Arqueología
Las excavaciones del residencial de Grupo ABU en Artillería desvelan un antiguo embarcadero romano
Se han hallado restos del siglo I en el solar en el que se levantará la promoción de viviendas de lujo y hay vestigios del comercio de ánforas

Restos hallados en las obras de Grupo ABU en la parcela que ocupaban antiguamente las naves militares de Santa Bárbara. / Grupo ABU

Las obras que Grupo ABU está realizando en el solar que ocupaban antiguamente las naves militares de Santa Bárbara situadas frente a la Fábrica de Artillería han sacado a la luz restos arqueológicos que demuestran que este lugar tuvo un pasado que se remonta a la época romana. Se trata de un terreno en el que se levantarán más de 300 viviendas ubicado entre la calle José María Moreno Galván, el puente de San Bernardo y la calle Jiménez Aranda.
El complejo ocupará un recinto de 27.500 metros cuadrados y tiene lista de espera para aquellos que estén interesados en hacerse con una vivienda, porque ya no queda ninguna a pesar de que sus precios superaban los 600.000 euros -en el caso de los áticos, llegaba a un millón de euros-.
En la linde de El Tagarete
"Como dato muy importante y vertebrador de todo lo que acontece en esta zona, hay que tener en cuenta que en el límite de la calle José Moreno Galván se sitúa el Tagarete, un arroyo histórico que se va ocultando y abovedando desde el siglo XVIII hasta el siglo XX. El último tramo que se oculta es, concretamente, el que linda con la parcela de la primera fase que ha comenzado a construirse. Actualmente ya no está a la vista de los transeúntes, pero nuestros abuelos sí han vivido y reconocido el Tagarete. De hecho, la arboleda que linda con Moreno Galván ha bebido de este arroyo desde siempre; hoy en día es un colector de aguas residuales", ha subrayado Grupo ABU en una nota de prensa.
Sevilla es muy llana, pero desde época medieval se acumulaban montículos en toda la periferia de la ciudad amurallada, como resultado de vertidos urbanos. Este es el caso del solar en el que nos encontramos, denominado en algunos textos y planos modernos como “Monterrey”, lindero con la margen izquierda del Tagarete.
Estas elevaciones nacen del acopio de la basura y los escombros a las afueras de lo que era la urbe. Los desperdicios eran traídos en carretas de burros o bueyes a esta zona, que entonces era el exterior. "En el lugar que estudiamos había una de esas colinas e históricamente se le llamaba ‘Monterrey'", ha explicado el grupo promotor.
“Esa acumulación está documentada arqueológicamente, se ha ido analizando estrato a estrato y se ha comprobado lo que se preveía que se iba a encontrar: por un lado, como niveles más recientes coronando el montículo, la acumulación de los desechos de la producción fabril de artillería. En concreto, se han encontrado cuatro metros de relleno, cenizas, escoria, carbones, piezas de desecho y vacíe de lo que la producción industrial iba generando durante los siglos XVI y XVII”, indica el equipo de arqueología. Bajo estos rellenos contemporáneos existen rellenos de desechos constructivos y orgánicos de la Sevilla de los siglos XV al XVII.
Restos del siglo I
Los especialistas en contar qué sucedió en el pasado observando lo que tenemos bajo nuestros pies, explican de manera muy didáctica “las capas” que han ido encontrando y la época a la que pertenecen. “Recapitulando: seis metros de rellenos modernos y contemporáneos de carácter industrial de los siglos XV al XX; inmediatamente debajo de estos rellenos, que llamaríamos ‘modernos’, nos topamos con un gran nivel de limos de inundación. Lo que demuestra que en esta zona se produjo un colapso de los terrenos, fueron inundados y se generó una sedimentación bastante importante, de unos 60 o 70 centímetros. Eso lo encontramos en toda la parcela y ha servido para sellar u ocultar la mayoría de los restos anteriores durante muchos siglos”.
Al hablar de los “restos constructivos” que había bajo el limo, se indica que se trataban de restos de la época romana, concretamente del siglo I d.C. Es decir, el colapso y la inundación de la zona provocó que se parase el tiempo y, por ello, desde la época romana hasta siglo XVI apenas haya huella humana en la parcela. Era una zona de laguna y fango y sólo se han encontrado restos de un algunos pozos pequeños islámicos del siglo XI.
En las conclusiones extraídas de la excavación arqueológica, subyacen dos fases importantes que ayudan a comprender la zona desde el punto de vista morfológico e histórico. Una de ellas, la relación de Roma con Sevilla. Híspalis fue muy importante y clave estratégicamente para el comercio romano en la Península Ibérica por ser puerto: “Sevilla está en el peor sitio construida, por lo insalubre e inundable, pero en un enclave muy adecuado para el trasporte, por eso ha tenido éxito”, asevera Pozo. “En época romana era casi cabecera del mar, por el Lacus Ligustinus y, por lo tanto, entraban embarcaciones de gran calado para transportar lo que Roma quería: aceite, vino, salazones, garum…”.
