Miércoles Santo pleno de cofradías y en hora: el frío no puede con las ganas de más

El Lunes Santo se rompió en dos por la lluvia, al Martes Santo le cayó encima una granizada a media tarde que desbarató los planes de un día que se imaginaba grande, así que este Miércoles Santo había ganas de mucho, como si apenas se recordara que el Domingo de Ramos fue pleno de cofradías en la calle para inaugurar una Semana Santa con la intención de resarcir la muy mermada y lluviosa de 2024. Eso es lo que pasa cuando se acostumbra uno a lo bueno, que tiene cuerpo de más.

Por eso, desde bien temprano, los cofrades se echaron a la calle, mucha gente que ha hecho uso además de un transporte público que se vuelve a quedar corto en estos días grandes, como se ha visto en el metro. La Semana Santa es el prólogo de lo que puede venir en Feria. Aviso a navegantes.

La jornada empezó al alba, a las puertas de la basílica de Los Gitanos, donde mucho público acudió al santuario del Señor de la Salud para acompañar el regreso a su templo de la Hermandad de San Pablo, que tuvo que refugiarse aquí tras la amenaza de lluvía del Lunes Santo.

La mañana amaneció fría y más que iba a hacer a lo largo del día. Se vieron en la calle chalecos de plumas y abrigos que parecían haberse guardado con el cambio de armario ya. Aunque calor es lo que no le falta nunca a la Hermandad de San Bernardo, un valor seguro en Semana Santa que cada Miércoles Santo regala momentos de enorme belleza de un barrio que mira embelesado a su Cristo de la Salud y a su Virgen del Refugio. El mensaje a los pies del Cristo del siglo XVII con los deseos de los niños y niñas del área de Oncología del Virgen del Rocío ilustra por qué la Semana Santa en Sevilla tiene unos vínculos tan profundos con muchos ámbitos de la ciudad.

Un sentimiento de devoción que se vive de forma parecida en la Gran Plaza, de donde sale la Hermandad de La Sed, que este año ha lucido en la calle uno de los estrenos más esperados de esta Semana Santa, el nuevo manto bordado para la Virgen de Consolación, diseño de Fernando Prini y obra del taller de Charo Bernardino. "No le hace falta para estar más guapa, pero bien hecho está", comentaba una vecina a la salida, que celebraba que la lluvia había respetado este día grande para los suyos.

No hubo lluvia significativa este miércoles, no al menos en la proporción que ha hecho suspender las estaciones de penitencia estos días atrás. En realidad, apenas cayeron unas gotas para que los más precavidos abrieran el paraguas en algunos puntos del centro. En la radio, los compañeros de El Llamador avisaban, sobre las seis de la tarde, de que llovía en Salteras. Y ahí debieron quedarse las nubes porque lo que se vio este Miércoles Santo, pleno de hermandades en la calle, fue una auténtica pole position cofrade, tal es la acumulación de pasos que vive esta jornada, con corporaciones cuyos templos están muy cercanos entre sí (La Lanzada en la plaza de San Martín, Los Panaderos en Orfila y el Carmen Doloroso en la calle Feria) y en la que están citadas un total de nueve hermandades, algunas de las que -salvando la Madrugá- más nazarenos ponen en la calle, como San Bernardo o el Baratillo, con 2.400 nazarenos cada una. En total, este miércoles han hecho estación de penitencia más de 10.400 nazarenos. En las vísperas, La Sed fue la Hermandad que abrió el debate sobre la limitación en su cortejo, una decisión que traerá cola y que merece un debate serio.

Muchas circunstancias que condicionan una jornada compleja en lo que respecta a los horarios, para lo que el Consejo de Hermandades y Cofradías debe hacer un verdadero sudoku para que cuadre el cronograma y no haya demasiados retrasos respecto al programa. Con todo, hubo polémica por una antiestética valla puesta por el Consejo para separar los nazarenos de una hermandad y otra.

Y otro punto de cierta controversia de la tarde fueron algunos parones a la entrada en la Carrera Oficial, por ejemplo, a Los Panaderos le tocó esperar en el Duque el paso de la Lanzada -nunca deja de sorprender ese impresionante paso de Longinos a caballo atravesando el pecho del Señor en la cruz- y el de los nazarenos del Baratillo, con ese serpenteo interminable de nazarenos Adriano abajo custodiando esa Piedad bellísima. Si bien, toca decir que los horarios se cumplieron casi al completo, nada parecido los retrasos del Domingo de Ramos.

En el último tramo de la tarde, fue el turno de dos de las corporacioness clásicas donde las haya: Las Siete Palabras, una hermandad que ha vivido un letargo bastante grande pero que está resurgiendo con gente joven; y el Cristo de Burgos, una de las imágenes más antiguas de la Semana Santa, cuyo cortejo preside, como es habitual, un representante del Ayuntamiento de la ciudad castellano-leonesa. En este caso, el concejal de áreas de infraestructuras, Juan Manuel Manso Villalaín.

Entre las imágenes que siempre impresionan, la complicadísima salida del Carmen Doloroso de la ojiva de la portada del Omniun Sanctorum y la compleja maniobra para sacar los pasos de la Hermandad del Buen Fin, sobre todo el Cristo, al que hay que hundir la cruz en el monte de para poder salir de la iglesia conventual de San Antonio de Padua.

Entre las escenas curiosas de la jornada, la que ha regalado este año la salida del Baratillo, a buen seguro una de las imágenes con que los telediarios ilustran el poder de atracción que tiene la Semana Grande de Sevilla (mal que le pese a algunos tuiteros). En un balcón de la calle Adriano, se dejó ver a José María Aznar junto al empresario y vicepresidente de Telefónica Rosauro Varo, que en enero fue citado por el juez Peinado en calidad de testigo por la supuesta implicación del vicepresidente de Telefónica en el caso que investiga a Begoña Gómez, mujer del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. La Semana Santa hace extraños compañeros de... balcón.