«La presencia de ETA en el País Vasco es palpable. Hay que estar vigilantes»

Hablamos con Mikel Buesa, catedrático emérito de la Universidad Complutense de Madrid y hermano de Fernando Buesa, asesinado por ETA, quien acaba de publicar ‘La financiación del terrorismo’ en la editorial Almuzara.

«La presencia de ETA en el País Vasco es palpable. Hay que estar vigilantes»

«La presencia de ETA en el País Vasco es palpable. Hay que estar vigilantes» / Ezequiel García

Ezequiel García

Para cualquier ciudadano español que roza los cuarenta, como el que les escribe, hablar de ETA es recordar tener miedo al visitar un centro comercial, ver como interrumpían la programación de televisión por un coche-bomba en algún lugar de nuestro país, tiros en la nuca a algún político o personaje destacado o sufrir y llorar por secuestros viles que acababan en asesinatos, como el de Miguel Ángel Blanco.

No le miento si le digo, querido lector, que hablar con Mikel Buesa (Guernica, 1951), hermano de Fernando Buesa, político destacado del PSOE-PSE asesinado por la banda terrorista ETA en el año 2000, ha sido un honor como periodista. Y ha sido un honor porque su papel comprometido con la sociedad civil como ex presidente del Foro de Ermua, entre otras organizaciones, fue clave para hacer visible a toda una generación, quizás la última, la importancia de no quedarse impasible ante los asesianos, aun sabiendo que estaba en juego su vida, todo por intentar lograr una España libre de las garras de aquella banda criminal.

Ahora, Buesa publica en la editorial AlmuzaraLa financiación del terrorismo. ETA y el Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV)’, libro en el que se analizan los rendimientos obtenidos mediante la violencia, tales como atracos, secuestros de personas adineradas, extorsiones a empresarios y robos, así como los logrados a través de las entidades del MLNV mediante la captación de subvenciones públicas, beneficios comerciales y fraude fiscal.

Pero también hemos hablado de cómo surge Bildu -de un ‘cuadrado mágico’ formado por José Luís Rodríguez Zapatero, Rodolfo Ares, Patxi López y Arnaldo Otegi-, los pactos entre PSOE y EH Bildu, la herencia de ETA en este partido abertzale, el futuro del País Vasco o cómo sigue estando presente ETA en la sociedad vasca actual, entre otros mucho temas y recuerdos de una época en España que, ojalá, jamás vuelva a resurgir.

- Toda una vida escribiendo sobre ETA, a pesar de que asesinara a su hermano, Fernando Buesa. ¿Cómo ha sido adentrarse tanto en las entrañas de la organización terrorista?

El asesinato de mi hermano Fernando fue un acicate para mí. Pasado el trauma inicial, pensé que tenía que hacer algo para contribuir a la lucha contra ETA, Y lo hice buscando una tarea que nadie había emprendido hasta entonces, aprovechando mis conocimientos de economía. Esa tarea fue la de estudiar en profundidad los aspectos referidos a la financiación de ETA y a la evaluación de los estragos económicos que produjeron sus atentados.

- ETA y su miedo provocaron una caída de la población en el País Vasco. ¿Ha suplido esa bajada la inmigración, alejada del conflicto?

El terrorismo etarra invirtió el sentido de los movimientos migratorios en el País Vasco, de manera que, en vez de recibir inmigrantes, paró a expulsar población. Si no hubiese habido terrorismo la población vasca sería hoy en día de unos 2,8 millones de personas; 600.000 más que ahora. El cese del terrorismo produjo un «dividendo de la paz», de manera que volvió a registrarse un saldo migratorio positivo. Pero hasta ahora ha sido insuficiente para compensar el balance negativo del terrorismo.

- ¿A qué se refiere con que ETA tenía una economía depredadora?

A que los recursos de los que dispuso ETA para financiar y desplegar su campaña terrorista se obtuvieron depredando el País Vasco mediante el robo, los atracos, la extorsión, el secuestro de personas para exigir rescates, el fraude fiscal y a la Seguridad Social, la obtención y uso fraudulento de subvenciones. En realidad, en esto, ETA no se distingue de otras organizaciones terroristas, pues todas ellas practican una economía depredadora de guerra.

- Una de las características de la banda terrorista eran sus actividades de apariencia legal, como la creación de Herri Batasuna. ¿Es EH Bildu su heredera?

