La estafa más impune: ‘Ganar muchísimo’ y perderlo todo

Ganar sobre estándares del mercado entraña riesgos. Amén de oportunistas, hay hábiles estafadores con labia que nublan lógicas y excitan la codicia. Ojo, nadie nos regala nada

CNMV. / EFE

CNMV. / EFE / Juan-Carlos Arias

Juan-Carlos Arias

Desde que se instaló en España la cultura del pelotazo en tiempos del felipismo (1982-1996), llegaron subvenciones patrias y fondos europeos. Incontables ciudadanos los lograron con trampas, contactos y así se embolsaron el dinero más fácil. Décadas atrás se importó la creencia de una máxima de Margaret Thatcher (Quien los 40 años va en autobús al trabajo es un perdedor). Ser añadió alta gama, compras inmobiliarias, joyas, viajes y el poderío de esos nuevos ricos que ganaron especulando o comprando sin pagar. O sea, con dinero de quien vendía. O desaparecían ante créditos o avales con testaferros. ¿Hoy es diferente?: ganar precisa talento, tenacidad o bien desvergüenza.

Con las bajadas de tipos sobre los de antaño próximos al 20%, el EURIBOR bajo cero hasta hace poco más las consecuencias que palpitan de subprime (hipotecas basura) del 2009 y crisis pospandémica (desde 2020) quienes quieren rentabilizar ahorros, herencias, cobros extras o fajos atípicos tienen en internet tantas oportunidades como estafas de la más sutil factura.

En ese cosmos surgen quienes, vía webs maravillosas con gráficos de pico alto, posan sus ojos maridados con la avaricia más irracional. Quieren ganar más que nadie. Son tan ‘listos/as’ porque son así de geniales. No les hace falta espejo donde mirarse el ombligo. La ingenuidad les pone. Asé esperan a víctimas convencidas para invertir o apostar poco y ganar lo más grande.

¿Cripto-timos?

Ya relatábamos en #Infraganti lo que le pasó a Carlos Garrido. Este sevillano experto en cripto-monedas tenía clientela repleta de ganadores natos. Compartió activos con un ruso que oficiaba de contable para compatriotas. Al parecer, el dinero virtual hizo lo propio. Garrido orquestaría el secuestro del tipo y acabó en la cárcel con su equipo ‘A’. El ruso desapareció ipso-facto. Clientes de Garrido, repartidos por España, se preguntan dónde está sus dineros, dónde sus dividendos.

Lo singular de quienes ganan con cripto-divisas es que son discretos. Si multiplican lo invertido callan; si lo pierden todo se ruborizan y enmudecen. Los ‘tokens’ o NFTs sirven para comprar lo intangible, pero a veces la fe más sólida debe reforzar lo etéreo. O rezarle a alguna deidad para que hagan el milagro de Cristo multiplicando panes y peces sobre la nada. Hay webs y plataformas que operan sociedades con capital ínfimo y administradores insolventes. Mercadean con activos, productos o bienes de valor millonario. Nos preguntamos si la autoridad cuestiona la seguridad jurídica. Y si hay aval al inversor. A partir de ahí el riesgo deviene en fraude seguro.

Los brokers usurpados

Una modalidad de fraude que causa estragos es recibir ofertas telefónicas, presenciales y por correo electrónico, para ganar con intereses sobre los de mercado. La codicia del inversor se excita. Se empieza con el relato de coste ‘0’ tributario al operarse el dinero desde paraísos fiscales intra y extracomunitarios (Chipre, Islas de Jersey, Man y Guernsey, Malta...).

Después, los interlocutores (generalmente con acento latino o brasileño) envían documentos contractuales en inglés. Estos prodigan logos y nombres de brokers (intermediarios) y webs creibles aunque operan fuera de España (Globalix, Safecap, markets.com, Playtech, E-Toro). Es decir, están inscritos por el regulador, CNMV-Comisión Nacional del Mercado de Valores, pero las marcas y nombres que usarían son usurpados hábilmente.

