pero no se pusieron a cantar por bulerías, ¡se pusieron a cantar en plan Beyoncé! con unas letras para cada uno que te partías de la risa... Imagina la cara del personal". Al día siguiente, uno de los críticos escribió: "Las Choniny Child, que fueron muy desafortunadas, cantando como ranas de cloaca..." . "No entendieron nada", recuerda Olmo.
"Tiene una energía y un magnetismo especial en el escenario, tiene la fuerza, las ganas de estar siempre buscando nuevos caminos y tiene frescura".
Sentado en uno de los estudios de ensayo del Ballet Nacional, en el Paseo de la Chopera de Madrid, Rubén Olmo repara en ese episodio desternillante para dibujar la semblanza de Patricia Guerrero. "Tiene una energía y un magnetismo en el escenario, tiene la fuerza, tiene frescura, las ganas de estar siempre buscando nuevos caminos y eso es muy importante en un artista".
Esa personalidad arrolladora, ese carisma, lo ha sabido llevar a la dirección del Ballet Flamenco de Andalucía que con ella está en estado de gracia. El Correo de Andalucía distingue a esta mujer de 35 años con el premio Importante en la categoría de Cultura. Tras una etapa de cierto conformismo, tanto en lo artístico como en lo institucional, la elección de Patricia Guerrero como directora del BFA ha devuelto a la compañía pública, dependiente de la Consejería de Cultura, un espacio de relevencia en el mapa de festivales, dentro y fuera de nuestras fronteras, y, sobre todo, ha hecho soñar de nuevo al BFA. "Su pasión por el flamenco y un compromiso con la cultura andaluza, haciendo de esta institución un emblema vivo de este arte universal y en la mejor cantera de futuras primeras figuras del baile", se ha destacado de ella para conceder este galardón, que se entregará el próximo miércoles 8 de octubre en la Fundación Cajasol.
Con el marchamo del Premio Nacional de Danza recibido en 2021, como reflejo del lugar que ocupa como una de las figuras más importantes del panorama actual en el flamenco, Patricia tomó las riendas del Ballet hace ahora dos años, en el 30 aniversario de la compañía, y desde entonces no ha parado de elevar las cotas de excelencia del ballet, con espectáculos tan hermosos como ambiciosos: Tierra Bendita (2024), su primera producción, recorrió las tradiciones de Andalucía; en Pineda (2025), abordó la figura de la Mariana Pineda de Lorca y estrenó temporada en el Centro Danza Matadero y en Origen, la semilla de los tiempos (2025), con la dirección musical de Fahmi Alqai, exploró el espíritu barroco que hay en la danza flamenca. La crítica y el público se rinden al talento de quien aprendió de chica el compás y el sacrificio.
Su madre, una india apache, Mario Maya, Rubén Olmo...
Formada primero al calor de su madre, la bailaora María del Carmen Guerrero, y con La Presi: "una india apache que vino de Estados Unidos y se enamoró del flamenco y de Manolete y me cogió cuando yo no tenia ni 7 años", Patricia es hoy el fruto de la tierra fértil donde tantos han sembrado.
Creció viendo bailar a las gitanas de las cuevas del Sacromonte y apenas niña se subió al tablao La Reina Mora (ahora tablao Albaicín) y desde los 14 años aprendió a amar y a respetar el flamenco bajo el magisterio del añorado Mario Maya. "Siempre ha estado presente en mi inspiración, le hablo mucho a los niños de él", explica sentada en una silla de enea que se usa en los ensayos del Ballet Flamenco de Andalucía, en su sede del Estadio Olímpico, sobre quien fuera primera director de la compañía pública andaluza. "Me hace triple ilusión". Pareciera que el destino estaba marcado para que Patricia Guerrero capitaneara este barco. De Rubén Olmo, que dirigió el Ballet es uno de sus momentos de mayor esplendor tras años de zozobra institucional, es para esta coreógrafa uno de sus "grandes maestros". "Es una persona que hoy me sigue acompañando en mi carrera", enfatiza con orgullo.