Herri Batasuna fue, en su día, el brazo político de ETA, como se ha evidenciado en numerosas sentencias de la Audiencia Nacional. Su ilegalización en 2002 supuso un fuerte varapalo para ETA y fue clave para facilitar su derrota. Esa ilegalización fue amparada por el Tribunal Supremo, el Constitucional y el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo. Este último, en su sentencia, declaró que los Estados democráticos tenían derecho a defenderse de las organizaciones políticas vinculadas al terrorismo. Sin embargo, cuando el gobierno de Zapatero, a partir de 2004, se empeñó en negociar con ETA su final, una de las contrapartidas que tuvo que aceptar es la de facilitar un nuevo partido relacionado con ETA. En 2006. Patxi López y Rodolfo Ares se reunieron, con esa finalidad, con Arnaldo Otegi. En 2011, ese movimiento condujo a la creación de Sortu, un partido que no sólo recogió la herencia de HB, sino que amparó entre sus dirigentes y cuadros a numerosos miembros de ETA, una vez cumplidas sus condenas carcelarias. EH BIldu es la marca política de Sortu y, por tanto, comparte esa herencia.

- ¿Qué lazos personales y financieros entre ETA y HB fueron los más llamativos?

Los lazos personales y financieros entre ETA y HB fueron muy numerosos. Una parte importante del personal político de HB (concejales, alcaldes) procedía de ETA, como se destacó en algunas investigaciones que cuantificaron esa vinculación. El caso más llamativo ha sido el de Otegi, pero hay muchos más. En cuanto a las vinculaciones financieras, las sentencias de ilegalización de HB y de los partidos que le sustituyeron (Acción Nacionalista Vasca y Partido Comunista de las Tierras Vascas) recogieron evidencias de pagos realizados por esos partidos a dirigentes de ETA. Lo mismo ocurrió con otras entidades controladas desde HB, como AEK, el Grupo Egunkaria, las herriko tabernas, Udalbiltza Kursaal, etcétera.

- Igualmente, en el libro habla de cómo Egin era el medio oficial del régimen del terror de ETA. Mertxe Aizpurúa, portavoz actual de EH Bildu en Madrid fue editora del mismo y fundadora de Gara. ¿Es una anomalía democrática verla en el Congreso de los Diputados?

Por supuesto, si atendemos a lo que ocurre en otros países de la Unión Europea, es una anomalía. Pero nuestra Constitución no es militante y, por tanto, no se exige que los representantes elegidos la defiendan, aunque deban acatarla. Por eso es posible que haya partidarios del terrorismo en las instituciones. Aunque, en mi opinión, lo verdaderamente anómalo es que haya partidos supuestamente constitucionalistas, como el PSOE, que lleguen a acuerdos políticos con ellos.

- ¿Cuál fue el método de financiación más utilizado por ETA y que mejor rédito le dio?

ETA se financió con uan combinación de fuentes de dinero y otros recursos que incluyeron los atracos, el robo en establecimientos comerciales, canteras y depósitos de explosivos, el secuestro extorsivo y las amenazas a empresarios para que pagaran por su supuesta protección. De estas fuentes, la que produjo un mayor rendimiento fueron los secuestros. Las cartas de extorsión, de las que tanto se ha hablado, tuvieron un papel más secundario, excepto en la etapa final de la campaña terrorista, a partir sobre todo de 2004. A esto se añadieron los recursos que, principalmente en los años noventa y hasta 2002, aportaron las entidades del MLNV controladas desde HB. Unos recursos muy abundantes procedentes de subvenciones a partidos políticos, entidades culturales y asociaciones de familiares de presos etarras, que sostuvieron las actividades de propaganda, electorales y de asistencia a los referidos presos, así como a proporcionarle a ETA cobertura logística y dinero en efectivo.

- Permítame que le hable de los años de plomo. Secuestros, amenazas y extorsiones. Y atentados sanguinarios. ¿Cómo lo vivió en la Universidad y como miembro de la sociedad civil?

Con inquietud y preocupación, aunque yo estaba muy alejado del escenario vasco, pues he vivido en Madrid desde los años sesenta y mi trabajo estaba en la Universidad Complutense. Para mí, personalmente, fueron peores los años de la primera década de este siglo, pues mi compromiso con el Foro Ermua me condujo a estar amenazado y a tener que vivir con escolta policial durante unos cuantos años. Pero no me arrepiento de haber tenido que sacrificar mi libertad.

