Consumo
No uses suavizante al lavar tu ropa: solo en estos casos
El uso del suavizante en la lavadora puede ser contraproducente. Te informamos de los casos en los que no debes usarlo
Los expertos en el lavado de la ropa en la lavadora lo tienen claro en cuanto al uso correcto del suavizante. Los que no tienen práctica o no lo hacen habitualmente tiran del pensamiento básico: no leo la etiqueta de la botella porque está muy pequeña la letra y no tengo ganas de coger las gafas, por lo que para no pillarme los dedos echo dos tapones, tres… o cuatro, porque cuanto más suavizante eche más suave estará la colada y será mejor para todos. Error fatal de novato.
El suavizante para ropa es un producto diseñado para suavizar y acondicionar las telas durante el proceso de lavado en la lavadora. Su principal función es reducir la rigidez de las fibras textiles, lo que ayuda a prevenir las arrugas, facilitando así el planchado y manteniendo la ropa con un tacto más suave y agradable al contacto con la piel. Además de suavizar, lo usual es que los suavizantes proporcionen a la vez fragancias que impregnan la ropa, dejándola con un aroma fresco y duradero.
El otro ‘problema’ al lavar la ropa es cuánto suavizante echar a la lavadora y si conviene echar suavizante, esto último poca gente lo conoce y es un dato a tener en cuenta.
La cantidad de suavizante depende de la carga de ropa y de las instrucciones específicas de cada producto que vienen en la etiqueta. Lo habitual es un tapón con una carga de 4-5 kilos de colada hasta dos tapones en carga de 6 a 8 kilos para conseguir una suavidad extra, pero esta medida puede cambiar dependiendo de la marca del producto. Eso sí, el echar más suavizante de la cuenta en la lavadora puede dejar residuos tanto en la ropa como en la lavadora.
En cuanto a si debemos echar o no suavizante a la ropa la respuesta es que depende, hay casos en que no se recomienda usarlo. Por ejemplo, en el caso de los vaqueros es desaconsejable porque daña las fibras sintéticas y puede estirar el tejido al lavarlo. Conviene recordar el cerrar los botones de estas prendas antes de lavar, colocarla del revés y no utilizar agua caliente; y para secar un ciclo corto en la secadora o al aire libre, bajo la sombra.
Otros casos en los que no hay que utilizar suavizante es el de las toallas, porque reduce su capacidad de secado y absorción. Tampoco al lavar la ropa deportiva, porque hace que la tela sea menos transpirable. En los tres casos anteriores se puede utilizar, sin embargo, vinagre blanco para suavizar las telas, que a la vez actúa como un neutralizador de malos olores.
Y por último también hay otros dos casos en los que no es recomendable su uso. Es el caso de la ropa de bebé, porque pueden quedar en la tela sustancias del suavizante que pueden irritar la piel del pequeño. Tampoco en los vestidos de baño, porque puede hacer que ceda la tela y pierda esa elasticidad.
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