Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

El Tourmalet

Una Vuelta en el alma de Bilbao

Tourmalet por Sergi López Egea

Tourmalet por Sergi López Egea / REDACCIÓN

Sergi López-Egea

Sergi López-Egea

Bilbao (enviado especial)

La prensa y las emisoras de radio bilbaínas no se cansan de repetir que este miércoles llega la Vuelta a la capital vizcaína. Bilbao es una ciudad que aprecia el ciclismo y que tiene el honor, no sólo de haber sido durante décadas el destino final de la ronda española -cuando la organizaba el diario 'El Correo'- sino de haber acogido el parto del Tour, en este caso en 2023, como hará Barcelona el año que viene.

Bilbao tiene casi 350.000 habitantes. Crece la ciudad a ambos lados de la ría y desde que construyeron el Guggenheim se ha convertido en un reclamo turístico: cultura combinada con pinchos y rioja, en este caso de las viñas alavesas. Y también en lugar de peregrinaje para cicloturistas, en un País Vasco que siempre ha destacado sobre otros pueblos por su amor y cariño hacia el ciclismo.

La apoteosis del Tour

La salida del Tour fue apoteósica. Ya tomó nota la delegación barcelonesa cuando todavía no estaba cerrado el acuerdo con la dirección de la ronda francesa. Los días previos a la partida de la Grande Boucle hasta resultaba complicado andar por el centro de Bilbao y ya no digamos introducirse en alguna de las famosas siete calles del casco viejo, plagado de bares por todos lados.

Sólo el Athletic supera el amor al ciclismo. Hace dos años coincidió la conclusión de la Itzulia con la final de la Copa de fútbol. Pareció como si todos los habitantes de Bilbao hubiesen sacado chamarras del Athletic y los que no la tenían buscaron en el fondo del armario hasta encontrar una camiseta o chaqueta con tiras rojas y blancas.

El divorcio

La Vuelta y Bilbao se divorciaron cuando Unipublic pasó a controlar la prueba, mucho antes de que la comprase Antena 3 para venderla luego a ASO, la madre de todas las carreras, la propietaria del Tour. Curiosa la relación con Antena 3, que nunca ofreció la carrera, que apenas desplazaba enviados especiales y que difícilmente citaba a la prueba en los espacios informativos.

Los años 80 y 90 no fueron propicios para que la Vuelta se acercase por el País Vasco. Eran tiempos duros y la ronda se asociaba a la marca España. Tampoco pasaba mucho por Navarra, donde se recuerda un incendio nocturno que afectó a motocicletas de la prueba. Eso sí, los aficionados vascos al ciclismo se desplazaban a los territorios vecinos para animar a los corredores de la Vuelta, en Cantabria, la Rioja y hasta en tierras de Burgos.

El regreso

En 2011 regresó la carrera a Euskadi. Patxi López era por aquella época el lendakari, pero cuando el PNV recuperó el poder siguió apostando por la carrera, quizá contagiado por el fervor popular que se desató en Bilbao con la victoria en solitario de Igor Antón. Fue algo histórico, el líder del Euskaltel, el corredor que perdió la prueba el año anterior por culpa de una caída, triunfaba en solitario en la Gran Vía, a 11 escasos kilómetros de Galdakao, donde nació. Hoy Antón es uno de los conductores de la Vuelta y todas las noches comparte habitación en la carrera con otro mito reciente del ciclismo vasco, Pedro Horrillo.

Ahora ya no supone un riesgo de convivencia que la Vuelta entre en el País Vasco. Se observa en los medios informativos locales que sólo hablan de la movida prevista por la protesta derivada de la presencia del equipo de Israel en la carrera, como acción solidaria en favor de Palestina.

Y tampoco se pretende esconder a la prueba, que partirá nada menos que desde un símbolo deportivo de Bilbao, el estadio de San Mamés, igual que ocurrió hace dos años con la primera etapa del Tour.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents