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Horario de invierno

Cambio de hora: ¿cuándo atrasar el reloj y cómo afectará al día a día?

Los expertos en sueño piden mantener el horario de invierno de forma permanente

Una persona cambiando la hora en un reloj, a 20 de octubre de 2025.

Una persona cambiando la hora en un reloj, a 20 de octubre de 2025. / Ricardo Rubio / Europa Press

Claudio Guarino

Claudio Guarino

Sevilla

El cambio de hora al horario de invierno en España tendrá lugar en apenas unos días. A las 3:00 de la mañana de este domingo 26, los relojes se atrasarán una hora, volviendo a ser las 2:00. Este ajuste significa que ganaremos una hora de sueño esa noche, pero también implica que los días serán más cortos y las noches más largas.

Este horario estará vigente hasta el 29 de marzo de 2026, día en el que se volverá a los relojes acordes al horario de verano. El cambio se produce dos veces al año con el objetivo de aprovechar al máximo las horas de luz natural. 

La Sociedad Española de Sueño (SES) ha reiterado su apoyo a la propuesta de que el cambio horario de este otoño sea el último y que España mantenga de forma permanente el horario de invierno (GMT+1). La entidad recuerda que, según la evidencia científica disponible, este huso horario es el que mejor se adapta al ritmo biológico natural de la población y el que más beneficios aporta a la salud.

El control del sueño, explica la sociedad científica, corre a cargo de un reloj interno situado en el cerebro que depende de factores externos como la temperatura y la luz.

Aunque sea solo una hora, este cambio es capaz de alterar el tiempo de exposición al sol durante el día y desequilibrar ese reloj interno, que tarda varios días en reajustarse, lo cual da lugar a que durante los primeros días después algunas personas puedan referir irritabilidad, falta de concentración, bajo rendimiento laboral e insomnio.

Estudios elaborados por la Universidad de Murcia también respaldan esta recomendación. Según sus conclusiones, el horario de invierno es el que mejor sincroniza la salida del sol con el inicio de la jornada laboral y escolar, lo que permite una mayor exposición a la luz natural y favorece un descanso más reparador y un despertar más natural.

Por el contrario, si se estableciera de forma permanente el horario de verano (GMT+2), en algunas zonas de España el sol no saldría antes de las 9:30 de la mañana en invierno, mientras que en verano no anochecería hasta las 22:00 horas. Esta desincronización entre la luz solar y la hora oficial, advierten los expertos, provoca que las personas se acuesten más tarde y duerman menos entre semana, lo que puede derivar en bajo rendimiento laboral y escolar, además de trastornos crónicos asociados a la falta de sueño.

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