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Opinión | Universidad de Sevilla

Sevilla

Reflexionando en campaña de Elecciones a Rector/a en la US (IV). Sobre la estructura del PDI

Estudiantes en la sede central del Rectorado de la Universidad de Sevilla.

Estudiantes en la sede central del Rectorado de la Universidad de Sevilla. / Universidad de Sevilla

En cualquier estructura productiva la adaptación al cambio siempre es complicada y lo cierto es que la distribución del Personal Docente e Investigador (PDI) en una institución tan mastodóntica como la Universidad de Sevilla nunca ha encontrado un mecanismo de ajuste adecuado, tanto por el propio proceder de los órganos de gobierno como por la dificultad que introduce la normativa vigente en cada momento. Aquí poco o nada tienen que ver los sindicatos, pues salvo ADIUS, la institución más beligerante en defensa del PDI contratado temporal que en alguna ocasión ha podido incidir, el resto, ni Departamentos, ni por supuesto Facultades, que desde la Ley de Reforma Universitaria (LRU) carecen de competencias en el profesorado, tocan bola, de forma que todo lo decide el rectorado, supervisado, por desgracia, por la Junta de Andalucía.

Las diferencias del PDI entre los centros pueden ser abismales. En las facultades que forman estudiantes que posteriormente se dedican a actividades profesionales (derecho, economía, ingenierías, arquitectura, medicina, enfermería, educación, …) el problema suele ser que la ratio profesor/estudiante es muy pequeña, y a la primera de cambio nos encontramos grupos de 100 estudiantes por aula. Además, los profesores/as están al límite de su carga, que en términos de estudiante/profesor es muy alta, y la presión de las obligaciones de investigación hacen que el profesorado sea reacio a las enseñanzas prácticas, al aprendizaje por proyectos, a las evaluaciones continuas … Resultado: grupos enormes, profesorado desincentivado para la docencia y estudiantes que reciben una calidad de la docencia inferior a la que deberían.

En las facultades de derecho, economía, ingenierías, arquitectura, medicina, enfermería, educación … el problema suele ser que la ratio profesor/estudiante es muy pequeña y nos encontramos grupos de 100 estudiantes por aula.

Por otra parte, como los graduados/as tienen altas posibilidades de encontrar un trabajo relativamente bien remunerado desde que salen de las facultades y escuelas, no hay quien consiga que los/as mejores quieran intentar la carrera docente universitaria, por lo que el relevo de calidad es misión imposible. Así florecen los Profesores Sustitutos interinos, a ello dedique ya un artículo en este medio. Además, en estas facultades y escuelas, más en las de ciencias sociales, la investigación es menos motivadora porque la transferencia (contratos de asesoramiento y estudios) genera sustancialmente más prestigio social y más retribución que la investigación. Estos centros están lastrados porque no hay clasificaciones nacionales ni internacionales de contratos de transferencia.

En otro lado están las facultades con carreras de conocimientos puros (por ejemplo, las ciencias) que normalmente tienen muchos menos estudiantes por grupo, con una ratio profesor/estudiante mucho más alta, aunque también es cierto que en algunos casos, cuando es necesario el uso de laboratorios, los grupos tienen que ser sustancialmente menores. En estos casos los profesores tienen una carga normalmente menor y acumulan amplios méritos investigadores, por lo que si la promoción solo responde a los méritos y no a las necesidades docentes se pueden producir crecimientos de profesorado anómalos y desproporcionados. Hace unos años, investigando sobre la carga docente de los departamentos, encontré un llamativo caso de un departamento de la US en el que de media sus profesores/as, todos Catedráticos/as y Titulares, no llegaban a dar 6 créditos de docencia al año (60 horas). Cómo se llegó a esa situación lo desconozco, pero obviamente fue un despropósito, porque eso se hizo a costa de los grupos de 100 estudiantes en otras carreras.

