Agricultura

Escuchemos al campo

Tractorada de protesta en la valle Virgen del Patrocinio, una de las entradas a Sevilla.

Tractorada de protesta en la valle Virgen del Patrocinio, una de las entradas a Sevilla. / EP / Francisco J. Olmo

Gabriel Cabello López

Gabriel Cabello López

El mes de febrero comenzó convulso y reivindicativo en cuanto a los agricultores y ganaderos nos referimos, y así seguirá previsiblemente marzo si nada lo remedia.

Como casi todo el mundo, me tengo que confesar sorprendido por el ímpetu y la participación de las protestas, sobre todo, por la implicación de los jóvenes que han cogido la batuta para que su voz llegue a lo más alto.

Este tipo de protestas siempre llevan consigo la molestia para gran parte de la ciudadanía, que ha sabido comprender el hartazgo de agricultores y ganaderos y ha apoyado mayoritariamente de manera solidaria, siendo un ejemplo de tolerancia y de madurez democrática.

Dicho esto, ahora toca saber si además de oír a agricultores y ganaderos también los hemos escuchado. Y, permítanme el sarcasmo, porque es muy importante diferenciarlo. El tema es simple y se resume de manera aún más simple: sentido común.

En los últimos días, he podido ver el problema del campo reflejado de manera magistral en varios programas y mesas de debate de espacios televisivos y radiofónicos. Expertos de todo tipo, pero sin formación ni experiencia agronómica o ganadera dando soluciones y claves a los auténticos profesionales de lo que se debe hacer y cómo lo deben hacer, ¡toma ya!

Seguramente esta crisis se cerrará -que no resolverá-, con algunas concesiones y el compromiso de retrasar algunas medidas para las que ahora no se está preparado. Pero esto no resuelve nada más allá de pegarle otra patada al problema de fondo que no es otro que "QUÉ QUIERE EUROPA DE SU AGRICULTURA EN EL FUTURO", y cuando digo Europa, no me refiero a sus dirigentes, sino al conjunto de la sociedad. 

Todos sabemos que las decisiones tienen sus consecuencias y, además, de las que hablamos no son baratas para nadie.

Si Europa considera que su agricultura debe ser la más ecológica, sostenible y saludable, tendrá que hacer varias cosas previas que no ha hecho

Otra de las cuestiones vitales, si de verdad se quiere resolver el problema de la mejor manera, es despolitizarlo. Pues volvamos otra vez a la solución: sentido común.

Si Europa considera que su agricultura debe ser la más ecológica, sostenible y saludable -que para el que no lo sepa ya lo es-, tendrá que hacer varias cosas previas que no ha hecho de momento. 

Primero, la sociedad tendrá que ser informada de que algunos ciudadanos podrán pagarla y otros seguramente no. Segundo, tendrán que decirle al agricultor y ganadero europeo que las clases más bajas en Europa se tendrán que alimentar de productos de terceros países, que aunque no sean tan ecológicos ni saludables, son más baratos.

Suena duro…, pero suena duro porque lo es. 

Los que sabemos producir alimentos estamos confundidos. Nos dicen lo que tenemos que hacer, pero no lo entendemos, pedimos los medios que necesitamos para hacer lo que se nos pide y se nos niegan (agua, burocracia, etc.) y así es imposible.

Vamos a escuchar al campo porque oírlos ya los hemos oído. O realmente hacemos un debate serio entre las partes implicadas o esto tiene difícil y cara solución.

Gabriel Cabello López es presidente de Cooperativas Agro-alimentarias de Sevilla.