CAMPAÑA CATALANA

El PP se lanza a recuperar peso electoral en Cataluña, 'comerse' a Ciudadanos y morder a Vox

Los populares asumen que no serán decisivos pero necesitan recuperar "una posición aceptable" por encima de la decena de diputados, combinando un discurso duro contra el independentismo y una alternativa a la gestión para muchos votantes hartos del 'procés'

El presidente del PP, Alberto Nuñez Feijóo (c), junto al líder del PPC, Alejandro Fernández (d), durante el paseo que ha realizado por las paradas durante la Diada de Sant Jordi.

El presidente del PP, Alberto Nuñez Feijóo (c), junto al líder del PPC, Alejandro Fernández (d), durante el paseo que ha realizado por las paradas durante la Diada de Sant Jordi. / Enric Fontcuberta

Cuando todavía no había terminado la resaca electoral del País Vasco, la política nacional sufrió un vuelco del todo inesperado por la carta del presidente del Gobierno en la que explica que se plantea dimitir por la investigación judicial abierta a su mujer. Un giro de guion que coincide con el arranque de la campaña de las elecciones catalanas, la cita que siempre estuvo marcada en el calendario como principal vector de inestabilidad para la legislatura de Pedro Sánchez. Ahora, estos comicios del 12 de mayo donde el socialista se juega tanto, sobre todo por sus dos socios independentistas y la necesidad de gestionar una probable victoria del PSC, impacta de lleno en todo lo demás. Y el PP, que tiene aspiraciones de recuperar espacio electoral en Cataluña, también se ve obligado a modificar parte de su campaña.

Alberto Núñez Feijóo estará este fin de semana en Cataluña. Pero el lunes reunirá al comité de dirección para abordar la respuesta a la decisión de Sánchez. Y eso condicionará todo lo demás. El plan siempre fue que el líder nacional fuera otro candidato, en paralelo a Alejandro Fernández. Las visitas a Cataluña iban a copar casi toda la agenda del dirigente gallego. Ahora eso queda en el aire.

Las expectativas del PP catalán, eso sí, siguen siendo altas. Tras lo ocurrido en Euskadi (subieron un diputado, pero Vox aguantó el suyo) los dirigentes conservadores evitan lanzar campanas al vuelo. Pero en privado siguen viendo que habrá “un crecimiento importante” y nadie valora quedar por detrás de los diez escaños. El CIS de este jueves amplía esa horquilla hasta los 13 o 14 escaños. La encuesta de GESOP para El Periódico de esta semana, del mismo grupo editorial, coincide en esas mismas cifras. Para el PP eso implicaría una subida muy importante porque parte de 3 diputados: su peor resultado, cosechado en 2021, y en el que Vox le dio el primer sorpaso en unas elecciones.

Aquel golpe, bajo la presidencia de Pablo Casado, fue durísimo. Los conservadores, ahora con Feijóo, aspiran a recuperar una posición muy por delante de Vox. Pero ningún sondeo augura un golpe grave para los de Abascal (ahora en 11). Las encuestas le siguen situando en los 8 o 9 diputados autonómicos. En el PP son conscientes y lo enmarcan en dos claves: el suelo que los ultra tienen en Cataluña por su oposición al independentismo y otros debates muy relevantes como la inmigración.

Por eso el PP planteará una campaña con distintas voces. El candidato, Alejandro Fernández, marcará el mensaje contra el independentismo y más concretamente, Carles Puigdemont. Junts supera a ERC en muchas encuestas y ya va segundo, a mucha distancia del PSC. Otros dirigentes catalanes de peso como Xavier García Albiol -con mucho predicamento en algunos sectores-; Manu Reyes, alcalde de Castelldefels; Xavi Palau, portavoz en Lleida o Daniel Sirera, portavoz del Ayuntamiento en Barcelona, estarán dedicados a las cuestiones más relacionadas con la gestión.

El pacto al que llegaron entre la dirección nacional y Fernández -aunque fuera más implícito- tuvo mucho que ver con esa especie de candidatura coral: mantendrían como candidato al de Tarragona pero Dolors Montserrat, de la total confianza de Feijóo, dirigiría la campaña, y tendría mucho peso, como el resto de voces del PP catalán.

Un equilibrio nada fácil de lograr, pero en el que los conservadores confían plenamente. La idea es dirigirse a dos tipos de electores: los de la derecha que claman contra los pactos de Sánchez y los independentistas; y el grupo de votantes que antes votó a Inés Arrimadas y después al PSC y que, entre otras cosas, no admite la ley de amnistía. Este último perfil es más exigente porque, dicen en el PP, también necesitan alternativas de gestión. El objetivo para el PP es no causar rechazo.

Como también en las horas bajas en las que Vox lleva instalado tiempo (aunque resistiera el escaño del País Vasco) y el viento de cola que con Feijóo el partido ha ido logrando en las citas electorales, incluido el crecimiento que consiguió en las últimas generales: 470.000 votos, más del 13% y siendo tercera fuerza. Un escenario que no es extrapolable pero que en Génova sí ven como una tendencia a tener en cuenta.

Los populares desconfían de las encuestas tan favorables al PSC y creen que Salvador Illa podría tener “sorpresas desagradables”, aunque a lo que de verdad apuntan es a la dificultad de Sánchez para gestionar las futuras alianzas. Aún así, en el PP asumen que no tendrá la llave del futuro Govern. Se conforman con recuperar “una posición aceptable” (el máximo de la veintena de escaños que tuvieron con Alicia Sánchez Camacho se antoja un sueño), comiéndose todo el espacio de Ciudadanos y mordiendo a Vox. Feijóo siempre ha reconocido que sin un resultado bueno en Cataluña será imposible llegar a la Moncloa.