“Queremos que la sociedad confíe en una minería responsable y moderna”
SALORO es una de las 90 empresas, instituciones y centros tecnológicos que integran el Clúster Nacional para la Minería Sostenible de la Península Ibérica, la cual supone un auténtico ejemplo de sostenibilidad y buenas prácticas.

Álvaro Serrano, Consejero Delegado de SALORO y Presidente de la Junta Directiva del clúster ISMC durante una de sus intervenciones / El Correo
Estamos en un momento en donde la preocupación por la transición energética, la extracción responsable de las materias primas críticas, la gestión eficiente de los residuos de los propios procesos productivos o el respecto a la biodiversidad son prioritarios para cualquier actividad industrial. Es por ello, que desde el Clúster Nacional para la Minería Sostenible de la Península Ibérica (ISMC), trabaja en su día a día, no solo por llevar a cabo una minería moderna responsable , sino una comunicación transparente y bidireccional que cree confianza en las comunidades donde se integra el sector.

Foto oficial Junta Directiva ISMC / El Correo
Pregunta. Desde su posición como presidente del clúster ISMC, ¿cómo valora el papel que juega la colaboración entre empresas, instituciones, centros tecnológicos y universidades para fortalecer la confianza social en la minería?
Las universidades y centros tecnológicos aportan el conocimiento científico independiente de nuestras operaciones. Las empresas transforman este conocimiento en innovación aplicada para incorporarlas como soluciones reales en nuestra actividad. Y, por último, las instituciones públicas facilitan el marco de gobernanza y, además, aseguran que se cumplan las reglas y que la ciudadanía se sienta representada e informada de todos nuestros procesos.
Desde el clúster trabajamos para conectar a todos estos agentes, fomentamos proyectos colaborativos de I+D+i, programas de formación y divulgación para con la sociedad. Al final, la base de la minería moderna son todos estos procesos que ayudan a que la sociedad sienta confianza hacía nosotros. Que identifiquen la propia actividad industrial como motor de desarrollo y también de sostenibilidad para su entorno.
P. Hablamos mucho de atraer inversión internacional, pero ¿qué papel juega el capital nacional —tanto público como privado— en el desarrollo de nuevos proyectos mineros en España? ¿Dónde queda Andalucía en esta ecuación?
R. El capital español debe tener el papel de arraigar los proyectos a nuestro territorio, generar confianza local y garantizar que el desarrollo se tradujera en beneficios para las regiones. Este capital debe ser sólido dentro del ámbito nacional, con instrumentos adaptados a las particularidades del sector de la minería. Lamentablemente, en este camino todavía nos queda mucho por recorrer ya que, a día de hoy, es muy difícil conseguir financiación. Esto nos obliga a recurrir a mercados internacionales para conseguirla.
Andalucía es un punto estratégico dentro de esta ecuación, ya que es una zona con una gran tradición minera donde la calidad de los recursos y la consolidación del marco administrativo y tecnológico están muy avanzado. Todo ello la sitúan como una de las regiones más dinámicas de España. Desde el ISMC trabajamos para que este modelo se replique en otras comunidades, porque la minería española solo será fuerte si combina la tracción de capital extranjero con un tejido industrial innovador y con una visión a largo plazo.
P. ¿Qué condiciones cree que necesita España para consolidarse como un destino competitivo y estable para la inversión minera responsable? Desde ISMC, ¿qué trabajo se está realizando para conseguirlo?
R. España claramente reúne condiciones para consolidarse como un destino minero desde el punto de inversión europea por varias razones: en España tenemos una geología rica y diversa, las infraestructuras son modernas, hay un capital humano muy cualificado y un sólido marco normativo.
Sin embargo, para atraer la inversión responsable de manera sostenible, es necesario reforzar cuatro pilares esenciales: estabilidad regulatoria, agilidad administrativa, confianza y apoyo social y mano de obra accesible.
La industria minera necesita una reforma laboral y social que fomente el trabajo en vez de penalizarlo sobre todo en las poblaciones rurales.
Es fundamental comunicar el valor estratégico de la minería responsable, el papel en el suministro de las materias primas críticas para la transición energética, la capacidad para generar empleo de calidad en zonas rurales y nuestra contribución al desarrollo industrial.
Desde el ISMC impulsamos proyectos que trabajan para conseguir una minería transparente, innovadora, alineada con las políticas europeas de sostenibilidad y transición energética. Trabajamos con las administraciones públicas para tratar de simplificar trámites, con las universidades y centros tecnológicos para desarrollar soluciones tecnológicas, de progreso y de economía circular. Y, por supuesto, con las empresas para que se eleven los estándares ambientales sociales y tecnológicos.