- ¿Despertó el pueblo español tras esa década fatídica?

No. Claramente, no. La oposición civil a ETA es más tardía y se remite a la segunda mitad de los noventa y los años dos mil. El aldabonazo lo produjo el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco. Después de ese acontecimiento, todo cambió en la lucha civil contra ETA. Aparecieron los movimientos cívicos, como el Foro Ermua y ¡Basta ya!, que dejaron en un segundo plano a las asociaciones pacifistas que protestaban en silencia. Esos movimientos, junto a un sinfín de organizaciones que surgieron por toda España, fueron claves en la derrota política de ETA y en la limitación de las concesiones que Zapatero dio a la organización terrorista. Esto se olvida muy a menudo; sobre todo cuando los socialistas se reivindican como los artífices, por sí solos, del final del terrorismo. Algún día, los historiadores independientes destacarán lo que acabo de señalar.

- Del PNV sabemos, por la historia, que apoyó al régimen de Franco en el alzamiento del 18 de julio y que, durante los primeros años de la democracia, no fue tajante en la lucha contra el terrorismo. ¿Hubo connivencia?

Por supuesto que hubo connivencia entre el PNV y ETA. Ahí está la anécdota muy expresiva del árbol y las nueces. Y más allá de ella, el pacto de Lizarra en el que el PNV se asoció con ETA para desplegar un proyecto independentista, ETA rompió el pacto porque tenía prisa, pero el PNV recogió sus objetivos en el Plan Ibarretxe que dominó la política vasca durante casi toda la década del 2000.

- Otra de las vías de financiación de ETA fue la extorsión a los empresarios. ¿Qué preponderó más, la colaboración consciente o el miedo?

En la extorsión lo dominarte fue la resistencia de la mayor parte de los empresarios amenazados a pagarle a ETA el dinero que exigía. Con los datos de que se dispone, en mi libro he estimado que los empresarios extorsionado fueron unos 4.750, y los que pagaron unos 570. Una minoría como se comprueba en estos números. De esta minoría, unos cuantos pagaron porque tuvieron miedo, pero la mayor parte se tomaron el asunto como un negocio más y concertaron con ETA las cantidades y los plazos de sus pagos. Por eso, es muy injusto decir, como se sostiene en los medios oficiales del País Vasco, en especial por su patronal Confebask, que todos los empresarios fueron víctimas de ETA. No es así: los que no pagaron, fueron héroes y víctimas; pero los que pagaron, además de cobardes, fueron colaboradores con el terrorismo. Lamentablemente, en la Audiencia Nacional no se quiso ver esto, seguramente por presiones políticas, y esos colaboradores financieros de ETA salieron indemnes, pues no hubo ninguna condena en firme `para ellos y la mayoría fueron exculpados bien considerando que actuaron bajo un estado de necesidad o bien dejando que prescribieran sus delitos.

- La maraña del MLNV era amplísima. Grosso modo, ¿Cuáles fueron las principales vías a partir de los años 90 por las que ETA recibía más dinero?

Como antes he dicho, en los años noventa las entidades del MLNV se convierten en la principal fuente de recursos para el movimiento terrorista porque logran extraer una importante cantidad de subvenciones. Están, además, los ingresos que se obtienen a través de un amplio entramado de empresas que sirvieron para dar empleo a los excarcelados y los huídos, para obtener un rendimiento económico neto y, en el caso de las herriko tabernas, para servir de infraestructura de las actividades políticas y de información de ETA y también de la realización de atentados. Las subvenciones a las que acabo de referirme, las otorgaron todas las administraciones, incluida la Unión Europea y el Departamento de los Pirineos Atlánticos de Francia. Sin embargo, las que más aportó fue el Gobierno Vasco.

- Política, sindicalismo y acción cultural. ¿Qué queda de aquella ETA omnipresente en la sociedad vasca?

Lo que queda es una herencia ideológica y política que se encarna en la izquierda abertzale liderada por Sortu. Y queda además, en la mayor parte de la población, una voluntad culpable de olvido, principalmente inducida por la cobardía con la que la mayoría de los vascos contemplaron los estragos del terrorismo. Hay que tener en cuenta que, según las encuestas del Euskobarómetro, aproximadamente un 70 por ciento de la población adulta se inhibió ante el terrorismo. El 30 por ciento restante se repartió a partes casi iguales entre los que apoyaron conscientemente a ETA y los unos pocos más que participaron más o menos activamente en la resistencia de la sociedad civil contra ETA, movilizándose con el Foro Ermua y Basta ya¡ No sorprende, por ello, que actualmente la juventud los desconozca casi todo de ETA porque sus padres han preferido continuar con su silencio. En términos de Primo Levi, podríamos decir que lo que queda en el País Vasco es una inmensa zona gris de amnesia, indiferencia y vergüenza.

