Gastronomía

Dejarlo todo en Roma para vivir en Sevilla: la historia de Alimentari, el restaurante italiano de moda

Nicola Migala lo dejó todo hace cinco años para montar junto a dos socios un local que ha sido reconocido hace poco como una de las mejores pizzerías independientes de España

Nicola y Migala y Lorenzo Falzarano, dos de los socios fundadores de Alimentari

Nicola y Migala y Lorenzo Falzarano, dos de los socios fundadores de Alimentari / CARLOS DONCEL

Carlos Doncel

Carlos Doncel

"¡Enhorabuena por lo del ranking, que lo vi hace poco!", le grita un vecino de San Bernardo a Nicola Migala. Este calabrés fundó en abril de 2019 junto a dos socios Alimentari, un restaurante italiano galardonado hace solo unos días como una de las mejores pizzerías independientes de España, según la prestigiosa guía 50 Top Pizza. En solo cinco años han conseguido además un Solete de la Guía Repsol, pero también algo incluso más importante: el reconocimiento de una ciudad tan suya como agradecida, Sevilla.

"Tengo siempre en mente un comentario que me dijo un cliente justo después de comer: 'Estáis aportando calidad de vida'. Me emocionó mucho escuchar aquello", recuerda Migala. "Es muy bonito todo esto, no me lo esperaba cuando abrimos. Pero ahora es cuando más debemos tener los pies en el suelo y seguir con el trabajo", añade con modestia.

Nicola tenía varios negocios en Roma. Un bar y tres restaurantes cercanos a la plaza Campo de' Fiori, concretamente. "Servíamos comida típica romana, y la verdad que nos iba muy bien", cuenta este italiano de 48 años. Pero una novia utrerana y el deseo de vivir en la capital andaluza le hicieron cambiar de vida.

"Lo traspasé todo y les propuse a dos cocineros napolitanos que curraban conmigo, Ciro y Lorenzo, mudarnos y montar algo juntos en Sevilla", apunta este empresario. "Se unieron al momento. Estábamos convencidos de que lo que hacíamos en Italia, podía gustarle a la gente de aquí. No teníamos miedo". El tiempo y las reservas completas que acumulan día tras día en sus dos locales -uno en la calle Bartolomé de Medina y otro en Julio César- les dieron la razón.

"Trasladamos a Andalucía lo que hacíamos en Roma"

Alimentari huele, sabe y suena a Italia. Todo en ambos restaurantes, desde la decoración hasta la carta, da muestras de autenticidad. "Trasladamos a Andalucía lo que hacíamos en Roma. Lo que comían allí los italianos es lo que ofrecemos aquí", detalla Nicola Migala. "Si viene un español que quiere una pizza barbacoa, no la hacemos, porque no la comemos. No es nuestra costumbre poner esa salsa en la pizza", sentencia. 

Las claves del éxito de estos locales son "la calidad de los productos, el servicio y la relación calidad-precio", según el copropietario. Y también que un 90% del personal sea italiano: "Los camareros son todos de Italia. El cliente te puede preguntar cualquier cosa, y el hecho de ser de allí te garantiza conocer bien la gastronomía".

Esta filosofía se aprecia también en la materia prima, que proviene del país transalpino, exceptuando la carne y la verdura. "La gente que ha viajado a Italia aprecia lo que hacemos. Hemos ayudado a difundir la cocina italiana real, y a eliminar aquel tópico de que solo comemos pasta y pizza", afirma Nicola. 

Pasta y pizza, sí, pero mucho más

Ensalada caprese, carpaccio de ternera con crema de calabaza, nueces y queso parmesano, calamares rellenos con aceitunas, alcaparras, tomate, pan y huevo o cannoli siciliani. La carta de Alimentari es un recorrido por la gastronomía de todo el país. "Tenemos recetas de muchas regiones de Italia. Aunque los socios somos del sur, servimos también platos del norte, porque en la cocina trabajan un cocinero de la Toscana y otro de Emilia-Romaña que aportan elaboraciones de su tierra", cuenta este hostelero.

El carpaccio de ternera que sirven

El carpaccio de ternera que sirven / ALIMENTARI

Y sí, claro, hay pizzas en carta. Y de las buenas. De estilo napolitano, "con una masa muy elaborada, con una buena fermentación y una hidratación muy alta". Los ingredientes que les añaden, además, son de calidad: desde tomate de la variedad San Marzano al prosciutto di Parma o la mozzarella de leche de búfala. Cuando está todo listo, al horno piedra, como manda la tradición.

"También tenemos pasta fresca hecha por nosotros a diario y desde cero, con harina y agua o huevo", explica Nicola Migala. "Y con ella elaboramos recetas típicas italianas. Por ejemplo, un tornarelli cacio e pepe, un plato clásico de Roma, con crema de queso de oveja y pimienta negra".

Una pareja entra en el local de San Bernardo y un empleado le pregunta si tienen reserva. "No, qué va", responden. "Pues imposible entonces, lo siento", se disculpa el camarero con marcado acento italiano. "Siempre estamos completos. Muchos se enfadan incluso porque les cuesta pillar una reserva próxima", asegura Nicola. Hace cinco años que dejaron su país de origen con una idea clara: llevar a las mesas hispalenses cocina tradicional de Italia. Lo consiguieron, y Sevilla, tan abierta a todos y tan de ella, acogió los ravioli y el tiramisú como si de pavías y torrijas se tratase.