P. Uno de los grandes retos del sector es el reciclaje de materiales críticos. ¿Está el ISMC trabajando en proyectos de economía circular o recuperación de metales esenciales a partir de residuos industriales?
R. Gran parte de los proyectos de I+D+i van enfocados en reaprovechar y maximizar el reciclaje de las materias primas. En este sentido el futuro del sector minero pasa por integrar de manera efectiva la recuperación y el reciclaje de los materiales críticos en la cadena de valor.
En ISMC participamos en varios proyectos de recuperación de metales esenciales como el wolframio, el cobre, el litio, el níquel o las tierras raras a partir de los residuos industriales de los propios procesos productivos.
Proyectos como PERMANTET, BATMASS o Li4Life, de los cuales se benefician más de una docena de socios, en su mayoría PYMES. Estas iniciativas están alineadas con los objetivos de la Unión Europea de alcanzar un 15 % de reciclaje de materias primas críticas antes de 2030.
Hay proyectos concretos, por ejemplo, el que tenemos hospedados dentro del ISMC y que trabajamos desde SALORO, que consiste en la recuperación de metales a partir de la utilización de plantas. A través de las raíces ya sea en un entorno hídrico o en terreno, como por ejemplo en escombreras, etc.
Nuestro objetivo, por tanto, es claro: cerrar el ciclo de materiales, reducir la dependencia exterior —hoy día especialmente crítica en las materias primas identificadas por la UE— y contribuir a la autonomía estratégica de Europa.
P. En un momento en que la sostenibilidad y la transición energética dominan la agenda, ¿cómo se equilibra la necesidad de extraer recursos con los compromisos de descarbonización y protección del medioambiente?
R. Para el Clúster es indispensable promover la estandarización de tecnologías limpias en las empresas del sector. Por ejemplo, el tema de las baterías, los aerogeneradores, los paneles solares, el boom de los coches eléctricos…la clave está en hacerlo con esos estándares sociales, ambientales y de responsabilidad corporativa.
Desde el ISMC estamos promoviendo ese modelo de minería que prioriza la eficiencia energética, el uso de energías renovables, la gestión responsable del agua o la restauración progresiva de terrenos. No debe ser sólo un requerimiento de la administración, debe haber conciencia dentro de las propias compañías mineras.. Cada vez más empresas dentro de nuestro clúster aplican esas tecnologías que reducen el consumo energético, las emisiones y mejoran la seguridad. Queremos ser el nexo en esa amalgama que incluye desde industrias, hasta quienes generan el conocimiento y tienen la tecnología necesaria para llevar a cabo todas estas metas sostenibles.
P. ¿Qué avances tecnológicos o de gestión están permitiendo que la minería ibérica sea cada vez más eficiente y respetuosa con el entorno?
R. El tema de la digitalización de los sistemas de motorización a tiempo real están cambiando la manera en la que se planifica y se opera en las minas. Actualmente, ya existen herramientas tecnológicas que nos permiten ser más eficientes: optimizando la extracción de minerales explotando los mismos recursos, generando menos residuos y simplificando su posterior gestión.
Todos estos elementos generan una ventaja desde el punto de vista productivo y económico, que desembocan en el beneficio para la comunidad. Por ejemplo, la tecnología actual nos permite desarrollar nuevos mantos que permitan que la flora, fauna y la vegetación se consoliden y se regeneren también durante el proceso de explotación minera que llevamos a cabo.
P. La minería responsable suele presentarse como una oportunidad, pero también como un reto de aceptación social. ¿Qué estrategias concretas se están utilizando desde el ISMC para mejorar la percepción pública y la confianza ciudadana?
R. La confianza social es una de las prioridades del clúster. Somos conscientes que para que la minería tenga un futuro, debe ser comprendida y aceptada por la sociedad. No solo por la comunidad en la que se instala nuestra actividad, sino también por toda la ciudadanía general.
Es por ello que defendemos una comunicación clara y basada en datos verificables. Difundimos buenas prácticas ambientales y sociales, resultados de proyectos de innovación y ejemplos de restauración de espacios mineros. Queremos que la sociedad perciba que la minería moderna es responsable y que está alineada con los modelos actuales de sostenibilidad y respeto al entorno. Fomentamos la participación y el diálogo, apoyando los modelos de gobernanza y organización donde se lleva a cabo una conversación directa y continua. Y, por último, apostamos por la divulgación y educación, apoyándonos en universidades, centros educativos y asociaciones profesionales para dar a conocer lo que es la minería sostenible

Instalaciones de SALORO en Barruecopardo en Salamanca / El Correo
P. En esa línea, Saloro ha apostado desde sus inicios por integrarse en el entorno en el que opera, convirtiéndose en “un vecino más”. La mina de Barruecopardo se encuentra en un entorno de gran valor natural, dentro de la Red Natura 2000 y próxima al Parque Natural de Arribes del Duero. ¿Cómo se traduce esta filosofía en el día a día y qué impacto ha tenido en el desarrollo económico y social de la zona?
