Semana Santa

Pioneras del costal: 37 años de la primera cuadrilla mixta de la historia

La hermandad de la Expiración de Jódar, en Jaén, impulsó en 1987 la primera cuadrilla de costaleros que incorporó a mujeres para procesionar un paso

De izquierda a derecha, Antonia Godoy, Isabel 'Beli' Hurtan y María Soriano, pioneras del costal en la historia de Andalucía, en la iglesia de la Virgen de la Asunción en Jódar (Jaén)

De izquierda a derecha, Antonia Godoy, Isabel 'Beli' Hurtan y María Soriano, pioneras del costal en la historia de Andalucía, en la iglesia de la Virgen de la Asunción en Jódar (Jaén)

Bernardo Ruiz

Bernardo Ruiz

Primavera de 1987. Mientras Andalucía camina con notable celeridad hacia la modernización del sector agrario apadrinado por la primitiva Comunidad Económica Europea, en el corazón de Jódar, un pintoresco pueblo de 12.000 habitantes que ejerce de aduana entre La Loma y la Sierra Mágina de Jaén, se escenifica un acontecimiento que será historia de la Semana Santa. En aquel tiempo, la hermandad de la Expiración aprueba sustituir las antiguas ruedas del trono por anderos que porten al crucificado y a la Virgen del Calvario.

Fue la primera cofradía de este municipio en procesionar con anderos, una iniciativa que supuso un punto de inflexión en la Semana Santa local y, curiosamente, originó un hecho histórico. Fue durante la Cuaresma cuando el entonces hermano mayor, Ildefonso Moreno, optó junto a sus colaboradores más fieles por buscar voluntarios para portar a los titulares. Y, con suma normalidad, dibujó una estampa que hoy, 37 años después, es sinónimo de modernidad, igualdad y revolución en el complejo mundo del costal.

Moreno encargó al capataz conformar una cuadrilla mixta de anderos, hasta aquel momento la primera de naturaleza mixta del planeta. Aquel Viernes Santo, Jódar alcanzó el título de madre de la igualdad, un reto que en aquel tiempo sólo era una caprichosa ensoñación. Décadas después de la primera salida procesional con hombres y mujeres en los varales, El Correo de Andalucía ha reunido a algunos de los protagonistas de una jornada para la posteridad. “La decisión se adoptó con total naturalidad”, confiesa Ildefonso Moreno, hermano mayor aquel año.

Las costaleras de la Virgen, tras el palio en los años 90

Las costaleras de la Virgen, tras el palio en los años 90 / Archivo Ildefonso Alcalá

Hasta el propio párroco y consiliario de la cofradía, Manuel Agudo, aprobó que hombres y mujeres coincidieran bajo los varales del trono. Anderos y anderas, que lucían capucha y túnica para ocultar sus rostros, protagonizaron una procesión que aún hoy es sinónimo de nostalgia. “Todos éramos muy jóvenes y nadie cuestionó la decisión. La cofradía de la Expiración ha innovado muchísimo en nuestro pueblo”, ensalza Moreno.

Emoción y naturalidad

En aquella pionera cuadrilla mixta, una figura a la que aún hoy se resisten las principales ciudades de Andalucía y que ha generado un intenso debate en Sevilla durante la Cuaresma, figuró Isabel Hurtán, Beli, una galduriense de 52 años que se estrenó como andera con apenas 17. “No somos conscientes de lo que se consiguió porque todo fue natural”, recuerda en una conversación con El Correo de Andalucía. “Ahora sí sabes que fue un boom, pero entonces simplemente había que buscar voluntarios para poder procesionar sin ruedas y coincidimos hombres y mujeres”, recalca antes de recordar con cariño cómo fue su bautizo.

Ahora sí sabes que fue un boom, pero entonces simplemente había que buscar voluntarios para poder procesionar sin ruedas y coincidimos hombres y mujeres

Isabel 'Beli' Hurtán

— Se estrenó como andera con 17 años, hoy tiene 52

“Cuando fui al primer ensayo y vi a mi primo dije: ¿dónde me he metido yo?”, rememora con una complicidad sincera mientras Antonia Godoy y María Soriano, con las que comparte charla y nostalgia, asienten con una sonrisa indisimulada. El sincero cariño de Jódar, que tributó continuos aplausos a los anderos según el libro de la historia de la corporación que escribió el investigador Ildefonso Alcalá, y el éxito que supuso el desfile avalaron la decisión de la junta de gobierno, que en 1988 amplió el número de aspirantes femeninas. 

Fue entonces cuando Antonia Godoy y María Soriano se unieron a una cuadrilla en la que, además de Hurtán, aparecían nombres como los de María del Mar Rico, una de las pioneras de aquel tiempo, o la malograda Esperanza Marín, devota sin condiciones de la Virgen del Calvario. “Siempre fue fácil coincidir hombres y mujeres en el paso. Éramos una familia”, relata Godoy, que se estrenó con 18 años. “Mi padre presumía en el pueblo de que su hija era costalera. Fue tan bonito para la familia que en 1989 coincidimos mi hermano y yo en los varales”, recuerda.

