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Verano trágico

El cambio climático multiplicó por 40 las condiciones que avivaron los incendios en España

Un estudio de World Weather Attribution constata que la sequedad, el viento y el calor extremo de este verano fueron más intensos como consecuencia de la crisis climática

Así se ven las zonas afectadas por los grandes incendios desde el aire

Así se ven las zonas afectadas por los grandes incendios desde el aire / SARA FERNÁNDEZ GARCÍA / PI STUDIO | PEDRO ARMESTRE / GREENPEACE

Guillem Costa

Barcelona

El fuego siempre ha formado parte de los ecosistemas mediterráneos. Sin embargo, los múltiples fuegos devastadores de este verano se han intensificado por la crisis climática. Un nuevo estudio internacional ha concluido que el cambio climático provocado por la actividad humana hizo mucho más probables e intensas las condiciones meteorológicas que alimentaron los incendios forestalesde este verano en España y Portugal, en los que murieron ocho personas.

La investigación, elaborada por el consorcio científico World Weather Attribution (WWA), destaca que la combinación de calor extremo, sequedad y fuertes vientos fue unas 40 veces más probable en el clima actual que en el preindustrial. Además, su intensidad fue alrededor de un 30% superior. "Las condiciones de mayor calor, sequedad e inflamabilidad se están agravando y están provocando incendios de una intensidad sin precedentes", advierte Clair Barnes, investigadora del Imperial College de Londres que ha participado en el trabajo.

En el clima actual, se espera que episodios tan extremos se produzcan aproximadamente una vez cada 13 o 15 años

Los científicos compararon datos meteorológicos del clima actual, con un calentamiento global de 1,3 ºC, con los del clima anterior a la era industrial. Según sus hallazgos, las olas de calor de diez días, como la registrada durante los incendios, son ahora 200 veces más probables y hasta 3 ºC más cálidas que antes de la industrialización.

Más frecuencia

En el clima actual, se espera que episodios tan extremos se produzcan aproximadamente una vez cada 13 o 15 años, mientras que en un clima 1,3 ºC más frío habrían sido extraordinariamente raros, ocurrirían menos de una vez cada 2.500 años.

El estudio subraya además que los incendios no dependen únicamente del clima. El abandono de tierras agrícolas y ganaderas ha dado lugar a un crecimiento excesivo de vegetación en muchas zonas rurales, aumentando la cantidad de combustible disponible. "En España se ha hablado mucho de este factor, pero bastante menos del efecto del cambio climático, que como demuestra este estudio ha sido inmenso", señala David García, profesor de la Universidad de Alicante.

Para los autores del informe, la lección es clara: "España está siendo duramente golpeada por el cambio climático y estos enormes incendios se producen tras las devastadoras inundaciones en Valencia y otro verano de calor implacable". "Los fenómenos extremos son cada vez más frecuentes, pero las muertes y los daños se pueden prevenir", añaden.

Los expertos insiste en la necesidad de mejorar la gestión de la vegetación en zonas cercanas a los bienes y las personas y, sobre todo, de reducir el uso de combustibles fósiles: "Con 1,3 ºC de calentamiento ya vemos impactos peligrosos; si llegamos a 3 ºC, los incendios forestales en Europa serían catastróficos".

Simultaneidad

El estudio también alerta sobre la presión que genera la simultaneidad de grandes incendios en distintos países europeos. Los recursos de extinción se ven desbordados, y esto pone en evidencia la urgencia de estrategias de prevención y planificación territorial. Entre las medidas que recomiendan los expertos están el control activo de la vegetación, la restauración de terrenos abandonados y la coordinación entre administraciones locales y nacionales para gestionar las emergencias de manera más eficaz.

"Con cada fracción de grado de calentamiento, las olas de calor extremas y prolongadas seguirán intensificándose, lo que aumentará la probabilidad de que se produzcan grandes incendios forestales como los que arrasaron vastas zonas de la Península Ibérica", señala Barnes. Considera que estos episodios deben servir como advertencia sobre lo que puede venir en los próximos años si no se toman medidas contundentes contra el cambio climático.

El estudio combina datos históricos y modelizaciones climáticas revisadas para ofrecer una estimación precisa de cómo la actividad humana ha modificado la probabilidad y la intensidad de los incendios. La conclusión demuestra que el calentamiento global ya está influyendo de manera decisiva en fenómenos que antes eran excepcionales y que ahora se están convirtiendo en recurrentes y cada vez más peligrosos.

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