R. Desde el nacimiento del proyecto de SALORO, siempre hemos tenido presentes tres pilares fundamentales: el respeto al entorno y su equilibrio medioambiental, el compromiso con la comunidad y el compromiso económico con la inversión aportada por los accionistas que confiaron en el proyecto.
Acciones concretas que velan por los intereses del territorio
- Priorizar la contratación local: Se impulsa la creación de empleo estable y cualificado, lo que se traduce en más de 200 personas contratadas en una zona rural con escasas alternativas en el sector.
- Constante diálogo con las instituciones locales autonómicas, ya sea ayuntamientos, comunidades autónomas o diputación.
- Los vecinos en el centro de todo: Nos preocupamos por informar, ofreciendo jornadas de puertas abiertas. Que se sepa que se está haciendo con total transparencia.
- A nivel económico, la mina a conseguido dinamizar el tejido económico de la zona, sus proveedores son locales o provinciales. Siendo oportunidades para pymes o servicios asociados regionales.
En definitiva, SALORO es una fuente de bienestar, riqueza y generación de empleo. Es el orgullo de un pueblo por haber puesto a Barruecopardo en el mapa, ya que exportamos el 100 % de nuestra producción.
P. ¿Qué medidas concretas ha implementado Saloro para garantizar que su actividad minera sea plenamente compatible con la conservación del medio ambiente y la biodiversidad del entorno?
R. Tenemos un modelo de gestión ambiental reconocido no solo por la administración regional, sino también por otras administraciones de España, en el que combinamos prevención, control y restauración. Entre las medidas que hemos implantado destacan los sistemas de monitorización ambiental, que permiten el seguimiento constante de la calidad del agua, del aire, del ruido y de la biodiversidad del entorno; la restauración progresiva, mediante la cual las áreas intervenidas se recuperan a medida que avanza la explotación, evitando los impactos acumulativos que se generarían si esperásemos al final del proyecto; la conservación del hábitat de especies protegidas, como la cigüeña negra; y el desarrollo del ecosistema para asegurar la cadena alimentaria de la fauna, entre otras muchas actuaciones.
En definitiva, SALORO es el ejemplo claro de la compatibilidad entre minería y conservación ambiental, donde trabajamos con planificación, tecnología y compromiso desde su base.

Vista aérea de las instalaciones de Saloro en Barruecopardo en Salamanca / El Correo
P. ¿Qué lecciones extrae Saloro de su experiencia en Barruecopardo que podrían servir de modelo para otras empresas mineras en España o Europa?
R. Somos un ejemplo de dinamización de la comunidad y de que la relación economía-sociedad-minería-medioambiente es posible y exitosa, no solo desde el punto de vista económico, sino de la importancia que adquirimos en las comunidades donde estamos instalados.
- Confianza de la comunidad en la que se enmarca
- Más altos estándares ambientales, sociales y de seguridad
- Sostenibilidad como eje central
- Colaboración con centros de conocimientos
- Soluciones exitosas replicables para otros proyectos
- Estando en un Parque Natural y en una zona cepa, lidera proyectos que protegen la salud la fauna y flora de la región
P. ¿Cómo visualiza la minería ibérica dentro de diez años y qué papel espera que juegue ISMC en ese futuro?
R. No se puede mirar para otro lado y esperar a que la extracción de minerales y de metales la hagan los demás. Es lo que lleva pasando años. La minería dentro de 10 años serán proyectos sostenibles, con tecnologías limpias y socialmente aceptados. Hacía eso estamos trabajando y hacía eso debemos dirigirnos. No solo somos necesarios, sino también una fuerza positiva.
En este escenario, el ISMC aspira a consolidarse como referente nacional y europeo en la cooperación, innovación y sostenibilidad. Nuestro papel será seguir conectando a los actores de la cadena de valor. Seremos testigos de una minería más automatizada, limpia, -como ya lo es-, con huellas ambientales casi nulas basadas en datos, en trazabilidad y en economía circular.
Minería humana con empleo cualificado y con oportunidades en zonas rurales y mayor equilibrio territorial. Seguiremos impulsando proyectos de I+D+i, la formación especializada, las alianzas estratégicas que fortalezcan la competitividad del sector y su reputación social. El objetivo es claro, que la minería ibérica sea sinónimo de sostenibilidad, innovación, orgullo industrial y un ejemplo de como esta actividad puede contribuir a un futuro limpio, seguro y próspero para todos.
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