Opinión

Ezequiel García

Un Sevilla del TBO

Del Nido Carrasco y Pepe Castro. / Manuel Gómez

Del Nido Carrasco y Pepe Castro. / Manuel Gómez / Ezequiel García

Muy probablemente no gane esta columna el Premio Blázquez otorgado por los líderes que regentan las oficinas del Ramón Sánchez Pizjuán. De hecho les escribo desde mi libertad. Pero tras el último día de este mercado de fichajes, el Sevilla Fútbol Club guarda mucha similitud con aquellos episodios apasionantes del TBO. Y me explico.

A una decadencia obvia de los estamentos internos del club -habrá que ir llamando a Pepe y Otilio, porque La Cartuja está cogida-, llega otro episodio protagonizado por el actual Consejo de Administración encabezado por el utrerano empresario del ladrillo Pepe Castro y su sombra Del Nido Carrasco -que para nada es un segundón como lo era el Botones Sacarino-. Cuánto echan en falta al bueno de Jorge Paradela por la carretera de Utrera...

Con la venta de Bono dijeron que reforzarían otras posiciones. Mendilíbar ejerce una y otra vez de Superlópez en las ruedas de prensa, donde muchas veces las preguntas hacen menos daño que el pescado en blanco. Pero la

capa comienza a rasgarse y debe tener cuidado. Y al final se ha acabado el mercado igual que el año pasado: con dos jugadores que vienen de la inacción total (Mariano 2.0 y el portero Nyland) y un cedido de un segunda inglés (Soumaré). El dinero de Bono se fue más en rescindir contratos y en regalar jugadores a rivales directos (Óscar al Getafe) que en fichar en propiedad. Por no hablar de la inclusión de Januzaj en la lista estando más descartado que un ocho de picas en la baraja española.

¿Y el filial? Ya pueden luchar los chicos como Astérix y Obélix que la sombra de Monchi (gracias por la herencia económica, León) es tan alargada que ha llegado a eclipsar hasta la última taquilla del equipo cadete. Si el Sevilla Atlético no desciende, será un nuevo milagro de la Virgen de los Reyes, y no de la dirección deportiva. De Orta ya hablaremos otro día. Acaba de llegar. Y merece su tiempo. Pero llegó mal y tarde (no por su culpa), como la pasada noche Pepe Castro. Creo que, como consejo, aún puede contentar a las masas trayendo a Sergio Ramos y a Vitolo. El Sevilla es especialista en sacar segundas partes de sus mejores películas...

En resumen, un Sevilla digno del TBO (ni ‘13, Rue de Percebe’, oiga) que ha dejado a una afición tocada, dividida y cabreada, más si cabe, siendo colistas. Una afición exigente que, soberana, debe comenzar a exigir explicaciones a los que mandan. Morder plata es el éxtasis, pero no saberla gestionar puede hacer que pases de ser un Capitán América a convertirte en la reencarnación de Mortadelo y Filemón. Que Biri-Biri les coja confesados.