Ramón Blanco-Barrera, el profesor ecijano que ha cautivado a Harvard con un proyecto artístico de impacto social

Ramón Blanco-Barrera se crio entre muebles antiguos de Lucena, cubos de barniz y pinceles. Antes de que Ikea revolucionara el mercado de la decoración, sus padres restauraban piezas en un taller de Écija. Su infancia la recuerda inventando juguetes con los sobrantes de madera que sus padres desechaban y que a él le permitieron potenciar su imaginación y creatividad. En aquel entonces, este ecijano de 38 años no sabía si quería ser pintor, actor o músico, pero siendo pequeño ya tenía la certeza de que se dedicaría al mundo del arte a pesar de que su entorno se lo desaconsejaba.

Este alumno de sobresalientes es hoy profesor del Departamento de Dibujo de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla, el único que ha recibido Beca Fulbright y el primer ecijano que la ha conseguido en el ámbito de las letras y las artes. Gracias a este hito, en enero del año pasado se trasladó con un programa de seis meses al College of the Sequoias (COS) de California para implementar técnicas de aprendizaje que unen arte, tecnología y pensamiento crítico y que tienen como objetivo final "mejorar el mundo".

Los resultados del Lab for Wonderful Ideas: Where Virtual Meets Reality llamaron la atención a la Universidad de Harvard, la más prestigiosa del mundo según el ránking de Shangai. Desde mayo de 2024, esas obras están expuestas de forma permanente entre las paredes donde se forman algunos los estudiantes más brillantes del mundo.

Una beca que cautivó a Harvard

Pero antes de pisar la COS, Blanco Barrera dio la vuelta al mundo pasando por EE.UU., Canadá, Argentina, Palestina, Australia, Brasil o Portugal divulgando y enseñando sus técnicas de aprendizaje artístico. Los amigos que hizo durante su estancia en Berklee (California) fueron los culpables de que presentara su candidatura a la Beca Fulbright, uno de los programas más prestigiosos del mundo que cuenta en su palmarés con 60 Premio Nobel. "Escogí la College of the Sequoias porque no era una universidad conocida y mi tipo de proyecto no era común, creía que podía aportar muchas cosas, aunque me hubiera encantado irme a algún país en vías de desarrollo, pero hubiera sido más difícil que me dieran la beca", apunta.

Tras conseguir la Beca Fulbright, Ramón se trasladó en enero del 2024 a California durante seis meses. En sus clases y bajo el lema Learn to Shape Our Future (Aprende a dar forma a nuestro futuro) formó a sus alumnos para llevar a cabo proyectos de transformación social a través de los entes artísticos de gran escala.

Para ello, las gafas de realidad virtual, ordenadores de última generación y la Inteligencia Artificial fueron clave a la hora de materializar ideas como una maceta con plantas sobre ruedas, dibujos hechos a partir de máquinas de grabado digital y láser o reproductores de música antigua actualizados a través de la IA para lanzar un mensaje crítico sobre la sostenibilidad.

Me hubiera encantado irme a algún país en vías de desarrollo, pero hubiera sido más difícil que me dieran la beca

Ramón Blanco-Barrera

— Profesor de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla

El resultado de estos proyectos llamaron rápido la atención de la Universidad de Harvard, que se puso en contacto con Blanco-Barrera a los pocos meses de implementar su programa en esta universidad. "En mayo viajé a Boston para inaugurar esta pequeña muestra en el Real Colegio Complutense de Harvard University e hice una conferencia sobre otros proyectos que he hecho a lo largo de mi vida", destaca. Esta muestra, que todavía está expuesta en las instalaciones de la universidad americana, presentará Alter Society, un catálogo en formato libro de la exposición.

Ser o no ser docente

Es docente y artista, aunque Ramón prefiere denominarse un "catalizador social" y de ahí su nombre artístico, 233. "En nuestra sociedad somos números y, ya que lo somos yo he preferido escoger el mío. Es un juego de identidad y representa una obra en evolución", puntualiza.

Una buena clase puede ser una obra de arte y un director de cine puede hacer docencia con su película

Ramón Blanco-Barrera

— Profesor de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla

Su faceta como artista está estrechamente vinculada a su rol como profesor, aunque para él dedicarse a la docencia nunca fue un objetivo en sí mismo. "Cuando un alumno me pregunta qué tiene que hacer para ser profesor en la Universidad de Sevilla me parece peligroso", reconoce. Le preocupa que el estímulo de un joven artista sea acabar "en un puesto fijo" en vez de querer trabajar en una institución para investigar, contribuir y aportar sus conocimientos y su talento a la docencia.

En su caso, su "deseo de servir" a los alumnos y a la sociedad y de contribuir con sus aportaciones al mundo del arte fue lo que le hizo entrar en el departamento de dibujo. "Para mí una buena clase puede ser una obra de arte y un director de cine puede hacer un trabajo de docencia con su película", señala.

En plena segunda mitad del curso académico, Blanco-Barrera está inmerso en sus nuevas clases sobre Inteligencia Artificial y discursos del arte gráfico en la Facultad de Bellas Artes. Entre sus planes a corto plazo destaca la invitación a profesores de la universidad californiana en la que desarrolló su programa becado para que impartan charlas a los alumnos de la Hispalense y llevan a cabo investigaciones en el panorama artístico andaluz.