De Sevilla a Roma
Algo muy curioso que adelanta Pozo, es que estos productos de alto consumo se trasportaban en ánforas, y cuando llegaban a Roma estas se extraía y se tiraban los recipientes; por lo que se llegó a formar un monte llamado ‘Monte Testaccio’ o ‘Monte dei Cocci’, “una colina artificial construida entre los siglos I y III d. C. con ánforas de la bética, la mayoría de carácter oleario”.
Como ya se ha dicho, Sevilla tenía un puerto enorme, en la misma desembocadura del río Betis, por el que remontaban y bajaban mercancías hacia y desde el interior de la provincia de la Bética. Debido al remanso de amplias zonas de lagunas pantanosas, era muy sencillo acceder y trasladarse de un lado a otro mediante barcazas de poco calado. El puerto imperial era una zona muy amplia que hoy en día estaría ubicada en la avenida de la Constitución y Puerta de Jerez, y llegaría hasta donde se encuentra el Hotel Alfonso XIII, incluso se tiene constancia de que anteriormente ocupaba hasta la zona de la Encarnación.
En el solar en el que se levantará Residencial en Artillería, hay vestigios de ese comercio de ánforas. Se ha podido documentar arqueológicamente el esfuerzo que hicieron los romanos, a base de buena ingeniería y arquitectura, para llevar a cabo un proceso de desecado de una zona pantanosa e inundable y trazarla con canales artificiales navegables que estarían en conexión con el puerto, sobre los que se transportaban en barcazas las ánforas repletas de productos como el garum, vino o aceite. Y de Sevilla, a Roma.
Se ha documentado un sistema de canales principal y secundarios que formarían una bien diseñada red de transporte fluvial. En el solar en el que se levantará Residencial en Artillería, hay vestigios de ese comercio de ánforas. El canal principal hallado es bastante amplio, con casi cinco metros de ancho y un calado que se calcula que puede tener hasta tres metros. En la excavación se ha comprobado que tenía su propio embarcadero y su pantalán. Además, se ha localizado un sistema de postes de madera para soportar las tablas del pantalán que se empleaba para el trasiego de mercancías en las barcazas denominadas ‘scaphas’, donde estarían los trabajadores llenando las barcazas de los distintos elementos que había que transportar al puerto.
Acumulación de ánforas
Lo más visible de ese embarcadero romano es la acumulación de ánforas de desperdicio, que al romperse quedaban inservibles para el transporte, pero sí servían para sujetar la madera del embarcadero como apeo para fortalecer la estructura. Hay que tener en cuenta que la madera con la que se construyen los embarcaderos se pudría fácilmente, y de este modo pervivía más el embarcadero. Tal y como se ve en las imágenes parece que han sido colocadas hace dos días, pero son del siglo I. Muchas de ellas son de salazones y contenedoras de arrope de vino, un conservante muy común en el mundo romano. En muchos casos provienen de alfares de la bahía de Cádiz.
Llegado un momento, y poco después de su construcción a mediados del siglo I d. C., este sistema bien diseñado y con bastante inversión y estudiado, colapsa. Los canales sufren inundaciones periódicas y, seguramente, alguna traumática que lo colmatan y lo cubren de cieno, dejándolo inservible. Por ello, se reduce el calado para las barcazas y lo rellenan con tierra de mejora traídas de otro lugar, con cascotes, con escombros… De este modo consiguieron cegarlo y habilitar la zona para otro.
Se constata que prepararon el terreno para instalar un cementerio a finales del siglo I d. C. Todo el entorno es rellenado, al menos 35 o 40 centímetros, de tierra y esa extensión llegaría hasta La Florida y la calle Luis Montoto. Según apunta Florentino, hay constancia de excavaciones en aquella zona de un expediente similar a este, pero en la Vía Augusta, que era una de las vías principales de entrada a la ciudad.
- Paralizadas las obras del centro comercial Los Arcos: la transformación se completará a finales de 2026
- La Policía se despliega en el Polígono Sur por un nuevo tiroteo
- Aprobado el tramo de la SE-40 entre Dos Hermanas y Coria: luz verde al puente sobre el Guadalquivir
- El Arzobispo de Sevilla rectifica al párroco de Benacazón: la joven con síndrome de Down será madrina del bautizo
- Sevilla se arriesga a perder su título de Patrimonio de la Humanidad: el Alcázar sufre daños por una vivienda anexa
- La Audiencia ordena reabrir la causa sobre el perito del móvil de Carcaño en el caso de Marta del Castillo
- José Luis Sanz alegará para que el metro de Sevilla vaya en subterráneo por Bellavista y se acorten los plazos
- Las excavaciones del residencial de Grupo ABU en Artillería desvelan un antiguo embarcadero romano