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ATLÉTICO - REAL MADRID

Vuelve el derbi de los líos: racismo contra Vinicius, mecheros a Courtois, el penalti de Julián...

Los Atlético-Real Madrid de los últimos años han venido marcados por actos polémicos, tanto en el terreno de juego tanto en la grada con los radicales rojiblancos

Koke, jugador del Atlético, dialoga con los ultras del equipo rojiblanco en el sector desde el que se tiraron los mecheros contra Courtois.

Koke, jugador del Atlético, dialoga con los ultras del equipo rojiblanco en el sector desde el que se tiraron los mecheros contra Courtois. / Bernat Armangue

Sergio R. Viñas

Sergio R. Viñas

Madrid

En un partido como un derbi madrileño, el fútbol es solo uno de los ingredientes del menú. Suele ser el principal, debería serlo siempre de hecho, pero en varias ocasiones en los últimos años, más de las deseadas, ha quedado en un segundo plano. Los partidos entre Atlético de Madrid y Real Madrid se han acompañado de sustantivos como racismo, agresiones y polémicas.

Los ultras colchoneros, integrados en el Frente Atlético, han sido protagonistas recurrentes de episodios que han enturbiado la lógica rivalidad entre los dos principales equipos de la capital. Aunque, todo sea dicho, el partido de este sábado (16.15 horas) llega en un clima más calmado que anteriores derbis. De hecho, el Ministerio de Interior ni siquiera ha decidido declarar el partido de alto riesgo, aunque los últimos años hayan dado motivos para la preocupación y la prudencia.

Todo arrancó en 2022, cuando Vinicius decidió comenzar a celebrar sus goles bailando. Lo hizo en un partido contra el Mallorca antes de un derbi y a Koke le preguntaron por la posibilidad de que lo repitiera en el Metropolitano. "Habría lío seguro", predijo el capitán rojiblanco. Vinicius no marcó en aquella victoria blanca (1-2), pero sí bailó. Y, en efecto, hubo lío.

Vinicius, en el Atlético-Real Madrid de septiembre de 2022.

Vinicius, en el Atlético-Real Madrid de septiembre de 2022. / AFP7 vía Europa Press

En realidad, el lío empezó mucho antes, aderezada la previa con un comentario racista de un tertuliano televisivo: "Que deje de hacer el mono". Caldo de cultivo que los radicales del Atlético aprovecharon para volcar sobre el brasileño su odio, con cánticos de "Vinicius, eres un mono" en la previa del encuentro.

El extremo respondió a las vejaciones bailando tras el gol de su compatriota Rodrygo, lo que propició el lanzamiento de objetos desde el fondo en el que se ubica el Frente Atlético. Unas escenas que, con mayor o menor intensidad, se han ido repitiendo en los últimos años contra el delantero del Real Madrid.

Los episodios de racismo contra Vinicius, escrito queda, han sido recurrentes en los últimos años en el contexto del derbi, con mayor o menor intensidad. Hay un suceso, no obstante, que merece su propio capítulo. Ocurrió el 26 de enero de 2023, antes de un Real Madrid-Atlético en el Bernabéu. Esa noche, apareció ahorcado de un puente de Madrid un muñeco con la camiseta de Vinicius junto a una pancarta en la que se leía "Madrid odia al Real".

Un muñeco con la camiseta de Vinicius cuelga de un puente.

Un muñeco con la camiseta de Vinicius cuelga de un puente. / ARCHIVO

La investigación policial permitió identificar a cuatro individuos, todos ellos miembros del Frente Atlético, como autores de semejante salvajada. El caso acabó en un juicio en el que los cuatro acusados reconocieron su responsabilidad y pactaron penas de prisión de entre 14 y 22 meses, además del abono de multas, inhabilitación y alejamiento del jugador y los estadios de fútbol.

La carga simbólica del hecho permitió grandes avances en la lucha contra el racismo en el fútbol español. La condena de los cuatro miembros del Frente Atlético se enmarca en un contexto de sentencias judiciales por actos racistas, varios de ellos con el propio Vinicius como víctima.

El último derbi liguero del Metropolitano vino precedido por una campaña en redes sociales que animaba a los seguidores del Atlético a acudir al campo con una mascarilla para poder proferir insultos racistas a Vinicius sin ser identificados. LaLiga intervino preventivamente amenazando con denunciar a los instigadores y la campaña quedó en suspenso. No hubo (en apariencia) racismo en ese partido, pero sí violencia.

El portero del Real Madrid Thibaut Courtois retira un objeto lanzado desde la grada, durante el partido de la pasada Liga contra el Atlético.

El portero del Real Madrid Thibaut Courtois retira un objeto lanzado desde la grada, durante el partido de la pasada Liga contra el Atlético. / Ballesteros / EFE

El destinatario de las agresiones fue en este caso Thibaut Courtois, ex del Atlético que ha hablado con cierto desprecio de su antiguo club desde que fichó por el Real Madrid, por "el lado bueno de la historia". Mediada la segunda parte, tras celebrar el gol de Militao que abrió el marcador (el partido acabó 1-1) mirando al Frente Atlético, comenzó a recibir una lluvia de mecheros y otros objetos.

El árbitro, Mateo Busquets Ferrer, decidió suspender el partido durante 15 minutos, tras dos avisos infructuosos por megafonía. Una medida inaudita en un partido de este nivel, que acabó con reproches de Simeone a Courtois por sus provocaciones a la grada: "Cargamos a la gente y se enoja. No se justifica lo que sucedió después, pero tampoco se justifica lo inicial".

El último capítulo en el Metropolitano careció de tensión en la grada con el gran rival, más allá de la propia de un enfrentamiento deportivo de esta magnitud. En buena medida, seguramente, porque se trataba de una eliminatoria de Champions que el Atlético debía remontar, tras el 2-1 de ocho días antes en el Bernabéu.

El penalti de Julián Álvarez.

El penalti de Julián Álvarez. / Manu Fernandez / AP

El lío llegó en la tanda de penaltis que definió cuál de los dos equipos avanzaba a cuartos de final. En el segundo lanzamiento de los rojiblancos, Julián Álvarez marcó pese a resbalarse en la ejecución, pero el VAR determinó que había tocado el balón con ambos pies, algo que el reglamento no permite. El Atlético cayó eliminado, dando paso a una indignación que fue a más con el paso de las semanas.

Porque la IFAB, a posteriori, definió el vacío legal sobre cómo se deben sancionar esas jugadas, claramente accidentales. Un penalti como ese, hoy, ya no se daría por fallado, sino que se mandaría repetir. El bochorno lo completó Rüdiger, llevándose el dedo al cuello de manera desafiante tras marcar el penalti decisivo, gesto por el que fue sancionado. Nada que consuele a un Atlético que, además, con aquella eliminación empezó una cuesta abajo de rendimiento de la que, casi medio año después, todavía no se ha recuperado.

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