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SEVILLA

Un piloto se queda sin palabras a su llegada al aeropuerto de Sevilla tras el vuelo "más bonito de toda mi vida": "Una locura"

El joven ha asegurado que jamás había contemplado unas vistas como las que le ha ofrecido este trayecto por Andalucía

Un piloto se queda "sin palabras" a su llegada al aeropuerto de Sevilla

Un piloto se queda "sin palabras" a su llegada al aeropuerto de Sevilla / Instagram

Sarai Bausán García

Sarai Bausán García

Pasear por las calles, playas, paisajes y monumentos de toda Andalucía es un descubrimiento constante de la belleza más pura, salvaje e histórica, que deja sin aliento a quienes se adentran en su interior. Pero si estas vistas se contemplan desde las alturas, la estampa es indescriptible. Es lo que le ha pasado a un piloto a su llegada al aeropuerto de Sevilla tras realizar "el vuelo más bonito de toda mi vida".

"Sin palabras, una auténtica locura", ha indicado David Virosta, un joven madrileño que se encuentra en plena formación como piloto comercial, lo que le ha llevado a realizar un hermoso vuelo desde el aeródromo sevillano que le ha llevado a contemplar gran parte del territorio andaluz desde las alturas.

Tal y como ha relatado el aspirante a piloto, su ruta comenzó en Madrid a las 18.30 horas en dirección "al sur" en un trayecto de dos horas y media hasta que llegó al primer punto del camino, Estepona. Tras contemplar su imponente costa, sobrevoló el Estrecho de Gibraltar, en el que "estábamos pegados a Marruecos". "Fue una de las partes que más me gustó del vuelo", ha señalado el joven mientras muestra unas increíbles vistas de la azulada costa y el inmenso interior marroquí.

El mejor vuelo de este piloto, desde el aeropuerto de Sevilla

"Para entonces, ya se estaba poniendo el sol, así que ahora tocaba volar por toda la costa de Cádiz viendo el que puedo decir que ha sido el atardecer más bonito que he visto en toda mi vida", ha afirmado el madrileño, tras lo que ha asegurado que las vistas eran una "auténtica locura".

El vuelo continuó por El Puerto de Santa María y la hermosura de su costa. "Luego nos tocó cambiar el rombo porque ya teníamos que ir a Sevilla, pero mientras tanto, el sol se iba poniendo hasta que por fin se hizo de noche", ha añadido Virosta. Tras el primer aterrizado nocturno, tuvo que continuar su formación como piloto repitiendo el aterrizaje y despegue para aprender a hacerlo con las únicas guías de las luces de la pista. "Sin duda, ha sido el mejor vuelo de mi vida", ha concluido el profesional.

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