"El presidente de la paz"
¿Es verdad que Trump ha parado ocho guerras? 'Fact check' sobre la afirmación del presidente de EEUU
El mandatario de la Casa Blanca solo ha tenido un papel decisivo en tres de los ocho conflictos que presume de haber pacificado este año

Imagen de Donald Trump distribuida por la Casa Blanca con el lema 'El presidente de la paz'. / Casa Blanca
Jose Rico
Después de Gaza, parece que Donald Trump se propone ahora pacificar Ucrania. El presidente de Estados Unidos se reúne este viernes con Volodímir Zelenski en la Casa Blanca mientras no deja de expresar cierto enojo con Vladímir Putin. ¿Tendrá la misma suerte que con Israel y Hamás? Tan ufano como siempre, el mandatario estadounidense presume de haber parado ya ocho guerras en los ocho meses que lleva en el cargo. Incluso el Departamento de Estado de EEUU difunde por las redes sociales una imagen de quien define como "el presidente de la paz" junto a una lista de esos ocho conflictos que han terminado gracias a su mediación.
Pero, ¿qué hay de cierto en la afirmación del magnate? ¿Es verdad que ha contribuido a frenar ocho guerras? Como suele pasar, hay matices. Hagamos un chequeo siguiendo el orden de la lista de la Administración Trump.
La frontera entre Camboya y Tailandia vivió en julio una escalada violenta que dejó 35 muertos y unos 300.000 desplazados en ambos países. El primer ministro de Malasia, Anwar Ibrahim, impulsó unas conversaciones de paz entre sus homólogos camboyano y tailandés que fructificaron en un alto el fuego. Malasia ejerció, pues, de anfitrión de las negociaciones, pero Trump jugó su carta talismán: amenazó con imponer aranceles del 36% a los dos países si no ponían fin a los enfrentamientos. Sin embargo, desde que sellaron la tregua, ambas partes se han acusado mutuamente de violar el acuerdo.
En este caso no se cumple la máxima de Trump. Serbia y Kosovo se declararon la guerra en 1998 y cuando llegó el alto el fuego, en junio de 1999, aún faltaban 17 años para que el magnate llegase por primera vez a la Casa Blanca. Desde entonces, el conflicto político persiste y se enconó con la declaración unilateral de independencia kosovar en 2008, que Serbia no reconoce. El único fruto de Trump fue facilitar un acuerdo de normalización económica entre ambos países en 2020, durante su primer mandato, pero no cabe afirmar que ha resuelto una guerra. Las tensiones rebrotan de forma cíclica.
Tampoco se puede dar por pacificada esta región africana. La República Democrática del Congo (RDC) y Ruanda firmaron en junio el Acuerdo de Washington, promovido por la Administración Trump, para poner fin al conflicto armado en el este de la RDC por la presencia del grupo rebelde M23, apoyado por Ruanda. Sin embargo, tanto la ONU como Human Rights Watch denuncian que los combates continúan y que el M23 sigue perpetrando ejecuciones extrajudiciales en áreas rurales. La parte del acuerdo que sí está funcionando es la que representa un beneficio económico para EEUU: el acceso preferencial a minerales estratégicos de la región. La RDC ha otorgado permisos de exploración a la empresa estadounidense KoBold para identificar yacimientos de berilio, niobio, litio y coltán, entre otros.
India y Pakistán se comprometieron en mayo a detener la escalada militar en la zona fronteriza de Cachemira tras cuatro días de enfrentamientos que dejaron al menos 66 muertos. Cachemira es un territorio en disputa desde la partición de India y Pakistán, en 1947. Trump se adelantó a los dos países y anunció el alto el fuego entre dos potencias nucleares históricamente enfrentadas "una larga noche de conversaciones con la mediación de Estados Unidos". Pero las versiones difieren: India desmintió el papel mediador de Washington, mientras Pakistán sí alabó la gestión del mandatario estadounidense y pidió el Nobel de la Paz para él.
Irán fue el objetivo del primer ataque directo contra otro país del segundo mandato de Trump. El 22 de junio, EEUU bombardeó tres instalaciones nucleares iraníes tras 12 días de intercambios de misiles entre Irán e Israel. Usó para ello unas potentes bombas de 13.000 kilos capaces de llegar hasta los profundos búnkeres donde el régimen de Teherán estaba enriqueciendo uranio para desarrollar su programa nuclear. Es decir, Trump no ejerció de mediador, sino que se involucró directamente en esta derivada de la guerra de Gaza para, a continuación, anunciar una tregua entre ambos países, archienemigos desde la instauración de la república islámica en 1979. Desde entonces no ha habido más hostilidades, pero tampoco puede afirmarse que Israel e Irán estén en paz.
En este caso, no puede proclamarse la paz si previamente no ha existido una guerra. Egipto y Etiopía mantienen fuertes tensiones por la construcción de la Gran Presa del Renacimiento Etíope, el mayor proyecto hidroeléctrico de África. Construida sobre el Nilo Azul, su inauguración en septiembre reavivió los recelos de Egipto y Sudán, muy dependientes del caudal del río, que consideran la presa una amenaza a su seguridad hídrica. El argumento de Trump es que las negociaciones sobre la gestión de la presa promovidas en su primer mandato evitaron una guerra, pero en julio pasado reconoció que el proyecto "se ha convertido en un problema muy grave" e instó a las partes a "encontrar una solución".
En agosto, la Casa Blanca acogió la firma del acuerdo entre los líderes de Armenia y Azerbaiyán, países enfrentados desde hace más de tres décadas por el control de Nagorno-Karabaj, un enclave de población mayoritariamente armenia en territorio azerbaiyano que ha sufrido dos guerras que han costado la vida a más de 40.000 personas. En el documento firmado se comprometieron a cesar las hostilidades y a restablecer relaciones diplomáticas, pero el tratado de paz definitivo aún no ha sido ratificado porque Bakú exige a Ereván que elimine de su Constitución toda reivindicación sobre Nagorno-Karabaj. La base del pacto es la creación de un corredor de tránsito que conecte Azerbaiyán con su enclave de Najicheván a través de territorio armenio, y sobre el que EEUU tendrá derechos exclusivos durante 99 años. Un corredor que será bautizado como 'Ruta Trump para la Paz y la Prosperidad Internacional'.
Trump se arrogó el protagonismo absoluto en la cumbre de Sharm el-Sheij (Egipto) que solemnizó el alto el fuego en Gaza tras dos años de guerra. El mandatario estadounidense se implicó personalmente en las conversaciones con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, para detener la masacre (más de 67.000 muertos) provocada en respuesta a los ataques terroristas de Hamás del 7 de octubre de 2023 (más de 1.200 muertos y más de 200 secuestrados), y dos de sus hombres de confianza (Steve Witkoff y Jared Kushner) forjaron el plan de paz que ha permitido la liberación de todos los rehenes israelíes que quedaban con vida. Pero la paz definitiva en este enquistado conflicto aún está lejos: el alto el fuego se tambalea, la ayuda humanitaria sigue encallada y en el horizonte todavía hay que aclarar la retirada de Israel, el desarme de Hamás y el futuro gobierno de la Franja.
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