El Cristo de la Expiración y la Virgen del Calvario, en una procesión de los años 90 cuando formaban el Stabat Mater junto a la Magdalena

El Cristo de la Expiración y la Virgen del Calvario, en una procesión de los años 90 cuando formaban el Stabat Mater junto a la Magdalena / Archivo Ildefonso Alcalá

Las familias fueron un apoyo sin fisuras para quienes escribieron una página en la historia de la Semana Santa de Andalucía, ya que, según apunta María Soriano, la convivencia fue sobresaliente: “Siempre había un ambiente buenísimo. Jamás hubo un problema”. “Mi padre se sentía orgulloso de que su hija fuese costalera”, insiste una mujer que se estrenó en la junta directiva como vocal con apenas 18 años. “Aquello sí que fue un boom”, apostilla con una sonrisa.

De andera a capataz

Los años fueron transcurriendo con normalidad y la cofradía, que actualmente procesiona el Viernes Santo, fue adquiriendo una relevancia aún más notoria en la Semana Santa de Jódar. Años después de aquella hazaña sin precedentes, Beli Hurtán asumió el cargo de capataz de forma interina. “Aquel tiempo también lo recuerdo con muchísimo cariño. El capataz no estaba en el pueblo y durante la Cuaresma yo dirigí los ensayos”, asegura. 

“Nosotras hemos hecho de todo en la cofradía. Hemos sido hebreas -una nutrida representación de nazarenas que procesionaba en el tramo de la Virgen-, anderas, costaleras, nazarenas y hasta mantillas”, insiste Godoy mientras recuerda una anécdota con los ojos embargados por el cariño: “Mi madre siempre me contaba que un día vio a una mujer llorando sin ser capaz de contener la emoción porque su hija era costalera”.

La Expiración fue pionera en la introducción de la mujer en los órganos de gobierno, en los tronos y, posteriormente, en la adopción del costal como elemento de carga. 

La Expiración fue pionera en la introducción de la mujer en los órganos de gobierno, en los tronos y, posteriormente, en la adopción del costal como elemento de carga. Fue en la década de los 90 cuando ambas imágenes, el Cristo de la Expiración y la Virgen del Calvario, aparecieron juntas en un único paso portado al estilo sevillano y conformando un Stabat Mater junto a la Magdalena. “Y ahí también hubo una cuadrilla mixta. Nadie se planteó cambiar el modelo a una sólo de hombres”, rememora Ildefonso Moreno. “En el año 2000, la hermandad de la Esperanza aprobó el cambio a costal y no tenía gente suficiente. Y ahí que nos presentamos nosotras a echarle una mano”, comenta con nostalgia Beli Hurtán. “Nos regalaron varios varales para el palio de nuestra Virgen en señal de agradecimiento”, subraya. 

La cuadrilla mixta de la Expiración posa junto al único paso de la cofradía en 1995 (1)

La cuadrilla mixta de la Expiración posa junto al único paso de la cofradía en 1995. / Archivo Ildefonso Alcalá

Mujeres en la sombra

La Expiración no sólo fue la cuna de decenas de anderas con nombre y apellidos que han escrito una página brillante en la historia de la Semana Santa de Andalucía, sino la cofradía en la que de sol a sol y durante años trabajó un grupo de abnegadas mujeres, las esposas del hermano mayor, Ildefonso Moreno, y sus dos colaboradores más fieles, Ramón Lorite y Celedonio Cueva. 

María Molina, que ejerció de costurera por su pasado en una cooperativa textil, Magdalena López y Ana María Vilches confeccionaron durante cientos de noches de duermevela las túnicas y los capirotes de los nazarenos de luz que inundaron de blanco y rojo las calles de Jódar en aquellos primitivos Viernes Santo de los 80. “Fue otra de las innovaciones. Sin ellas no hubiera sido posible salir a la calle con nazarenos”, admite Celedonio Cueva, devoto del Cristo de la Expiración.

37 años después, con el Señor portado por hombres y la Virgen por mujeres, la Expiración es una de las cofradías con mayor impacto devocional en la Semana Santa de la comarca y manantial de inspiración para aquellas que, con el costal serigrafiado en las cervicales, pretenden integrarse en cuadrillas masculinas. “Yo les diría que peleen y luchen por su sueño”, ensalza Beli Hurtán. “Yo les aconsejaría que lleven a gala que quieren ser costaleras y se sienten costaleras. ¿Que los hombres no las admiten? Ellos se lo pierden”, añade Antonia Godoy antes de que María Soriano, la querubina del grupo, envíe un mensaje revelador. “Nos mueve la fe y no hay distinciones entre hombres y mujeres cuando hay fe”, zanja. Palabra de costaleras. De la pintoresca Jódar. Y de la Expiración, madre y maestra de la igualdad bajo las trabajaderas.