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La Misión de la Esperanza

La Esperanza de los viejos corrales, la Esperanza de las Tres Mil

El Polígono Sur rezó el Santo Rosario entre el júbilo de recibir en sus calles a la Esperanza de Triana

Vídeo | Esperanza, Reina y Madre de las Tres Mil

José Bezos

Pablo García Torrejón

Pablo García Torrejón

Sevilla

Despuntaba el alba como si de una mañana de Corpus se tratara. Una alfombra de romero y flores se disponía en la puerta de la Parroquia de San Pío X para que a las 9:15 de la mañana se pusiera en marcha el largo cortejo que antecedía a la Esperanza de Triana. Un cortejo que estuvo formado por representaciones de hermandades participantes en el Congreso de la Esperanza celebrado estos días en Sevilla.

Un cuarto de hora después y parafraseando a Garrido Bustamante aparecía la Virgen “sin corona, más morena, más humana” y lo hacía ante un aplauso de enorme de toda la Triana antigua que se dio cura allí. Hoy fue un día de verdaderos reencuentros con la vida alejada de esos corrales de vecinos que un día fueron víctimas de la especulación inmobiliaria. Por eso no faltaron a la cita familiares de antiguos alfareros, cohetes rocieros y muchas oraciones, como la salve marinera, inculcadas de generación en generación.

El Parque de Bomberos del Polígono Sur sacó sus mejores galas y recibió a la Esperanza con un gran despliegue de grúas para que la Virgen pasara por debajo de ellas. En lo musical la Banda de Música de las Cigarreras intervino pero respetando los rezos del Santo Rosario encabezados por el arzobispo de Sevilla, José Ángel Sainz Meneses. Abandonada la ancha avenida de las Letanías, que por un día se quedó estrecha por el altísimo número de público, se adentró en las calles que tienen nombre de grandes obras de la literatura universal como “El Principito” o “Platero y Yo”.

Esperanza, Reina y Madre de las Tres Mil

La temperatura agradable y un recorrido mucho más corto que el del sábado pasado hizo posible una gran afluencia de público durante todo el traslado. No solo vecinos arroparon a la Esperanza, devotos venidos de todas las partes de Sevilla contemplaron la estampa de la Dolorosa trianera al abrigo de adelfas, plataneros y humildes bloques de pisos de los que asomaban miles de vecinos con lágrimas en los ojos.

Mención aparte merece el barrio del Polígono Sur. La humildad y autenticidad que se respiró durante todo el traslado se convirtió en espíritu de grandeza y amor al paso de la Esperanza. No faltaron de nuevo las sevillanas, las gracias a la Virgen por no faltar a la cita y los gritos de ¡guapa!

Un leve retraso, motivado en gran parte por la bulla que no dejó avanzar a las andas, se acumuló a lo largo de la mañana. La llegada a la anchura de la calle Padre José

Sebastián y Bandarán permitió a la hermandad trianera en avanzar de una forma más presurosa para desembocar en la Parroquia de Jesús Obrero a la hora establecida para la celebración de la eucaristía presidida por el arzobispo.

En el templo salesiano entró minutos más tarde que las 12 del mediodía con el recibimiento protocolario pero lleno de emoción de la comunidad parroquial allí presente y de la Hermandad de Bendición y Esperanza, la de más joven creación dentro de las de penitencia de la capital andaluza.

Esta será la última parada en las Tres Mil de la Esperanza de Triana ya que el próximo sábado 18 de octubre volverá al viejo arrabal en la que la recibirán los vecinos actuales del barrio, dejando atrás a los que se fueron para difícilmente volver.

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