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EEUU

Trump advierte a la cúpula militar sobre un "enemigo interior" y llama a usar "ciudades de EEUU como campo de entrenamiento"

El discurso llega en una inédita reunión de 800 líderes militares convocada por Hegseth, que proclama el fin de la ”basura woke”

El presidente de EEUU, Donald Trump

El presidente de EEUU, Donald Trump / Associated Press/LaPresse / LAP

Idoya Noain

Idoya Noain

Nueva York

Donald Trump ha reafirmado este martes su disposición a retar los límites establecidos durante siglo y medio al uso de las fuerzas militares dentro de Estados Unidos. Lo ha hecho en una inaudita reunión en una base de los marines en Quantico (Virginia), donde se han congregado cerca de 800 generales y almirantes convocados por el jefe del Pentágono, Pete Hegseth, y llegados desde todas las esquinas del planeta.

En su discurso ante esos líderes militares, Trump, que ya ha desplegado efectivos militares en Los Ángeles y en Washington DC para luchar contra protestas y proteger a agentes federales en su campaña de detenciones de inmigrantes ha vuelto a hablar de una “invasión” y de una “guerra desde dentro” y ha llamado a usar “ciudades de EEUU como campo de entrenamiento”.

El presidente, que combina en su mensaje la cruzada contra los inmigrantes con su combate contra activistas progresistas y la oposición demócrata, ha hablado como acostumbra solo de "ciudades gobernadas por demócratas de la izquierda radical”. Ha mencionado urbes como San Francisco, Chicago, Nueva York y Los Ángeles. Y ha dicho a los militares: “las vamos a arreglar una a una y en ello van a jugar un papel destacado algunas de las personas en esta sala. Es una guerra desde dentro”, ha insistido.

Trump ha apuntado a una orden ejecutiva que firmó el mes pasado “para dar entrenamiento a una fuerza de reacción rápida que ayuda a aplacar disturbios civiles”. Y en esa parte de la intervención ha insistido en hablar de “el enemigo interno” y en decir que “hay que lidiar con él antes de que se descontrole. No se descontrolará una vez que ustedes se involucren”, ha proclamado Trump, que también ha dicho a los militares que “controlar el territorio físico de la frontera es esencial para la seguridad nacional” y que ha afirmado que la supuesta “invasión desde dentro no es distinta que un enemigo extranjero”, pero ha señalado que “de muchos modos es más difícil porque no llevan uniformes”.

Las palabras de Trump retando los parámetros de la legalidad establecida también han alcanzado las acciones militares fuera de EEUU. Y ha vuelto a referirse, por ejemplo, al ataque a embarcaciones acusadas de narcotráfico supuestamente procedentes de Venezuela, bombardeos que han dejado víctimas mortales y cuya legalidad según el derecho internacional es cuestionable. 

Amenazas entre bromas

Los líderes militares han desplegado ante el discurso de Trump, que se ha prolongado durante 71 minutos y muy a menudo ha entrado en sus habituales divagaciones difíciles de seguir, la sobriedad de reacciones que debe caracterizarles. El mandatario ha intentado bromear con ello al inicio de su intervención, pero en sus palabras había una nota de amenaza. “Si no les gusta lo que digo pueden abandonar la sala, pero pueden despedirse de su rango, pueden despedirse de su futuro”, ha dicho.

El presidente también ha hecho una promesa: “No seremos políticamente correctos cuando se trata de defender la libertad de EEUU, y seremos una máquina de luchar y ganar”.

Hegseth, contra la “basura woke”

Era un tono que hacía eco del discurso que, antes que él, había dirigido a los militares Pete Hegseth, el secretario del Departamento de Defensa que el presidente ha rebautizado como de guerra. Y el veterano y antiguo presentador de Fox News ha hecho una intervención extremadamente política y politizada, en la que ha asaltado la “basura woke” y ha prometido la vuelta a las fuerzas armadas de una “ética de guerrero” que es también una ética del macho, una expresión de una cultura de masculinidad exacerbada.

Hegseth ha hablado de la jornada como un “día de la liberación” y ha asegurado que va a arreglar “décadas de decadencia”. Se ha lanzado contra programas de diversidad de género o racial o contra el sistema que había permitido denunciar el “liderazgo tóxico” en las filas, o las novatadas . “Limpiamos los escombros, eliminamos distracciones, despejamos el camino para que los líderes sean líderes. Acabamos la guerra contra los guerreros”, ha proclamado. 

Al hablar de las mujeres en combate en concreto Hegseth ha afirmado: “si pueden, excelente. Si no, es lo que es. Si eso significa que no cualifican para determinados puestos de combate, que así sea. No es la intención pero podría ser el resultado. También significará que hombres débiles no califican porque esto no es un juego. Esto es sobre vida y muerte”.

El jefe del Pentágono, que ya ha sacado de sus puestos a varios líderes, incluyendo negros y mujeres, ha hablado desde aspectos formales aparentemente superficiales como prohibir a los hombres en uniforme la barba o el pelo largo hasta de temas mucho más controvertidos, como pedir lealtad de los militares a Trump. “Todos servimos al presidente”, ha dicho Hegseth, que ha anunciado que habrá más cambios en el liderazgo militar y ha recordado que “las decisiones sobre personal son decisiones políticas”. 

“Insuflar ánimo”

Lo que ni los 71 minutos de discurso de Trump ni previamente la intervención de Hegseth han dejado claro es la razón que hacía necesario convocar en persona a los 800 generales y almirantes y hacer que abandonaran sus puestos para escuchar mensajes que tanto el presidente como el secretario de Defensa ya han dado en el pasado. 

El propio Trump, al salir de la Casa Blanca hacia Quantico, había reconocido a los periodistas que se trata de un desplazamiento "con un coste” pero defendía que era “no mucho”. Y añadir: “Preferiríamos gastarlo en balas y misiles pero esta es la ocasión en que teníamos que insuflar ánimo”.

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