Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

Conflicto en Oriente Próximo

Siria celebra sus primeras elecciones tras la caída de Asad

Los comicios parlamentarios de este domingo son sin embargo parciales, y la mayor parte de la ciudadanía siria no tiene derecho a votar

El presidente interino de Siria, Ahmed al Sharaa.

El presidente interino de Siria, Ahmed al Sharaa. / GIUSEPPE LAMI / EFE

Adrià Rocha Cutiller

Adrià Rocha Cutiller

Estambul

Es visto como un hito: Siria, en las cinco décadas de represión de los Asad, celebró múltiples elecciones, todas ellas amañadas para entregar el poder a la familia al mando y a su partido, el Baaz. Este domingo, no obstante, las tornas han cambiado, y el país árabe vota por primera vez tras la caída del régimen anterior, en diciembre del año pasado, y el final de la guerra civil siria

Estas elecciones, así, servirán para elegir la composición del Parlamento sirio, formado por 210 diputados. Un tercio de la Cámara baja, sin embargo, no será votado este domingo, sino que será posteriormente elegido directamente a dedo por el actual presidente interino sirio, Ahmed Al Sharaa. Los dos tercios restantes sí son votados este domingo, pero con varios matices: tan solo 6.000 personas en toda Siria han sido llamadas a las urnas.

Ellos son los miembros de los colegios electorales, un grupo de jefes locales, profesionales cualificados y tecnócratas. De ellos, salen, 1.500 candidatos, que han sido vetados por un comité electoral elegido también a dedo por Al Sharaa. Hay más limitaciones: los comicios de este domingo no se celebran ni en el este del país, región controlada por las milicias kurdosirias de las YPG, y en la región de Sweida, bajo control de las milicias drusas.

Sistema electoral limitado

Las autoridades de Damasco, cuando presentaron este nuevo sistema electoral, justificaron las limitaciones impuestas “a la falta de un censo de población válido y al desplazamiento forzado de millones de sirios durante los últimos 13 años de guerra civil”. 

Los analistas, así, ven estas elecciones sirias no como un termómetro del sentir popular de la castigada ciudadanía del país árabe, sino como una muestra de la intención de Al Sharaa de liderar un proceso de post-guerra inclusivo, tanto con las minorías como con las mujeres. La norma electoral no ha establecido cuotas en las listas de los comicios: en total, las mujeres candidatas a un escaño son tan solo un 14% del total de candidatos. 

El sistema establecido, sin embargo, garantiza que el número real de mujeres parlamentarias será mucho menor, ya que el sistema de representación será el mismo que se sigue en Estados Unidos o el Reino Unido: el ganador en una región se queda con el único sillón de distrito. Esto facilita la elección de hombres, mejor colocados socialmente, para los puestos disponibles.

La voluntad del presidente

La clave de estos comicios, entonces, residirá en qué individuos y perfiles elegirá Al Sharaa para determinar el último tercio del parlamento. Hasta la fecha, el presidente interino sirio se ha caracterizado por mantener en su círculo de poder tan solo a sus hombres de confianza más leales. Todos ellos fueron miembros del gobierno civil o militar que Al Sharaa y su milicia, Hayat Tayrir al Sham, mantenían en la región norteña de Idleb, en la frontera turca, durante la guerra civil. 

“Si el presidente selecciona a individuos sujetos a su influencia directa, esto le daría la capacidad de comandar y aprobar decretos a placer, sin ninguna oposición efectiva”, escribe Haid Haid, miembro del think tank Arab Reform Initiative, que continúa:

“Estamos en un momento importante: su decisión [a la hora de escoger la composición final del parlamento sirio] servirá para o legitimar una frágil transición o para dar alas a un cinismo público cada vez más extendido. Pero hasta ahora lo que hemos visto es un proceso electoral muy vulnerable y potencialmente manipulable. Las autoridades electorales han eliminado nombres de las listas, y no han dado razones oficiales por estas decisiones”, asegura Haid Haid.

Una transición estancada

Según la hoja de ruta establecida por el propio Al Sharaa, Siria no irá hacia unas elecciones presidenciales con sufragio universal hasta dentro de un mínimo de cinco años. Hasta entonces, sin embargo, hay mucho en una transición política con muchos interrogantes, empezando por la violencia esporádica contra las minorías alauí en la costa mediterránea y la drusa en Sweida. 

La gran duda, sin embargo, está en el este del país, con una administración autónoma kurda —con su propia milicia armada— que hasta la fecha se ha negado a integrarse al gobierno y Ejército de Damasco. 

Las YPG kurdas, apoyadas durante la última década por EEUU durante la lucha contra el Estado Islámico (EI), demandan la creación de un sistema federal en Siria, algo que el nuevo gobierno de Damasco —y Washington y Turquía, dos de los grandes aliados del nuevo ejecutivo de Al Sharaa— rechazan.

Las negociaciones entre Damasco y las milicias kurdosirias se han congelado, y el temor de una reactivación de los combates en Siria y de una operación militar conjunta entre el Ejército sirio y turco, una posibilidad por ahora lejana, es cada vez más imperante.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents