La Plaza Nueva de Sevilla tendrá bancos 'antimendigos'

Para cuando la Plaza Nueva esté libre de lonas y mallas de obras -la previsión es finales de 2026 o principios de 2027-, los bancos tendrán una nueva y renovada fisonomía. Del actual diseño de granito gris, sin más elementos ornamentales, se pasará, según el boceto al que ha tenido acceso El Correo de Andalucía, a un estilo clásico, con un respaldo de hierro forjado y reposabrazos laterales y centrales.

Son los reposabrazos los que exigen siempre la postura erguida e impiden la pernoctación en este céntrico enclave de la ciudad habitual para mendigos y personas sin hogar. "Esos bancos llevan abrazaderas en medio para que sean para sentarse y no para tumbarse", explican a este medio fuentes municipales.

En la presentación del inicio de las obras de esta gran intervención que ya ha empezado, este lunes, el alcalde, José Luis Sanz, explicó a los medios algunos detalles del estilo que prevalecería en lo relativo a los bancos, papeleras o farolas que se incorporarían nuevos en la plaza.

"Dentro de la renovación del mobiliario urbano, los bancos actuales serán sustituidos por unos de piedra caliza que han sido diseñados expresamente para la plaza, tendrán el emblema del Ayuntamiento", del NO&DO, apuntó el alcalde. En total, habrá un total de 12 bancos con un diseño similar a los de la Plaza de la Contratación, según fuentes del equipo municipal.

"Tras la renovación, se acabará con las estancias indeseadas

Fernando Vázquez

— Gerente de Urbanismo

En palabras del gerente de Urbanismo, Fernando Vázquez, tras la renovación de la plaza, "se acabará con las estancias indeseadas". Así llamó el responsable municipal a todas las personas sin hogar que, a lo largo del tiempo tienen la estatuta de San Fernando como vecino por las noches.

"Se retirarán por completo los de granito a los que se les quitó en verano los respaldares y asientos de madera que tenían por cuestión de higiene, seguridad y ornato", argumentan desde el Ayuntamiento.

Las obras, que culminarán prácticamente en los meses previos a la campaña de las elecciones municipales, tienen un valor inicial de cuatro millones de euros. "Nos comprometimos a mejorar el estado de la Plaza Nueva y renovar el mobiliario urbano y la solería. Pretendemos revitalizar el espacio y convertirlo en una imagen y escaparate ideal de esta ciudad. El objetivo es cuidar el paisaje urbano tras años abandonado", aseguró Sanz en la presentación

Los actuales sí permitían tumbarse

Los bancos que hasta ahora había en la Plaza Nueva eran de estilo moderno, de granito y con una plancha de madera en asiento y respaldar, (sin elementos ornamentales), que carecía de elementos de separación, tal como se aprecia en la imagen siguiente.

Arquitectura hostil, una política extendida

Se ha publicado mucho sobre cómo las ciudades de toda Europa y, en general, de todo el mundo han incorporado a su mobiliario público y su arquitectura elementos que impiden dinámicas propias de las personas sin hogar. Es la llamada arquitectura hostil, muy criticada por las organizaciones sociales.

En Madrid, una de las polémicas más sonoras al respecto de este asunto fue hace justo diez años, en tiempos de Ana Botella de alcaldesa, que aprobó un diseño de banco en las marquesinas de las paradas de autobuses que perseguía impedir que las personas sin hogar se tumbaran bajo la protección de un techo. Manuela Carmena impulsó a su llegada a la alcaldía madrileña, al calor de los ayuntamientos del cambio tras el 15M, la sustitución del mobiliario antimendigos.

En Cataluña, la Fundación Arrels, dedicada a la atención de personas sin hogar, ha realizado un mapeo de arquitectura hostil en distintos municipios de Cataluña y otras capitales que suponen, denuncia, "que suponen una vulneración de derechos para las personas sin hogar".

Cada vez con más frecuencia, los espacios públicos incorporan elementos como reposabrazos en los bancos o bancos partidos, bancos curvos o redondos, taburetes salteados en las paradas en lugar de un apoyo lineal, bancos individuales y elementos metálicos puntiagudos o bolas en soportales de edificios públicos, que impiden que encuentre ahí cobijo los sin techo.

No hay datos 100% concluyentes en este sentido pero se calcula, según el último censo municipal, que en Sevilla hay actualmente más de 700 personas sin hogar, de las que un poco menos de la mitad duermen en la calle o en espacios públicos a la intemperie.