Los vecinos del Cerro del Águila son fieles a su mercado de abastos. / José Luis MonteroEl Cerro del Águila no es un barrio cualquiera. Tiene una identidad arrolladora que le ha valido el respeto de todos pese a su juventud. Desde sus orígenes ha mantenido su esencia alegre y servicial, funcionando a veces como un pueblo de conciencia obrera que ha querido superarse y alcanzar grandes avances. En el callejero se puede leer su historia. Siempre vinculada a cerreños anónimos que han mostrado orgullosos sus raíces allá por donde han ido.La calle larga, Afán de Ribera, da la bienvenida a quien pone un pie a este lado de la Ronda del Tamarguillo. En el número 106 tiene la frutería Andrés Núñez. En sus casi 30 años de comerciante asegura que nunca había visto tanta suciedad en la calle: «Es de vergüenza lo de los excrementos de los perros, que no lo recogen los dueños», señala mientras despacha en su puesto y lamenta el «grave problema» del Cerro: la alta tasa de paro. La calle Afán de Ribera es la columna vertebral de la trama urbanística del Cerro. / José Luis MonteroEn esta cuestión, María Ángeles Rodríguez, vecina de la calle Pruna, lamenta que no se le dé opción a estos parados que «están todo el día por la calle sin saber qué hacer». Es el caso de Rafa, padre de familia que trabajaba hasta hace cuatro años de soldador: «Los días se hacen eternos y lo peor es tener que ir a Cáritas de la parroquia. Queremos trabajar y no vivir de la solidaridad».Esta situación también se deja sentir en el comercio tradicional que conserva el barrio. La calle José María de Perea se puebla por la mañana de señoras con sus carritos de la compra. Van a la plaza de abastos que está en esta calle. Allí les atiende, entre otros, Manuel Gutiérrez, quien reconoce que pese a todo «el barrio es muy fiel al mercado», un edificio que dice presentar «buen estado». Menos contentos están en la calle Pruna porque no se respetan los cedas al paso:_«Antes venía la Policía. Cualquier día va a ocurrir una desgracia», dice María Ángeles, quien también apunta que se necesitan «algunos arreglos» y «más limpieza». Señala que al principio de la calle Montellano hay una plaza que es un foco de conflicto. Propone hacer aparcamientos y recuerda la promesa del centro vecinal de Parque Estoril.Más información, en la edición de papel.