Maltrato animal

Operación contra el maltrato animal en Andalucía: investigan a 58 personas por mutilar a 1.111 perros

Un veterinario de Jaén ha sido detenido, y puesto en libertad con cargos, por escribir falsas cartillas a los propietarios de canes de Almería, Granada, Málaga, Jaén, Córdoba y Sevilla

El corte de orejas y rabos está prohibida desde el 1 de febrero de 2018

Perros de caza en una cuadra

Perros de caza en una cuadra / ALBA VIGARAY

El Correo

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La Guardia Civil ha investigado a 58 propietarios de rehalas de perros por haber mutilado ilegalmente a 1.111 perros a los que les cortaron las orejas y los rabos en Almería, Granada, Málaga, Jaén, Córdoba y Sevilla, y ha detenido a un veterinario de Úbeda (Jaén) por un supuesto delito de falsedad documental y de maltrato animal.

Los investigados acudían a un veterinario que escribía en las cartillas los cortes de orejas y rabos para conseguir cobertura legal sin haber visto a los perros; el veterinario daba así cobertura a las mutilaciones que realizaban los rehaleros anotando en las cartillas sanitarias de los animales “Corte de orejas y rabo por funcionalidad bajo anestesia”, sin haber visto a ninguno de estos animales y sin aportar el informe que justificara tales mutilaciones.

Según ha informado este lunes en un comunicado la Guardia Civil, la investigación comenzó hace un año cuando el Seprona realizó dos inspecciones a una rehala de perros en las localidades granadinas de Picena y Domingo Pérez y allí encontraron a 26 perros con el rabo y las orejas cortadas y en sus cartillas sanitarias aparecía la anotación “corte de orejas y rabo por funcionalidad bajo anestesia”.

Estas anotaciones estaban firmadas y selladas por un veterinario de Úbeda (Jaén) sin que apareciera ningún otro documento especificando las causas veterinarias para esas operaciones quirúrgicas.

Realas en Cazalla de la Sierra

Según el comunicado, a su vez otra patrulla del Seprona de la localidad sevillana de Cazalla de Sierra encontró varias rehalas de perros con los mismos cortes de rabo y orejas y los agentes sospecharon porque los perros eran cachorros y la fecha de intervención que figuraba en sus cartillas estaba muy alejada en el tiempo, siendo incompatibles las lesiones que presentaban ya que se veían muy recientes.

Las patrullas del Seprona de Granada y de Sevilla se coordinaron y mientras la granadina inspeccionó la zona oriental de Andalucía, la sevillana supervisó la occidental, y en total han inspeccionado más de 2.000 perros y se han descubierto 1.111 canes presuntamente mutilados ilegalmente por sus propietarios.

Por ello, se ha investigado a 58 personas como presuntas autoras de los delitos continuados de maltrato animal, de falsedad documental y de intrusismo profesional, de los que 15 han sido en la provincia de Granada, 18 en la de Jaén, 12 en la de Sevilla, seis en Córdoba, cuatro en Almería y tres en Málaga.

Entre las irregularidades detectadas por el Seprona destacan las incoherencias reflejadas en las cartillas sanitarias, concretamente en las fechas de las intervenciones quirúrgicas de algunos canes, reflejando datos que no correspondían con la realidad.

Además, tras inspeccionar la clínica veterinaria, los agentes han constatado que las instalaciones no estaban preparadas para realizar este tipo de intervenciones con unas mínimas garantías.

El corte de orejas y rabos en perros de rehala era una práctica tradicional por los mismos propietarios para evitar que las zarzas u otros arbustos dañaran a los animales durante la caza, pero dicha práctica quirúrgica quedó totalmente prohibida desde el 1 de febrero de 2018, cuando entró en vigor en España la ratificación del Convenio del Consejo de Europa sobre protección de animales de compañía.

Prohibidas las mutilaciones

Están terminantemente prohibidas las mutilaciones de animales realizadas por motivos estéticos o sin utilidad alguna y la amputación de cualquier miembro o apéndice del animal debe estar debidamente justificada por motivos de clínica veterinaria y la práctica debe quedar reflejada en informe justificativo, que deberá conservarse en historial clínico del animal, debiendo realizarse por un veterinario con las condiciones higiénico-sanitarias adecuadas.

El delito de maltrato animal con lesiones está castigado con penas de hasta 18 meses de prisión o multa de hasta 12 meses y en todos los casos se establece la pena de inhabilitación para tenencia, profesión, oficio o comercio que tenga que ver con los animales.

Además, hay circunstancias agravantes que podrían elevar la pena por encima de los dos años y provocar la entrada en prisión del que lo cometa.

La operación ha sido llevada a cabo por el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil del Destacamento de Sierra Nevada de Granada y de Cazalla de la Sierra de Sevilla.

El veterinario niega las prácticas ilegales

Por su parte, el veterinario de Úbeda detenido por la Guardia Civil en el marco de la operación Raviches-Severed Ear, en la que el Instituto Armado ha investigado a 58 propietarios de rehalas de perros por la supuesta mutilación ilegal de 1.111 canes a los que les cortaron las orejas y los rabos en Almería, Granada, Málaga, Jaén, Córdoba y Sevilla; ha alegado que "en ningún momento se han realizado intervenciones quirúrgicas por motivos estéticos", sino "siempre por funcionalidad y en determinadas razas de perros", extremo que está "regulado", ha apostillado el veterinario.

En un comunicado remitido a El Correo de Andalucía, este veterinario, puesto en libertad con cargos por presunto delito de falsedad documental y de maltrato animal, esgrime como ejemplo los alanos, "con orejas caídas y que sufren heridas constantes en peleas entre ellos mismos y en su trabajo habitual al pasar zonas de monte cerrado, en las que se encuentran con zarzas y arbustos, que les originan heridas importantes y un sufrimiento innecesario".

La representación jurídica de este profesional asegura así que tanto la otectomía -extirpación de las orejas- como la caudectomía -amputación del rabo- "se encuentran permitidas y reguladas en la legislación autonómica de Andalucía por funcionalidad", existiendo "informes técnicos que avalan de manera taxativa su práctica funcional". El veterinario asegura así que nunca realizó "intervención alguna fuera" de su clínica particular y que "la única forma de anotar dicha intervención es en la cartilla del animal, cumpliendo con la normativa vigente, siendo el técnico (veterinario) el que debe calificar si esas intervenciones son necesarias".