De todos ellos bebe su baile. Y ella hoy es la encargada de seguir llevando agua a la fuente: "El mayor reto que tengo es transmitirle a los niños en el día a día lo que llevo atesorando mucho tiempo, que es todo ese legado que me trasmitieron mis maestros. Hay que tener un cuidado en todo: cómo te diriges a ellos, cómo te diriges a los músicos, cómo dominas un ensayo, todo eso es el aprendizaje que ellos van a tener... La mayor aportación personal que yo puedo hacerles es entregarles la forma en que yo he aprendido esta profesión, con el amor y el respeto en que la he recibido".
"Como bailaora, como intérprete y coreógrafa, siento ese compromiso con mi tierra y como directora de este ballet el compromiso es mayor: representar a nuestra tierra y formar a los jóvenes artistas que se van a nutrir de este ballet como lo hice yo y lo sigo haciendo", explica con la templanza que también destacan de ella quiénes la conocen.
Eduardo Leal (Almería, 1982) es uno de ellos. "Es como una hermana para mí, en Sevilla vivimos juntos, trabajamos juntos, compartimos mucho... Está tocada por la varita, es dinámica, alegre, muy sensible, la quiero muchísimo", subraya emocionado este bailaor en la charla con este medio. La historia de esta amistad que ha superado etapas profesionales y personales es preciosa. En Sevilla, coincideron bailando el tablao Los Gallos, de Sevilla, allá por 2009 en un fin de fiesta. Ella desde su Granada natal, él después de un tiempo en Madrid. "Estábamos desubicados, coincidimos luego en las clases de Rubén Olmo, ahí decidimos montar juntos para un concurso una taranta, con David Carmona a la guitarra", rememora quien es hoy el maestro repetidor del Ballet Flamenco de Andalucía. Su fuerza, su temperamento y ser "una esponja" llamaron la atención de Rubén: "Absorbía de todos los artistas y lo hacía suyo. Tenia ya una personalidad propia que ha ido a más. Siempre ha tenido su propio estilo".
Luego pasaron a formar parte de la compañía privada de Rubén, luego fue su elección como director del Ballet y cuando tocó el momento de seleccionar bailarines para el elenco tuvo claro que esa pareja sería los solistas y primeros bailarines de la compañía de su etapa como director del Ballet. "Hemos caminado siempre en paraleo", dice. Ahora, Eduardo es la mano derecha de Patricia para llevar adelante el Ballet. "Ha traído una energía superpositiva al Ballet, tiene una forma de bailar y de dirigir poderosa. Ella tiene un lenguaje muy directo, muy concreto y un sello personal y eso traerlo a un Ballet no es fácil porque trabajas con gente que nunca habías trabajado antes... Ha apostado por un elenco joven, con energía y veo cada día cómo va pasando su sello sin quitarle la personalidad a nadie. Es generosa".
Con esa generosidad y ese talante, Patricia Guerrero es la encargada de dirigir el mayor emblema flamenco que, desde lo público, tiene Andalucía. Un Ballet que nunca está sobrado de presupuesto. "Montar una producción es muy complicado y en el Ballet siempre se está corto de presupuesto, pero ella sabe adaptarse", apunta Rubén Olmo. Patricia sabe valorar el peso de lo público: "El proceso es algo único. Se sufre, te hace estar vivo. Pero me quedo con los estrenos que han sido verdaderamente increíbles. El tiempo, el espacio con que contamos marca la diferencia. Estrenmos con una precisión casi absoluta. Han sido estrenos apoteósicos".
Y vendrán más. Ole por ella. Ole por el Ballet Flamenco de Andalucía.
- Este pueblo de Sevilla se convierte en una pequeña Laponia esta Navidad
- El acuerdo con los funcionarios más allá de la subida salarial: acción social, estabilización y elección de los PLD
- La plaza de 17.000 metros cuadrados del corazón de Entrenúcleos abrirá a la ciudadanía a principios de 2027
- El PP se enfrenta a Vox por su rechazo a los presupuestos de Andalucía: 'Están subiditos, pero la democracia no les sienta bien
- Sevilla, en aviso amarillo por la borrasca Claudia: estas son las horas en las que lloverá este jueves
- Vox supera al PSOE y se acerca al PP entre los jóvenes andaluces: Abascal tiene más apoyo que Feijóo y Sánchez
- Los 13 mejores abogados sevillanos del año 2026 según el prestigioso directorio jurídico Best Lawyers
- La Universidad de Sevilla tiene terrenos en Montequinto y cerca del Virgen del Rocío para hacer viviendas de estudiantes