TOROS EN MADRID

Puerta Grande para la solidez de Alejandro Chicharro y cornada grave a Jesús Moreno

Alejandro Chicharro cruza la puerta grande de Las Ventas

Alejandro Chicharro cruza la puerta grande de Las Ventas / Plaza de las Ventas

EFE

La llamada 'miniferia' de la Comunidad de Madrid se abrió hoy mostrando una vez más la doble cara del toreo, con la grave cornada sufrida por el novillero albaceteño Jesús Moreno y el triunfo rotundo del madrileño Alejandro Chicharro, que abrió la Puerta Grande de Las Ventas tras una sólida actuación.

La cara oscura, la más trágica, llegó nada más abrirse la puerta de chiqueros, adonde Moreno acudió a recibir de rodillas al primero, un novillo de pelo albahío con el hierro de Aurelio Hernando que se le frenó al instrumentar la larga cambiada, le derribó y le acabó infiriendo, ya caído sobre la arena, una cornada cuya gravedad se adivinó tras el reguero de sangre que dejó hasta la enfermería.

Allí fue intervenido de una cornada en el tercio medio cara posterior del muslo izquierdo, con dos trayectorias: una descendente de 30 centímetros que alcanza el hueco poplíteo y otra hacia la cara anterior, de 20 centímetros, que contusiona el nervio ciático y alcanza el fémur, con pronóstico grave.

Ficha del festejo

Primer festejo de la Feria de la Comunidad de Madrid, con dos tercios del aforo cubierto (unos 15.000 espectadores), en tarde fría y ventosa. Novillos, de desigual presencia y en este orden, de Aurelio Hernando, manso e incierto; Montealto, con movilidad y sin gran clase; Hermanos Sandoval, bajo de raza pero a más; Concha y Sierra, descastado; Cerro Longo, con cierto sentido; y Ángel Luis Peña, con más voluntad que fondo.

Jesús Moreno, de violeta y oro: herido por su primero.

Juan Herrero, de azul noche y oro: estocada trasera caída (silencio); estocada honda atravesada (ovación tras aviso y petición de oreja); y estocada delantera desprendida y dos descabellos (ovación).

Alejandro Chicharro, de lila y oro: estocada trasera desprendida (oreja tras dos aviso); estocada trasera y descabello (silencio); y estocada (oreja). Salió a hombros por la Puerta Grande.

Incidencias: Jesús Moreno fue intervenido en la enfermería de la plaza de una cornada en el tercio medio cara posterior del muslo izquierdo, con dos trayectorias: una descendente de 30 cms. que alcanza el hueco poplíteo y otra hacia la cara anterior, de 20 cms., que contusiona el nervio ciático y alcanza el fémur, con pronóstico grave.

El percance trocó así el orden del festejo e hizo que los otros dos compañeros de cartel se vieran obligados a estoquear un novillo más entre los seis elegidos por la organización en representación de distintas ganaderías de la Comunidad de Madrid y que al final tuvieron que lidiar también dos madrileños.

De Miraflores de la Sierra es Alejandro Chicharro, que, en su presentación en Las Ventas vino a ratificar, en una tarde redonda, todo lo bueno que apuntó la pasada temporada en otras plazas y que puede resumirse en un sólido valor y en una gran determinación para buscar siempre el toreo más sincero y asentado.Así se le vio ya con un paliabierto utrero de Montealto que tuvo en la movilidad una de sus contadas virtudes, pero suficiente para que Chicharro se afirmara sobre la arena, le atemperara y le acabara sacando más de lo que parecía ofrecerle, alargando la faena incluso con el animal ya rajado en tablas.

De ahí que diera tiempo a que sonaran hasta dos avisos antes de que el novillo cayera de la estocada y se le concediera esa oreja que no tuvo opción de cortarle al descasado de Concha y Sierra que, en cuarto turno, tuvo que matar por Moreno, sin que, aun así, dejara de mostrar el madrileño una idéntica determinación durante lo poco que duró el trasteo.

Alejandro Chicharro torea al natural en Las Ventas

Alejandro Chicharro torea al natural en Las Ventas / Plaza de las Ventas

Pero la faena redonda de Chicharro, que antes había dejado también muestras de su valor en dos ajustadísimos quites por gaoneras y tafalleras, llegó con el último, un colorado de Ángel Luis Peña de armónicas hechuras que, más allá de su nobleza, no acabó de embestir con la suficiente profundidad.

No obstante, y en busca de ese segundo trofeo que le abriría la cara Puerta Grande de Las Ventas, el novillero madrileño echó el resto desde que abrió el trasteo de rodillas, entre el entusiasmo del tendido, y siguió toreando con mucha verdad, sincero en los cites, ajustado el en trazo y con las zapatillas siempre asentadas.

Los mejores momentos, en ese mismo son, llegaron en el toreo al natural, justo por donde más ralentizó las embestidas, en series también medidas para mantener el justo fondo de un utrero al que tiró a tierra de una fulminante estocada, preámbulo de una más que merecida salida a hombros.

También debió cortar una oreja el madrileño Juan Herrero, al que antes tocó matar al manso que hirió a Moreno. Y es que su labor con el tercero la mereció, en tanto que, con un concepto igual de sincero que su paisano, hizo ir a mejor a un utrero de Hermanos Sandoval con poca clase de inicio pero que acabo tomando los engaños con más entrega de la esperada.

Juan Herrero da un natural mientras mira al tendido

Juan Herrero da un natural mientras mira al tendido / Plaza de las Ventas

Para que eso sucediera, Herrero puso paciencia y tesón, pero también un temple y un mando que, pese a la dificultad del viento, fue el sustento de una forma clásica de torear, e incluso de los adornos y los circulares que logró sacarle como remate antes de que la presidencia le negara, con la misma cantidad de pañuelos, el premio que antes le había dado a Chicharro.

El quinto de Cerro Longo, que fue el novillo de más cuajo del sexteto, ya no fue tan agradecido al valor y al concepto clásico de Herrero, al que respondió con un creciente sentido, hasta que, en una fea colada, llegó incluso a levantarle los pies del suelo, aunque sin las consecuencias del percance que abrió esta tarde de doble cara.