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Opinión | Elecciones en el Rectorado

Sevilla - Catedrático de Cirugía Oral y Maxilofacial

En la Universidad de Sevilla, cambiamos contigo

Rectorado de la Universidad de Sevilla

Rectorado de la Universidad de Sevilla / Jorge Jiménez

La historia de esta candidatura es muy anterior al momento en que me convencieron de dar el paso para liderarla. Desde hacía más de un año, un grupo de profesionales, hombres y mujeres de todos los sectores y campus de la Universidad de Sevilla, veníamos reuniéndonos para analizar la deriva de esta Universidad.

Casi todos nuestros diagnósticos coincidían en lo esencial: en contra de lo que pregona el marketing triunfalista y la propaganda, nuestra Universidad es hoy una institución mucho más burocratizada y anquilosada. El nivel de burocracia es tan asfixiante que impide al profesorado ejercer su trabajo académico con eficiencia. La confianza en los trabajadores y trabajadoras de la casa ha sido sustituida por una suerte de presunción de culpabilidad. Se parte de la fiscalización extrema, debiendo acreditar la honradez en cada justificación de gastos. Firmar un convenio se ha vuelto un auténtico suplicio que puede llegar a demorarse años. El nivel de burocracia que un IP de I+D debe soportar hace que, a menudo, le dedique más tiempo a eso que a la investigación misma. Pero también el proceso de concurso vía BAREPROF ha resultado ser un coladero de errores (y a veces horrores) entre las profesoras y profesores que optan a una plaza de Ayudante o de Profesor Sustituto. A esto se suma, además, una absoluta falta de transparencia en prácticamente todos los órganos de gobierno, que nos impide saber, a ciencia cierta, cuál es el déficit exacto de la Universidad, o cuál es el porcentaje de plantilla precarizada.

El contexto de estas elecciones es bien claro: siete candidatos y candidatas, de los que cuatro proceden del actual equipo de gobierno, y otros tres, que representamos diferentes proyectos de cambio y estilos de liderazgo. Eso no quita que todas las candidaturas se hayan sumado a nuestro modelo de cambio participativo y horizontal. Y es que el cambio ya está en marcha. Todas las candidaturas incluyen en sus programas propuestas atractivas para la comunidad, qué duda cabe. Pero en este punto conviene preguntarse qué novedad puede aportar quien ya lleva más de una década dictando las políticas que han gobernado la US. O qué se puede esperar de quien promete todo e incluso más de lo que se le pide. Al final toda elección se basa en la credibilidad y la coherencia.

La Universidad de Sevilla ha perdido el liderazgo del que gozaba en el pasado. Hoy ya no es esa locomotora en que se miraban las otras universidades públicas andaluzas y españolas

La dura realidad es que la Universidad de Sevilla ha perdido el liderazgo del que gozaba en el pasado. Hoy ya no es esa locomotora en que se miraban las otras universidades públicas andaluzas y españolas. También aquí, los datos objetivos contradicen el discurso oficial: se afirma que la Universidad de Sevilla está posicionada en el Top 500 mundial en Investigación según el ranking THE, pero el dato está muy descontextualizado. El ranking THE emite una puntuación global, y ahí la US se sitúa en el rango 801-1000. Comparativamente estamos muy lejos de la mejor universidad española, la Universidad de Barcelona, que está en el puesto 147 de este ranking. En ese ranking general hemos descendido, desde 2021, desde el puesto 301-400 hasta la puntuación actual. La brecha es particularmente notable en el indicador de Docencia. La UB está ubicada en el puesto 27 del mundo, mientras que la US desciende al rango de 1001-1500. También en este indicador hemos descendido desde el puesto 401-600 que teníamos en 2021 hasta la situación actual. Estos datos revelan una debilidad cada vez mayor, consecuencia de una acción de gobierno alejada de nuestros grandes retos y, sobre todo, de los problemas estructurales que lastran nuestro desarrollo.

En estas elecciones se elegirá, en el fondo, entre dos opciones: continuidad o cambio. Y por eso nosotros hemos construido el cambio de abajo a arriba, predicando con el ejemplo de lo que entendemos debe ser nuestro nuevo modelo de gobernanza.

Esa es la elección, pero otra cosa bien distinta está siendo la campaña. La crítica legítima en el ámbito académico debiera estar fuera de toda duda tratándose de una institución basada en la razón, en la discusión crítica del conocimiento y en la sana convivencia del disenso y la reflexión. Pero no siempre está siendo así estos días. Estamos asistiendo al intento nada disimulado de manipulación e intoxicación de estas elecciones por parte de militantes de partidos políticos ajenos a la Universidad de Sevilla. Este ataque al propio proceso electoral y a la autonomía universitaria consagrada en nuestra Constitución debería hacernos reflexionar sobre la importancia de la democracia, y su vulnerabilidad en una sociedad mediada por redes sociales cuyos algoritmos premian la mentira, el insulto y los delitos contra el honor.

Por nuestra parte, confiamos en la altura democrática y cívica de nuestra comunidad universitaria, y en la fuerza del cambio que están impulsando miles de miembros del profesorado. E instamos al resto de candidaturas a censurar estas prácticas aberrantes e inaceptables en unas elecciones limpias y justas. Ha de ser la comunidad universitaria quien emita su decisión en libertad, sin injerencias antidemocráticas de ningún partido político.

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