Bolivia

Las disputas en la izquierda boliviana amenazan con hacer descarrilar al partido de Evo Morales

El expresidente, que tras su derrocamiento en 2019 impulsó la candidatura de Arce para recuperar el poder perdido, consideró que su desplazamiento interno es un signo de la voluntad de los nuevos dirigentes de "volver al neoliberalismo"

Evo Morales.

Evo Morales. / EFE

Abel Gilbert

La izquierda boliviana está en llamas por sus disputas internas y alimenta las esperanzas de la derecha de cara a los comicios generales de 2025. El presidente Luis Arce dijo que solo aspiraría a su reelección "si así lo deciden las organizaciones sociales que conforman el Movimiento al Socialismo (MAS)". Un congreso de esa formación invicta en las contiendas de los últimos 21 años ha decidido excluir de su dirección a Evo Morales, una señal a la altura de las expectativas del actual mandatario. Morales, quien fue la figura emblema del MAS y que tras su derrocamiento en 2019 impulsó la candidatura de Arce para recuperar el poder perdido, consideró que su desplazamiento interno es un signo de la voluntad de la nueva dirigencia partidaria de "volver al neoliberalismo".

Por lo pronto, Arce saludó al nuevo jefe del MAS, el "hermano" Grover García, representante a su vez de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB). Su nombramiento, dijo es, fruto de la "sabiduría y madurez política de nuestras organizaciones sociales y del pueblo boliviano". De paso, le lanzó punzantes dardos a su exsocio. El proceso de cambio, remarcó, "no tiene dueño, porque le pertenece y es patrimonio del pueblo" y no un solo nombre propio. El MAS "nunca más" debe ser "utilizado para saciar las aspiraciones de una persona o de un grupo".

García devolvió las salutaciones con palabras que ilustran el enfrentamiento entre las facciones de la izquierda. Morales, dijo, es "el expresidente" del partido. "Ha concluido la 'dedocracía' y la discriminación", añadió, en clara alusión al exdirigente cocalero. El MAS necesita "refundarse", trazando una línea divisoria. "Yo no puedo estar con Morales. Vamos a apoyar de forma contundente la gestión de Lucho (Arce) ". Además, criticó las intenciones de Evo de movilizar a sus seguidores para reclamar "por las buenas o las malas" su derecho a presentarse como candidato presidencial el año venidero. Esas movilizaciones, sostuvo García, serían "contra el pueblo, contra las familias y no es correcto".

"Evistas" contra "Arcistas"

ión que se ha quedado al lado de Morales, el hombre que habitó el Palacio Quemado entre 2006 y 2019, calificó de "ilegal" la reunión partidaria que lo soslayó de la conducción. Convocó a su vez a un congreso propio en la región cocalera de Cochabamba para validar las aspiraciones de Evo. "Cualquier problema que se presente va a ser responsabilidad del Gobierno", insistió el expresidente, a quien Tribunal Constitucional Plurinacional había sacado de la carrera electoral el año pasado al sostener que la elección indefinida "no es un derecho humano".

La pelea entre Arce y Morales tiene tres años de antigüedad y está relacionada con la puja por la conducción del partido oficial y el propio país. El exvicepresidente Álvaro García Linera intentó mediar entre ellos. "Sin Evo no se gana elecciones dentro del MAS, pero Evo solo ya no basta". Advirtió además que "la división lleva a la derrota". García Linera se mostró a favor de unas primarias en la que "todos son ganadores" porque ambas corrientes del actual oficialismo estarían representadas en el futuro Congreso. "El que perdió no pierde del todo, porque se queda con un pedazo de poder dentro del MAS". Morales repudió a quien era su mano derecha.

Por lo pronto, el MAS "arcista" se propone desterrar del estatuto partidario los artículos que reclaman el "respeto" al liderazgo de Evo "por los grandes logros, avances y saltos cualitativos que realizó a nivel nacional, dignificando a Bolivia en el contexto internacional". Lo que el vicepresidente y exministro de Exteriores del primer Gobierno de Morales, David Choquehuanca, definió como una de las expresiones del "culto a la personalidad" que aquejaba a ese partido de izquierdas como rémora de una "práctica colonial".

Deriva autoritaria

El cruceño Luis Fernando Camacho fue uno de los protagonistas de las protestas contra la reelección de Morales que desembocaron en su desplazamiento, en 2019. Desde la prisión de Chonchocoro, donde se encuentra detenido por el papel desempeñado hace casi cinco años, se permitió una ironía sobre el destino político de Evo. "Está tomando una cucharada de su propia sopa (…), lo que le hicieron usando a la justicia sometida, él nos lo hizo a los bolivianos el 2016", dijo, sobre el pronunciamiento judicial que le permitió presentarse a una nueva relección cuando estaba prohibida por la Carta Magna.

En su editorial del lunes, el diario 'La Razón' de La Paz expresó su inquietud por las consecuencias políticas de las luchas intestinas en el MAS. A su criterio, la decisión judicial de habilitar el congreso de los "arcistas" supuso una "tosca injerencia en las competencias del Tribunal Supremo Electoral (TSE) " y pone "en riesgo" no solo la legitimidad de los comicios venideros "sino la propia democracia". Para la publicación hay que evitar que avance la "deriva autoritaria". Morales compartió con entusiasmo el editorial periodístico.

"El Gobierno de Lucho y David no hizo nada en estos más de tres años y medio, destrozo la economía dejando a un lado los grandes proyectos que estaban diseñados en mi gestión para salvar Bolivia comenzando con las grandes plantas para exportar energía a Brasil y Argentina, luego el corredor bioceánico que nos colocaba como país integrador, también estaba la industrialización del litio y hierro". Arce respondió por la noche con una noticia económica: la inflación del primer cuatrimestre de 2024 es del 1,31%, la segunda más baja de la región. 

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