Rubén Castro

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27 jul 2017 / 21:46 h - Actualizado: 27 jul 2017 / 21:46 h.
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María Ángeles Sepúlveda es la actual directora general de Violencia de Género de la Junta de Andalucía. En noviembre de 2016, esta señora, que fundó una Asociación llamada AMUVI, se permitió, vulnerando la presunción de inocencia, pedir que el Betis y «sus propios compañeros» apartaran al jugador Rubén Castro del equipo verdiblanco.

Quienes nos educamos en la presunción de inocencia, no podemos dejar de sorprendernos de que sea precisamente AMUVI, una asociación con sesgo ideológico, la que haya venido encargándose de la asistencia a víctimas de cualquier delito en Sevilla; como tampoco por el hecho de que en nuestra ciudad, un Juzgado de Familia, desde su creación, no haya otorgado una sola custodia compartida, pese a su aplicación preferente por el Tribunal Supremo. Es de suponer que algún padre capaz debió pasar por ese juzgado y que algún niño/a suspiró por poder compartir su vida sin tener que elegir entre dos.

Y no crean que los demás jueces sevillanos han sido una excepción. Las compartidas en un decenio han sido exiguas cuando no revocadas por la Audiencia.

Pero no quiero hablar de buenos y malos, porque me consta que existen muchas madres que han sabido alentar en esos menores el amor a sus padres, que no han de pagar por no haber sabido generar felicidad en sus matrimonios.

Hoy estoy esperando que la presidenta de la Junta, que se dice bética –yo también lo soy desde que nací– rectifique y felicite no al jugador, porque la sentencia tiene recurso, en eso yo sí pretendo ser respetuoso.

Me gustaría que, por una vez, alguien repare por lo menos dialécticamente, el daño que se le ha hecho a la persona de Rubén, forzado a jugar en condiciones de estrés que ninguno seríamos capaces de soportar; y a marchar lo más lejos posible de este infierno de condenas sin sentencia que nos asuela.

Carmen Siles es el otro nombre. Jueza de Familia de Granada que ha obligado a devolver a unos hijos a un padre en aplicación de un Convenio Internacional por sustracción de menores. Aún existen jueces que aplican la ley. Y que conste que no pretendo juzgar, demasiadas veces me he condenado a mí mismo.

Pero espanta tanta vulneración de las presunciones de inocencia. Espantan tantos buenos y malos que siempre resultan ser los mismos. En España se educa desde el odio entre los sexos y vamos a más.

Y en cuanto a usted, señora Sepúlveda, ¿para cuándo su dimisión? ¿Para cuándo, doña Susana Díaz? ~