- En Irlanda del Norte, en donde he estado recientemente, se palpa que el IRA no ha desaparecido. Sólo hay que pasear por Derry. ¿Y ETA?

En el País Vasco la presencia de ETA, a través de los homenajes a sus presos, así como de la reivindicación de su herencia política, es palpable. Lo es también en las organizaciones minoritarias que hoy reivindican la vuelta a la violencia, sobre todo en los medios juveniles y estudiantiles. No parece que tengan, de momento, la capacidad organizativa, los recursos y la voluntad de matar que tuvieron quienes les precedieron. Pero hay que estar vigilantes porque un estallido violento podría volver a producirse. No se entiende, por ello, que el gobierno de Sánchez haya desmantelado buena parte de las unidades policiales y del CNI dedicadas a la vigilancia de estos grupos.

- Rodríguez Zapatero afirmó durante la pasada campaña electoral que fue con el PSOE en el gobierno cuando ETA abandonó la lucha armada. Parece que la sociedad civil y las fuerzas policiales poco tuvieron que ver en ese proceso. ¿Qué le parece esta afirmación?

Un despropósito propio de un megalómano. ETA dejó de matar al final de su mandato no tanto por sus acuerdos negociadores como por la presión de las fuerzas policiales (Policía Nacional, Ertzaina y, sobre todo, Guardia Civil) y de la resistencia de la sociedad civil frente a ellas. Pero el final de ETA se demoró hasta mayo de 2018, cuando aún gobernaba Mariano Rajoy (que, por cierto, no se ha reivindicado como el artífice de este acontecimiento).

- ¿Ve posible un resurgir de la lucha armada en el futuro más próximo?

Creo que, al menos de momento, es difícil. Principalmente porque chocaría con los intereses de Sortu-EH Bildu. Pero, como antes he dicho, no es del todo descartable porque la voluntad de matar no requiere un cálculo racional, sino un impulso emocional, como se evidenció en el primer asesinato de ETA: el del guardia civil Pardines por Txabi Etxebarrieta.

- ¿Y que el PSOE pacte con EH Bildu en las instituciones?

El PSOE ya ha pactado con EH Bildu en las instituciones, tanto en el Congreso de los Diputados como en el caso de Gobierno de Navarra. De que puede ir más lejos, no me cabe duda porque se han roto ya los límites políticos que lo impedían. No obstante, creo que, de momento, no se dan las condiciones para una ampliación de ese tipo de acuerdos parciales. Esperemos al resultado de las próximas elecciones regionales del País Vasco y ya veremos.

Sobre el autor

Mikel Buesa (Guernica, 1951) es catedrático emérito de Economía Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid. Su actividad académica se ha centrado en el estudio de la economía española, la economía de la innovación y la economía del terrorismo. A lo largo de la década de 2000 tuvo un intenso compromiso en la lucha de la sociedad civil contra el terrorismo de ETA desde el Foro Ermua, asociación que presidió durante varios años, y desde la Fundación para la Libertad, de la que fue patrono. Recibió en 2003, en reconocimiento a sus méritos, la Medalla de la Orden del Mérito Constitucional. Más allá de su trayectoria académica ha sido colaborador de varios medios de comunicación audiovisuales y articulista de varios periódicos nacionales y regionales. Actualmente publica semanalmente una columna en La Razón y colabora en Libertad Digital y en los podcast de economía de El Debate. Es autor de más de dos centenares de artículos publicados en libros y revistas académicas, así como de una veintena de libros, entre los que se encuentran Economía de la secesión. El proyecto nacionalista y el País Vasco (2004), The Economic Repercussions of Terrorism (2010), La crisis de la España fragmentada. Economía política de la era Zapatero (2010), ETA, S.A. (2011), La pachorra conservadora. Política y economía en la gobernación de Rajoy (2015), Juan Velarde. Testigo del gran cambio (2016) y Abuso de poder. El coronavirus en España (2020).