Una curiosa, rara y ¿por qué no? chocante exposición, es la que hasta el 31 de julio podrá visitarse en la Galería de Arte ALARCÓN CRIADO. Una muestra compuesta por pinturas, fotografías, imágenes originales e impresas, y por siete videocreaciones, que se integran dentro del proyecto PIE. Flamenco, una Plataforma Independiente de estudios flamencos modernos y contemporáneos, refundada en este mismo año 2020 y formada por JOAQUÍN VÁZQUEZ, CHEMA BLANCO y PEDRO G. ROMERO que oficia de comisario. La PIE cuenta además con la colaboración de CAROLINA ALARCÓN y JULIO CRIADO, los directores de la Galería, el CICUS, la editorial ATHENAICA (en su línea flamenca) y El DORADO, sociedad flamenca barcelonesa.

La exposición pretende varias cosas. En primer lugar, poner en relación la devastadora crisis que a nivel humano supusieron los años 80, con la incidencia de esa pandemia tan atroz que por entonces que se llevó por delante tantas vidas y que era el SIDA y la que está ocurriendo ahora mismo con el COVID 19.

Por otra parte, la unión de las artes plásticas y el flamenco, es algo que siempre le ha gustado al polifacético autor teórico y no menos curioso artista plástico PEDRO G. ROMERO, quien lleva desarrollando con bastante éxito no exento de alguna crítica entre el sector purista, numerosos eventos de este tipo. ¿La provocación? Puede que para quienes no le conozcan se sorprendan con obras de este tipo, pero para los que de alguna manera siguen su trayectoria, se darán cuenta de que a estas alturas ya eso no basta y sobre todo si se hace dentro de una coherencia, como la que él ha venido desarrollando en todos los asuntos que toca, incluido su interés por las Vanguardias históricas y algunos participantes en ellas en particular.

El cine, el vídeo, el flamenco, la nocturnidad, el mundo de la marginalidad, de los outsiders, de los que no se adaptan al sistema como hasta hace no poco incluían a los homosexuales, gitanos, a los desfavorecidos que vivían en la periferia pobre de los núcleos urbanos, los enfermos físicos o psíquicos, las otras víctimas del sistema por sus condiciones o medios de vida, el de los encarcelados, el de la drogadicción, cualquier otro colectivo –los LGTB o QUEER- o los que voluntaria o involuntariamente se apartan o son apartados de una sociedad que no toleran o expulsa, ... son aspectos en los que inciden los autores que participan aquí, o lo han sido ellos mismos en el momento de hacerlas, tanto si hacen ya casi 30 años (fecha aproximada en que se hicieron algunas de las obras expuestas), como si las han hecho ahora con motivo de la exposición, y son por orden alfabético para no restar importancia a ninguno de ellos: RAFAEL AGREDANO, MIGUEL BENLLOCH, JOY CHARPENTIER, COLITA, JULIO JARA, NAZARIO y OCAÑA.

A estos artistas plásticos, se les une vídeos realizados/dedicados a/por: EL NIÑO DE ELCHE-LOS VOLUBLE, ROCÍO MOLINA, MARÍA SALGADO, ISABEL DO DIEGO, FRAN MM CABEZA DE VACA y ÁLVARO ROMERO.

El espíritu de juego que deviene de los dadás y surrealistas, el sentido del humor que se mueve en los límites cercanos a la irreverencia y a la crítica social, y todo ello dentro de un arte que no se usa como denuncia, sino dentro de los cánones de una estética que es sencillamente otra.

El arte hecho desde la pomposidad de los salones o la oficialidad de los museos y centros de arte, es una cosa; el que parte de colectivos o de artistas vinculados a la ilustración o a la calle, a la toma de conciencia, a llamar la atención sobre esas otras maneras de expresión, es lo que se puede ver –en una primera lectura- aquí.

Es obvio que no tiene una sola y que como arte que es, perfectamente podrían figurar –y de hecho lo hacen- en algunas de las exposiciones, fondos y colecciones que de vez en cuando exhiben precisamente esos centros como una llamada de atención a todas las artes posibles y por supuesto que al propio museo donde se exhiban.

Viendo la exposición, puedo captar algo del ambiente golfo o gamberro, del espíritu de rebeldía de una adolescencia eterna. También algo del dolor que bastante de estos autores están captando y que el acento irónico o el colorido estridente disimula, aunque a veces no tanto.

Ahora, me encantaría meterme en el mundo intenso y profundo de la extraordinaria fotógrafa que es COLITA, en los contrastes que ha registrado su cámara en tantas y tantas imágenes que ha captado ya, en la intensidad del blanco y del negro del revelado, en su manera de tratar las imágenes como testimonios o testigos.

En la angustia explícita de RAFAEL AGREDANO quien le hace un guiño directo a la mujer que llora del Guernica de Picasso y en los divertidos guiños a la cultura pop, a los cromos o “estampitas”, a imágenes y figuras que atraviesan su propia biografía personal, sus experiencias plásticas, los estilos que ha tenido,....

En los otros tormentosos rostros retratados por JULIO JARA, en su expresionismo acentuado, detenerme en las sensaciones que producen cada uno o en la galería que forman juntos, un friso de miradas desde el otro lado de los cuadros que para nada es fingida, sino real como sus vidas fueron, como un documento de sus des-identidades hasta renacer en la Fundación S. Martín de Porres que el autor ha creado para ellos.

Alegrarme también con las propuestas que nos dejara el inmortal ya en vida OCAÑA, el mago del derroche artístico y vital, el creativo innato, el contagiador de la amistad, de la felicidad, ...de tantas cosas como OCAÑA hubo, como los que habrá ya para siempre en nosotros.

Divertirme sardónicamente con las escenografías, los figurines y “recortables” de NAZARIO -algunas hechas precisamente para obras teatrales de OCAÑA- con su ácida crítica a tantas convenciones, a las fiestas populares donde se mezcla todo: la religión y la iconoclastia; sus decorados casi imposibles por barrocos, su mordacidad en el sentido clásico del esperpento.

Abanicarme con las plumas que desprenden los abanicos de JOY CHARPENTIER, con la jocosidad explicita de sus alusiones, para después acercarme por unos momentos a su poblado de rulots en donde vive, su paraíso “residencial” privado, la metáfora de lo ambulante, de lo gitano, de parte del espíritu nómada de los flamencos.

Y por último, ¿cómo no recordar a MIGUEL BENLLOCH, nuestro inolvidable amigo? , sus disfraces –ahora de churumbé caló- ante el rótulo del Paseo trianero que evoca la Virgen de la Expectación o de la O- con su blusa de lunares, su rizo en la frente, su pompa de chicle a punto de estallar como un parto simbólico.

Flamenco. Heterodoxo. Tan apasionado como el canónico, bendecido por los ortodoxos. Y bien, por todo esto: ¡a romper el aire!