Agricultura

El tomate de Sevilla vuelve a los envases de Heinz, Orlando o Fruco tras dos años "desastrosos"

Los agricultores del Bajo Guadalquivir prevén plantar 3.000 hectáreas de tomate de industria esta campaña, 2.500 en la provincia de Sevilla y 500 en Cádiz

Se generarán 1.500 empleos directos y unos 1.000 indirectos en una zona donde los cultivos hortícolas son un motor económico básico

Plantación de tomate de industria en el Bajo Guadalquivir esta semana.

Plantación de tomate de industria en el Bajo Guadalquivir esta semana. / El Correo

Clara Campos

Clara Campos

Los campos secos y agrietados de localidades como Lebrija o Los Palacios, que conformaban el paisaje habitual en los últimos años por la persistente sequía, hacían presagiar lo peor para esta campaña. Ahora todo es trabajo a destajo para sacar una producción deseada que tiene las fincas a alto rendimiento.

Los productores de los famosos tomates sevillanos del Bajo Guadalquivir han surtido desde hace años a las principales marcas de salsas -llámense Heinz, Fruco u Orlando- que se pueden encontrar en los hogares, supermercados y cadenas de comida de todo el mundo. No pudieron hacerlo en 2022 y 2023 y este 2024 temían volver a experimentar una campaña prácticamente a cero en la provincia.

En el Bajo Guadalquivir ya se ha iniciado la plantación de tomate de industria

El Correo

Sevilla ha sido líder históricamente en productos hortícolas para la transformación industrial, fundamentalmente el tomate, aunque también el pimiento. Tras dos campañas "desastrosas" en la provincia, los agricultores de estas localidades del Bajo Guadalquivir comenzaron justo antes de Semana Santa a plantar: 3.000 hectáreas de tomate de industria y 700 de pimiento es la previsión que barajan.

Nuevas esperanzas

Las lluvias de la borrasca 'Nelson' han reactivado la "esperanza" en un sector que es primordial para el empleo en la zona, si bien es cierto que aún no se llega al 100%, ya que en 2021 se hicieron 5.700 hectáreas, como explica el responsable nacional de Transformados de COAG, Diego Bellido.

"2022 y 2023 fueron desastrosos en el Bajo Guadalquivir porque apenas se sembró tomate, con lo que ello supuso para la generación de jornales y para la riqueza económica de la zona", destaca Bellido, quien recuerda que la industria de la transformación de hortícolas, "sobre todo la del tomate", genera miles de empleos directos e indirectos, que se perdieron en los dos últimos años.

Éxodo en busca de agua

Esto ha impactado también en las tres empresas agroalimentarias ubicadas en la zona y dedicadas a la transformación: Conesa, Tomsur y la cooperativa Las Marismas, cuyo producto se ha destinado históricamente a grandes multinacionales del tomate concentrado. En las últimas dos campañas, para dar servicio a sus clientes, "hubo un éxodo porque tuvieron que ir en busca del agua a otros lugares, como las provincias de Huelva y Cádiz, o incluso Portugal", señala Bellido.

Este año, el tomate de industria de la provincia de Sevilla volverá a nutrir a estas reconocidas marcas después del fuerte impacto de la sequía sobre las últimas campañas. En concreto, Conesa -la segunda compañía del sector a nivel mundial, líder en procesados de tomate en España y que cuenta con instalaciones en el Bajo Guadalquivir pero que tiene su sede social en Extremadura- y Tomates del Sur (Tomsur) -ubicada en Las Cabezas de San Juan-, explica Bellido, sí tuvieron sus industrias en funcionamiento los dos últimos años a pesar de la escasez de producto.

Por su parte, la cooperativa Las Marismas de Lebrija mantuvo sus máquinas paradas y se vio abocada a sucesivos expedientes de regulación de empleo y el despido de más de 70 trabajadores por la baja cosecha.

Reactivación del empleo

Ahora la mano de obra vuelve a pleno rendimiento al Bajo Gualdalquivir. Si en 2021, cuando se pudieron plantar 5.700 hectáreas se generaron unos 2.500 empleos directos, ahora serán unos 1.500, a los que hay que sumar otro millar de indirectos. "En la zona hay muchas empresas de fitosanitarios, gasolineras, neumáticos, camiones que se van a beneficiar de esta situación", añade Bellido, que recuerda que esto es en lo que se refiere al tomate: el pimiento generará por sí solo 18.000 jornales.

Precisamente en la mano de obra puede estar uno de los problemas este año debido a que muchos jornaleros se han ido a otros sectores -como la hostelería o los servicios en general- en estos años de parálisis en el campo para poder mantenerse. "Es algo que nos preocupa y veremos cómo se va desarrollando la campaña, pero es grave", subraya Bellido.

También alerta de que algunos agricultores han optado -ante la incertidumbre económica en el campo provocada por la sequía por vender sus máquinas para que se usaran en la campaña del tomate en otras zonas donde el comportamiento ha sido mejor en estos años pasados, como Extremadura.

La Almoraima vuelve al tomate

La Almoraima, finca perteneciente al Estado que quiso comprar Salma Hayek situada en Castellar de la Frontera (Cádiz), ya produjo el año pasado casi tres millones de kilos de tomates destinados a la industria tras un contrato con Conesa.

Este año, la previsión es plantar aún más tras los buenos resultados cosechados con el proyecto piloto de 2023. "Vamos a sembrar en torno a ocho o diez hectáreas más, por lo que pasaremos a unas 35", pronostica Emilio Romero, director general de La Almoraima, que prevé comenzar con la plantación en mayo en la finca.

Este año ha vuelto a cerrar contrato con Conesa y, además, se van a animar a otros cultivos, como la cebolla. "Tuvimos muy buena experiencia en 2023 y desde la industria nos ayudaron mucho para que la producción fuera un éxito", reconoce.

Recolección gradual

La siembra del tomate de industria suele realizarse de forma escalonada, repartida en el tiempo durante los meses de marzo y abril y, normalmente, las últimas a principios de mayo. De este modo es posible organizar una recolección gradual del cultivo, recepcionando el tomate de todas las zonas a lo largo de unos 75 días, aproximadamente. Este cultivo presenta un ciclo de unos 4 meses, explican desde COAG.