Opinión

Nirek Sabal

Eurovisión Junior y los juguetes rotos

Eurovisión Junior y los juguetes rotos

Eurovisión Junior y los juguetes rotos / Nirek Sabal

Eurovisión Junior es el mismo tostón que el Festival de Eurovisión en el que actúan los adultos, pero es más enternecedor puesto que pierden un montón de niños. Asistir al fracaso de una criaturita es muy penoso y resulta mucho más duro que si el batacazo lo sufre un adulto. Las lágrimas de los niños son más corrosivas.

Las canciones del festival han sido comerciales, ridículas y bastante flojitas desde el punto de vista técnico. Las interpretaciones no han pasado de lo correcto. Y más de uno de estos niños se habrán convertido en juguetes rotos antes de llegar a casa. No estoy seguro de la bondad que puede desprender un certamen como este. A los niños hay que llevarles al cole por la mañana, al parque por la tarde y a la cama para que lean un cuento y duerman por la noche. Y si hacemos algo especial debemos tener un cuidado exquisito, una prudencia enorme. Destrozar la vida de un niño es sencillo. Recuperar la normalidad es casi imposible.

Eurovisión Junior es prescindible, es casi ridículo y muy hortera. Los niños cantan (casi todos regular porque la edad es lo que tiene) y bailan (se mueven con cierta gracia y poco más); los agentes de las criaturas se forran durante unos días (la gallina de los huevos de oro suele fallecer artísticamente en poco tiempo) y los padres creen que han logrado obtener el premio gordo de la lotería aunque no saben que acaban de empezar sus problemas y los de sus hijos. Un programa que exhibe a niños haciendo gracias (porque otra cosa no hacen aunque lo parezca) no tiene sentido y este es uno de ellos.

Sea como sea, Eurovisión Junior es un tostón de miedo y los niños artistas deberían dedicarse a lo que toca que no es precisamente ir de sitio en sitio como si fueras un monito de feria.

Por cierto, ganó la niña francesa y la española fue segunda.