Cumbre de la ONU: por qué es importante Sevilla aunque la foto de familia salga muy coja
Sin Trump ni parte del G7, Francia, Portugal y los líderes de la UE además de más de 60 jefes de estado de los de los países en desarrollo arropan una Cumbre esencial para erradicar la pobreza en el planeta

Últimos preparativos en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Sevilla en las horas previas a la inauguración oficial que tendrá lugar el lunes por la mañana. / Rocío Ruz / Europa Press

La celebración en Sevilla de la Cuarta Conferencia Internacional para la Financiación al Desarrollo ya es un logro, aunque sea por la mínima. La Cumbre de la ONU, que arranca oficialmente este lunes, pasa por ser la primera vez Europa acoge un foro mundial de estas características, es decir, un país rico es sede de un debate sobre cómo corregir la desigualdad entre Norte y Sur y con qué herramientas. Quizás sea un consuelo, pero hasta ahora este tipo de debates, organizados por Naciones Unidas, se habían tratado de mantener lejos siempre, como la metáfora del que da una moneda a quien la pide sin mirarle a la cara.
Sevilla recoge el legado de las conferencias desarrolladas desde hace 23 años, pero en los últimos 10 ha habido un parón. La pandemia dejó un vacío grande en el avance de estas políticas. La primera conferencia fue en 2002 en Monterrey, México, y sirvió para reconocer que financiar el desarrollo es un asunto global que interpela a todos. Seis años después, en 2008, se celebró en Doha (Qatar) y fue la primera vez en la que se habló en la ONU de acabar con los paraísos fiscales y de la justicia fiscal. La última, en 2015 en Addis Abeba, en Etiopía, en el cuerno de África, logró crear foros de seguimiento de los acuerdos pero no se llegó a compromisos firmes con respecto a la fiscalidad y la deuda de los países, que son los temas nucleares que de manera recurrente ponen encima de la mesa los países del Sur y las organizaciones internacionales. La respuesta se conoce: se ignoran sistemáticamente.
Pero el hecho de que se celebre en un país convencional en cuantos a sus estándares de la OCDE no quiere decir que todos sus estados estén a la altura. En este tipo de foros, la representación que envían los países se interpreta como la importancia que cada gobierno le da a estas políticas. Y la foto de familia final estará coja, muy coja. De los más de 150 delegaciones de países representados, finalmente sólo enviarán a sus jefes de estado o de gobierno unos 60, casi todos países del África negra y Latinoamérica.
Donald Trump hace más de dos semanas que mando a su gente salirse de cualquier tipo de negociación previa de los textos que se han venido negociando y definiendo en el último año. Así que la bandera de Estados Unidos, históricamente, el mayor donante a la Ayuda para el Desarrollo, no ondeará en el plenario que se recreará en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Sevilla (FIBES). A nadie sorprende, en su política de America First, ha dejado en suspenso todos los programas de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), el mayor proveedor mundial de asistencia humanitaria y en la prevención y el tratamiento del VIH.
Europa, a través de las instituciones comunitarias, sí está escenificando su apoyo desde el principio como el gran espacio del mundo donde prevalecen los derechos humanos. La presencia de la Comisión Europea (Ursula Von der Leyen), el Consejo Europeo (Antonio Costas) invita a pensar que no todo está perdido en el viejo continente, pese a los retrocesos. Si se hace un repaso a la última actualización facilitada por la ONU, sólo Francia, con Macron de salida, vendrá para dejar su impronta en los debates. Italia, Reino Unido, Alemania o los países nórdicos mandan a ministros.
Las organizaciones para el desarrollo vienen denunciando los pasos atrás en materia en estas políticas: Alemania, Luxemburgo, Noruega y Suecia, habían alcanzado hace años el objetivo del 0,7% del Producto Nacional Bruto (PNB), el compromiso fijado por Naciones Unidas para los países del norte ¡en 1970¡ y ahora están reculando en sus compromisos empujados por la ola antimigratoria que ha prendido en la hoguera del populismo de sus sociedades.
