El Real Madrid hizo los deberes este sábado y logró una cómoda victoria ante el Cádiz (3-0), pero los blancos debían esperar al resultado del choque entre el Girona y el Barça para saber si se convertían matemáticamente en campeones de Liga y así fue; los de Míchel vencieron a los culés y la euforia se desató en la capital. Poco a poco, en un reguero incesante, los aficionados blancos fueron llegando hasta Cibeles para cantar el alirón y celebrar juntos la Liga número 36 de su equipo. Los jugadores no acudieron a la fuente de la diosa, porque todavía tienen trabajo por delante: la Champions espera en el horizonte.
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