El pasado jueves se cumplieron 365 años de la proclamación de San Pablo como patrón de Écija. Por este motivo, el salón de plenos del ayuntamiento acogió la celebración de este aniversario, con un acto protocolario que consistió en la lectura del acta capitular del 15 de enero de 1644.

De la lectura del acta se encargó el cronista oficial de la ciudad, José Enrique Caldero, el mismo que también se ocupa de leer el documento el día 25 de enero, fiesta local en Écija y establecido por la Iglesia Católica como festividad de San Pablo Apóstol.

La relación de Pablo de Tarso con Écija se remonta al sigo XV, en concreto a 1436. En ese año se fecha el hecho que marca, todavía en la actualidad, la relación de la ciudad de las torres con el Apóstol de los Gentiles: el denominado Milagro de San Pablo.

Según la tradición, el Santo curó a un niño ecijano al que él mismo había dejado impedido. La curación tuvo lugar delante de todos los vecinos y de la corporación municipal de la época, a la que se avisó de que el milagro era una señal para que el pueblo corrigiera su mala conducta.

"Ocurrió", dice la crónica, "en la madrugada del 20 de febrero de 1436, en la persona del joven Antón de Arjona, al que en una aparición encomendó la tarea de advertir a las autoridades locales de los vicios y pecados que se cometían contra Dios, amenazando con una epidemia de peste si éstos no se corregían".

Según el documento histórico "para que fuera creído en su encargo, le anudó los dedos de la mano derecha y le ordenó que se organizara una procesión con las jerarquías civiles y religiosas y todo el pueblo al convento de San Pablo y Santo Domingo, de la orden dominica, y allí, después de la Santa Misa y sermón, a la vista de todos, pasó la mano por una cruz, desatándosele los dedos y quedando la mano sana".

El cabildo municipal, en recuerdo del hecho narrado en las crónicas y en acción de gracias por la protección del apóstol, formuló el voto perpetuo de acudir cada año, el día 25 de enero, fiesta de la Conversión de San Pablo, a la citada iglesia en procesión y asistir a misa, lo que se sigue llevando a cabo en la actualidad.

La creencia de los vecinos de Écija en el Milagro de San Pablo fue constante entre los ecijanos y lo corrobora el hecho de que el 17 de enero de 1573 el arzobispo de Sevilla don Cristóbal de Rojas y Sandoval declarase fiesta de precepto el día 25 de enero.

Por último, el 15 de enero de 1644, los capitulares astigitanos decidieron declarar oficialmente que San Pablo Apóstol como patrón de la ciudad.