Teatro

Un sueño llamado Semana Santa

Dos Lunas Teatro estrena en La Fundición ‘Semana Santa. Gozo, misterio y nostalgia’, un espectáculo sobre la celebración hispalense que va más allá de sus cofradías

Imagen que evoca el espectáculo 'Semana Santa. Gozo, misterio y nostalgia'

Imagen que evoca el espectáculo 'Semana Santa. Gozo, misterio y nostalgia'

Antonio Puente Mayor

Antonio Puente Mayor

Que Salvador, el protagonista del montaje teatral Semana Santa. Gozo, misterio y nostalgia, comience la función soñando sobre un sillón no es mera casualidad. Tampoco que el primer susurro que precede a su presentación sean tres golpes de llamador, o que la melodía que ejerce de prólogo esté firmada por Font de Anta. Por si fuera poco, Salvador, cuya fortaleza escénica sostiene gran parte del espectáculo, tiene sobre la mesilla un ejemplar de Teoría y realidad de la Semana Santa, el libro donde Núñez de Herrera nos ofrece la visión de las vanguardias respecto a una fiesta tan diversa como popular. 

Como el rey Basilio de Calderón, temeroso de que su vástago le arrebate el trono obtenido con su sudor, Salvador evoca, entre la vigilia y el sueño, las tres edades del hombre. Un ejercicio donde las cofradías son arcadia para el niño, solemnidad para el joven y reflexión para el viejo. Tres golpes de llamador que, a modo de triada divina, estructuran su discurso ante un auditorio implícito.

No hace falta ser cofrade para empatizar con aquellos que, en el ocaso de sus vidas, se ven relegados como un mueble. Tampoco es necesario vestirse de nazareno para entender la penitencia que supone cuidar a un anciano, al Cristo de cada día que parece expirar cada noche.Y sobre todo, basta con amar a una madre para entender la pasión de Sevilla por sus Vírgenes.

Semana Santa. Gozo, misterio y nostalgia es todo eso y mucho más, pues nos atiza muy hondo con una simple caricia. Sus formas, dulces y reposadas, parecen evocar otra época, cuando el teatro formaba parte de nuestras vidas, como el mero hecho de respirar, y lo onírico nutría nuestras almas. Freud habría disfrutado viendo los sueños de Salvador. Y Romero Murube, y Rafael Montesinos, cuyos versos de madrugada son rito y regla que nos hieren por el camino más corto.

Tampoco es necesario vestirse de nazareno para entender la penitencia que supone cuidar a un anciano, al Cristo de cada día que parece expirar cada noche

Qué gran trabajo han hecho Tomás del Rey y David Fernández Troncoso con esta propuesta. Qué escultura de texto, qué bordado más armonioso. Y cómo lo han interiorizado su grupo de actores (Manuela Luna, Estefanía Albanés, Marisol Lérida y Javier Almeda), quienes, junto a la cantaora Natalia Segura y una pléyade de voces incorpóreas, saborean cada tramo, enseñorean cada esquina y dignifican cada paso. 

Lorquiano en sus momentos más líricos, bueriano en los más prosaicos, el nuevo trabajo de Dos Lunas Teatro no es sólo un acercamiento poliédrico a la celebración más importante de occidente; es una metáfora del ser humano, que nace, crece, se reproduce y vuelve a nacer en el epílogo de su tiempo. 

Salvador es icono y mártir, como aquel al que alude su propio nombre y cuyo sacrificio se rememora hoy, ayer y siempre. Salvador es eco del pasado, y a la vez retrato de nuestro presente. Y Salvador, más allá de la plaza que lo principia todo, es la eterna Sevilla, tan dual como coqueta, tan celosa como ufana.

No dejen de venir al Teatro La Fundición. No dejen de palpar ese sueño llamado Semana Santa donde no faltan capirotes, saetas, pregones y hasta sillas de Quidiello, pero en el que sobre todo, y por encima de todo, hay corazón a raudales.