El paso siguiente del timo es enviar el dinero a invertir a cuentas españolas que, supuestamente, se ligan al broker serio que garantiza la operación. Y pagará, pronto, dividendos que la palabrería del gestor sitúa en un 11% al mes de lo invertido. Ver para creer. La trampa está en esas cuentas: ni son del bróker, ni invierten nada. Son instrumentales de quienes estafan.

Un reciente Informe de unos detectives privados curtidos en investigar fraudes desveló que las cuentas a las que los incautos dirigen trasferencias bancarias son de sociedades con objetos distintos a la gestión inversora, las administran extranjeros residentes sin arraigo, ni solvencia. Las sedes se ubican en coworkings (oficinas compartidas) donde nadie conoce a nadie. . Este rentable Informe del detective permite procesar cualquier denuncia sobre actores del presunto fraude en suelo español.

Obviamente, las sociedades de las cuentas tienen mínimos legales, no presentan cuentas en plazo al Registro Mercantil y siguen el guion de la cinta Coge el dinero y correo de Woody Allen. Repetimos, la seguridad jurídica y real es mínima, nula. Y carente de garantías y controles que tienen banca, financieras y aseguradores legalmente establecidas. Desconocemos si las autoridades tributarias (ONIF-AEAT-SVA), por el sospechado blanqueo (SEPBLAC), o policiales (PN-GC) depuran con reflejos estos fraudes que intuyen una estafa de libro. Hay mecanismos. ¿La burocracia llegaría tarde?. Mientras, los timadores exportarían el dinero timado lejos de España.

Los ciberfraudes que roban claves, cuentas, usurpan y demás tienen un plus de impunidad porque las víctimas amén de sentirse estafadas, les cuesta denunciar. O no saben dónde y cómo hacerlo. Quienes son timados con dineros llamados a la especulación tienen más duro denunciar. Al relatar contar su historia desvelan que fueron traicionados por su propia codicia. La que nubló sensatez, lógica y mesura.

Evitar a los ‘malos’

La CNMV lleva años alertando de los chiringuitos financieros. Bajo tal empeño lanzan comunicados periódicos con sus nombres y operativa. Hablamos de entidades inversoras sin autorización oficial. La licencia llega, recuérdenlo, tras pasar filtros, aportar avales, seguros, más la competencia profesional de los gestores de la inversión ajena. Nada que ver con bancos, intermediarios y financieras legales que mueven dinero de clientes con garantías y oficio considerando el riesgo que tiene cualquier inversión

Los chiringuitos estafan usando los mismos canales que emplean bancos, brokers, financieras para parecer creíbles: teléfono, correos electrónicos, páginas web, redes sociales..... Recuérdenlo, sólo buscan el capital de sus víctimas. Jamás reembolsarán lo pagado a estos impostores. Desde CNMV atienden un número gratuito 900535015 que disipa dudas. Además, sumamos consejos para que su dinero inversor no caiga en manos equivocadas:

1. Suplantación de identidad: Compruebe que contacta con la entidad (bróker, banco, financiera,ertc...) legal. Verifique la autorización en CNMV.

2. Cuentas de trading: Son financiadas y se ligan a formación. En webs se ofertan cursos y cuentas de valores. Desista de enviar dinero a estas plataformas que al cabo sólo buscan ‘formarle’ para en realidad expoliarle

3. Fraude del informático: Los chiringuitos lo usan para solventar supuesto problema. Excusas: descarga de programa/app en remoto y roban cuentas bancarias, datos personales o hacen compras impostadas por Internet.

4. Reembolsar lo estafado: (recovery room). Contactan a timados, prometen recuperar el capital perdido o recomprar acciones o valores adquiridos a través de empresas no autorizadas. Suelen pedir dinero por adelantado. Y ‘venden’ datos personales para que otros repitan la faena.

5. Cripto-fraudes: Cuidado con los criptoactivos falsos, o que cuentan con algún respaldo que ofertan ganancias exponenciales. En webs, medios y redes se anuncian usurpando a personajes famosos tras lograr éstos supuestos beneficios desorbitados. Incluyen descalificaciones de canales inversores y entidades legales. Su obsesión es la banca tradicional o digital