En cuanto a la captación de profesorado, aquí el problema es totalmente distinto, en esos ámbitos suele existir una altísima proliferación de becarios (personal de investigación temporal) contratados a través de proyectos de investigación y convocatorias nacionales o europeas. Son doctores/as que van acumulando magníficos currículums pero que no pueden ser contratados como profesores/as porque simplemente hay sobredotación de profesorado en sus departamentos o áreas de conocimiento. Aquí, el sistema genera más candidatos que oportunidades.

En las letras puras apenas hay estudiantes y por eso se van constriñendo, pero esos ámbitos, como también las matemáticas o la física, son los que definen la grandeza de una universidad

Otro caso son las letras puras (filología española, filosofía, historia, …) en esas carreras apenas hay estudiantes y por eso se van constriñendo. Pero esos ámbitos, como también las matemáticas o la física, son los que definen la grandeza de una universidad y no podemos renunciar a ellos de ninguna de las maneras si la US quiere seguir siendo una gran universidad, por lo que hay que dotarlos de profesorado y personal investigador, sí o sí.

Pues bien, teniendo en cuenta que lo que acabo de describir es una simplificación de la realidad, ya que cada facultad, cada departamento y cada área de conocimiento tiene sus particularidades, y que a ello debemos sumarle el devenir profesional de los profesores, el caos está servido. Y digo esto último porque la institución que valora los currículums del PDI y que define si somos aptos o no para ocupar una plaza de Profesor/a Titular o Catedrático/a (la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación - Aneca) nos subyuga tanto mientras estamos progresando en el escalafón, que provoca que haya magníficos profesores/as que no soporten la presión, se den por vencidos y abandonen completamente la investigación tanto en el camino como cuando llegan al culmen de su carrera. El resultado un profesorado que abandona, que da sus clases y se olvida de lo demás.

Cojan ustedes todas estas cuestiones, métanlas en una coctelera, agítenla y eso, en grande, son los problemas de la estructura del PDI en la US. Y, a renglón seguido, pretendan solucionarlas todas con dos figuras contractuales, la de Profesor/a Titular y la de Catedrático/a, y háganlo con un sistema centralizado desde el rectorado, que funcione para todos por igual, y que esté supervisado por la Junta de Andalucía. ¿Lo creen posible? ¿No verdad? Pues eso es lo que llevamos haciendo desde que tras la crisis de 2008 se centralizó el sistema, la universidad perdió su autonomía y los departamentos universitarios la suya. Todavía no he visto a ningún Rector/a plantarse ante la Junta y reclamar la autonomía universitaria que nos quitaron.

Todavía no he visto a ningún Rector/a plantarse ante la Junta y reclamar la autonomía universitaria que nos quitaron

Me gustaría que, además de comprometerse a hacer eso, los candidatos/as a Rector/a nos plantearan cuáles son sus ideas para resolver este puzle de tan difícil encaje ¿Piensan contratar Investigadores Permanentes en los Institutos de Investigación, sin obligaciones docentes y cuyo objetivo sea obtener resultados que nos permitan competir en las clasificaciones internacionales?¿Estarían dispuestos/as a contratar Profesores Colaboradores Docentes permanentes con la única dedicación a la docencia y sin obligaciones de investigación? ¿Contratarían Profesores Asociados de entre el profesorado de bachillerato y formación profesional en un modo similar a Asociados Médicos? ¿Defenderían un sistema de becarios FPU generalizado por departamentos al modo MIR para que sea la puerta natural de entrada a la carrera profesional universitaria? Son simples alternativas que se me ocurren sobre la marcha y probablemente los candidatos/as tengan otras mucho más afortunadas. Pero, por favor, expónganlas en su campaña y sobre todo valoren si estarían de acuerdo en diseñar una plantilla objetivo, como existía en su día, y si devolverían a los departamentos su participación en la ejecución del ajuste a la misma. Los babyboomers nos vamos a jubilar y hay que aprovechar nuestra salida para acercarnos a una plantilla objetivo y dotar de unas expectativas reales y estables al nuevo profesorado.

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