España, país anfitrión, ha ido mejorando sus porcentajes de ayuda en los últimos años, lejos aun del 0,7% pero en un línea ascendente. Pedro Sánchez, con una intensísima agenda desde este domingo, en el prólogo que realiza la organización Global Citizen en el Caixafórum, podrá desplegar en Sevilla su agenda humanitaria ante los representantes de los países en desarrollo que encuentran en España un aliado. Esta imagen contrastará con el modo en que los países de la Alianza Atántica han recibido decisión de España de ajustar su aportación en la última Cumbre de la OTAN, a la que, como ironizaba Yolanda Polo, de La Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo, "no ha faltado ni uno".
La deuda, el gran tema sobre el que no habrá compromisos
Más allá de las presencias, está lo mollar: qué se acuerda y para qué. Está el asunto de la deuda que arrastran los países en desarrollo se ha quedado fuera de la declaración final el Compromiso de Sevilla. Muchos países están atrapados en deudas que no pueden asumir. La reclamación histórica de los países en desarrollo es contar con una convención internacional que establezca normas justas en este sentido. Casi la mitad del mundo, 3.300 millones de personas, vive en países que gastan más en el pago de la deuda que en salud o educación. Según el informe de Naciones Unidas sobre la Financiación para el Desarrollo Sostenible (2024), los países menos desarrollados gastan el 12% de sus ingresos en pagar intereses, el nivel más alto desde el año 2000.
En palabras Frederik Meister, directora de Políticas y Relaciones Institucionales de Global Citizen, "mientras no cambiemos esa ecuación, esos países no tienen la posibilidad de desarrollarse económicamente. La declaración final es poco ambiciosa y no responde a las urgencias del planeta".
Como explica Yolanda Polo de La Coordinadora, "la sociedad civil ha participado en el proceso de redacción del texto salvo en la último ronde de negociaciones que se ha llevado a cabo a puerta cerrada. De esa negociación salió un documento sin atribuciones, es decir, no se sabía quién había propuesto qué, lo que supone una grave opacidad y, además, una imposibilidad de hacer incidencia política sobre quienes no han garantizado derechos".
Paso adelante de España para la fiscalidad de las grandes fortunas
De las tres principales peticiones de la sociedad civil para esta Conferencia, solo una se ha contemplado y con ciertas limitaciones: pedían la creación de una convención de la ONU sobre deuda y esto no se ha aceptado. "Ahora las conversaciones sobre deuda se dan espacios como el Club de París, el G20, el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, espacios donde claramente los acreedores tienes una posición de poder muy superior a los deudores", explica. Se pedía también la creación de una convención de Naciones Unidas sobre cooperación. Y lo único que se ha conseguido es "algunas declaraciones del Comité de Ayuda Al Desarrollo diciendo que van a repensar la eficacia de la ayuda". Y algunos ligeros avances en el marco de la Convención sobre Fiscalidad, pedida hace 10 años en Addis Abbeba".
La infancia como inversión de futuro
En este ámbito, todos los actores trabajan mirando a las futuras generaciones, para salvarlas de la pobreza extrema y ahí en el mundo Unicef tiene un papel protagonista. “Esta conferencia supone una oportunidad para hablar sobre cómo el mundo puede proteger a la infancia más vulnerable para garantizar que las decisiones que se tomen tengan a la infancia en el centro, no sólo como receptores de ayuda, sino como una oportunidad de inversión”, sostiene José María Vera, director ejecutivo de UNICEF España.
En resumen: queda mucho trabajo por hacer, el paso es lento, lentísimo y a veces camina para atrás pero es necesario seguir haciendo pedagogía sobre asuntos complejos como la financiación al desarrollo, un asunto tantas veces estereotipado. Aunque con mucho menos eco que cualquier cumbre de la OTAN, Sevilla, que recibe a más de 11.000 asistentes en plena ola de calor y con una ciudad blindada, lleva días acogiendo debates promovidos por las organizaciones sociales que ponen el foco en el momento crítico que vive el planeta. Desde el lunes el foco se pasará al plenario. Más de 500 medios tratarán de contar estos días cuánto se juega el mundo en Sevilla. Que cunda.
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